Por: Yazmín Domínguez Algunas o muchas veces podríamos pensar que la mera sensibilidad se encuentra en conflicto con el ejercicio profesional de cualquier otra área fuera de las humanidades, especialmente, en aquellas que exigen actuaciones “duras”, como la de un policía. My policeman nos permite recordar que hay excepciones a través de Tom, un jóven policía británico en los años 50, que tras conocer a Patrick, curador de un museo, en el ejercicio de sus funciones como salvaguarda social, destapa su sensibilidad hacia la expresión artística, que sin preverlo, lo lleva a reconocer un segmento de su identidad: la homosexualidad. Sobre esto último, la trama nos expone, entre otros puntos, el contexto de opresión del Estado hacia las personas homosexuales: la percepción arcaica como una enfermedad curable en el ámbito psiquiátrico (para volver a ser naturalmente heterosexual), y el efecto “inmoral” de las muestras de afecto en público, merecedoras de u...