Retrotopía patriarcal vs Liberación Femenina: un vistazo a "Don´t worry Darling" (I)

 


Cinthya Ivonne Guzman Acosta

En septiembre de 2022 se estrenó el thriller psicológico Don´t worry Darling. La película es dirigida por Olivia Wilde y el guión reescrito -que originalmente había sido escrito por los hermanos Van Dyke, guionistas de algunos éxitos de ciencia ficción y terror-, por Katie Silverman. Después de que el proyecto se disputó entre 18 casas productoras, New Line Cinema resultó ser la ganadora del proyecto en una subasta. El rodaje inicio en Los Ángeles a finales de 2020 y fue suspendido durante un par de semanas debido a un brote de coronavirus en el set, las filmaciones concluyeron en febrero de 2021, pero fue hasta este año cuando la película fue estrenada.

Inspirada en otras cintas del género, como son Matrix (1999) o Inception (2010), la trama se desarrolla en un espacio creado de manera artificial y el cual es controlado, pero que a su vez permite se desarrollen sucesos y eventos que forman parte de la cotidianeidad de los personajes para que de esta forma no se den cuenta del estado de dominación en el que se encuentran sometidos.

La historia se sitúa en la ficticia ciudad Victoria, en lo que parece ser la década de los años 50´s, siendo los protagonistas los recién casados Alice y Jack Chambers. La ciudad forma parte de un proyecto secreto, donde trabajan los hombres de la ciudad, mientras que en el desarrollo inmobiliario permanecen sus esposas, en espera de la noche, al regreso de los hombres a sus hogares. Cada uno de sus habitantes parece tener la vida perfecta: familia, casas, jardines siempre hermosos, autos nuevos, electrodomésticos novedosos, comida, ropa, sexo, fiestas y cocteles de alcohol ilimitados.

La empresa que desarrolla El Proyecto Victoria, se encarga de satisfacer todas las necesidades que tiene su población, así como de realizar actividades recreativas donde los habitantes tiene la oportunidad de conocer a los miembros nuevos, de convivir y establecer vínculos de amistad, que generalmente, se dan con personas del mismo sexo, es decir, las mujeres hacen grupos de amigas con quienes comparten conversaciones,  recetas y van de compras, mientras que los hombres hacen bromas y hablan de los ascensos del trabajo.

Las féminas de esta trama -mayormente compuesta de mujeres blancas de clase media alta- son lo que se conoce como esposa tradicional -tradicional wife, o tradwife, en inglés- quienes aspiran a “ser perfectas cocinaras, hacer todas las labores de la casa de modo impecable, ir maquilladas, en tacones de tres centímetros (ni más ni menos) y con vestidos elegantes todo el día y además «hacer felices a nuestros maridos»”.[1] Rechazan de manera enérgica la liberación femenina y se apegan a los principios de sumisión de las mujeres en el matrimonio y su papel como cuidadoras del hombre, en su papel de proveedor.

Su día transcurre entre los quehaceres del hogar, la preparación de alimentos, las clases de baile, el club social y las salidas de compras, actividades que realizan acompañadas de otras mujeres y cuyo desplazamiento se da en trasporte colectivo, pues ninguna tiene automóvil propio o que pueda utilizar. Esto plantea varias cuestiones, si se trata de la aparente incapacidad de las mujeres[2] por conducir[3], o bien, un trasfondo proteccionista y de seguridad por mantener el orden del sistema impuesto. Los roles de genero también forman parte de los factores que aprendimos y nos da un lugar como parte de la sociedad, en el caso de la mujer manejar, no fue opción, y en algunos países sigue sin serlo.[4]

Ellas tienen derecho a desplazarse por el complejo hasta los límites de la ciudad, ya que no tienen permitido cruzarlos, pues comprometen la seguridad del proyecto, que se encarga de materiales progresivos, sobre todo al acercarse al desierto. Una forma de agradecer las bondades de la empresa es no cuestionar el proyecto, ni preguntar de que trata o qué clase de materiales son los que está elaborando, en el trabajo secreto de sus esposos, sobre todo, no intentar salir de la ciudad, pues repercutirá en la estabilidad y la permanecía que tengan dentro de ella.

Es durante una fiesta que parece que el orden comienza a romperse, una de las mujeres, Margareth, una afroamericana, que alza la voz en contra de Frank, un hombre blanco y visionario empresario que creó el proyecto, quien lejos de amedrentarse, hace referencia a la salud mental de la misma. Justamente, esta escena parece ser un giño a Rosa Parks[5] y remonta a la lucha por los derechos civiles y políticos de los afroamericanos, siendo las mujeres un pilar fundamental en la lucha y resistencia por alcanzarlos.[6]

Esto provoca que Alice comience a tener flashback de recuerdos, que continuarán durante el resto de la trama. Alice se asfixia en esta vida: las paredes de la casa se compactan hasta aplastarla contra el vidrio que se encontraba limpiando, al guardar la comida que cocina se envuelve a ella misma en el plástico, está al borde de un colapso. El mismo que llevó a Margareth a hablar y quitarse la vida.

La carga mental que representa para las mujeres la realización de tareas es real y se refleja en distintos momentos, se observa como poco a poco decae, a través  del delicado arreglo personal que deben de tener las amas de casa tradicionales.[7] El tema del trabajo no remunerado -aquel que se realiza sin recibir salario o ingreso a cambio- que comprende principalmente de servicios de cuidado, servicios de salud y educación, recae principalmente en las mujeres y que resulta esencial para que no solo los hogares funcionen, sino también la economía. [8]

El valor real del trabajo no remunerado y la lucha de las mujeres en contra de estos estereotipos de genero arraigados no permite que las mujeres accedan a la educación, puestos de trabajo importantes, y la vida política.  [9] A pesar de la conciencia que se tiene y del paulatino avance de las mujeres a los entornos económicos y políticos, el camino por la equidad es largo. Tan solo en México, según los datos del SIG del 2014, las mujeres destinan 31.3 horas a la semana en el trabajo doméstico y de cuidado, en comparación con los hombres que solo dedican 11.2 horas por semana.[10]



[2] ¿Mujer al volante, peligro constante?, Luz Caballero. 9 de octubre de 2014. ¿Y si hablamos de igualdad? https://blogs.iadb.org/igualdad/es/accidentes-de-trafico-y-genero/

[3] Redacción, ¿Son las mujeres malas conductoras?, estos estudios demuestran todo lo contrario. El País. Septiembre, 2017. https://www.elpais.com.co/vehiculos/son-mujeres-malas-conductoras-estos-estudios-demuestran-todo-contrario.html

[4] Mujeres y el miedo a conducir: ¿fracaso personal o responsabilidad social?. Juliana Cañero Ruiz, Pikara magazine, 22 de septiembre de 2021. https://www.pikaramagazine.com/2021/09/mujeres-y-el-miedo-a-conducir-fracaso-personal-o-responsabilidad-social/

[6] Las mujeres, un pilar de lucha por los derechos civiles. Shirlene Green Newball, Afrofeminas, 10 de abril de 2020. https://afrofeminas.com/2020/04/10/las-mujeres-un-pilar-de-la-lucha-por-los-derechos-civiles/

[7] El valor del trabajo doméstico: mujeres le dedican el triple de tiempo que los hombres. Fernanda Avedaño. Instituto Mexicano para la Competitividad A.C., Centro de Investigación en Política Pública https://imco.org.mx/el-valor-del-trabajo-domestico-mujeres-le-dedican-el-triple-de-tiempo-que-los-hombres/

[9] La política social comienza en casa. Sharha Razavi. Projet Syndicate. 16 de agosto de 2019. https://www.project-syndicate.org/commentary/modern-family-dynamics-gender-inequality-social-protection-by-shahra-razavi-2019-08/spanish


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