Es que somos muy pobres como retrato de la injusticia social

 



Por Alba Nidia Morin Flores

Juan Rulfo (1917-1986), además de ser el autor de la novela Pedro Páramo (1955), la cual lo consagró como uno de los escritores hispanoamericanos más importantes del siglo XX, también lo es de numerosos cuentos cuya relevancia sobresale, además de su calidad estética, por la inclusión de temáticas todavía presentes en gran parte de nuestro país, como la profunda injusticia social.

En el caso de Es que somos muy pobres correspondiente a la colección El llano en llamas (1953), la fuerza de la narración comienza desde la primera frase “Aquí todo va de mal en peor”, con ella se advierte el destino trágico de los sucesos narrados posteriormente a través de la mirada de un joven quien cuenta las adversidades y vicisitudes enfrentadas por su familia; una de tantas pertenecientes a la población rural mexicana.

Debido a la lluvia torrencial que azotó a la comunidad, la familia del joven narrador perdió la cosecha de cebada así como a la vaca Serpentina, la cual representaba la esperanza de la hermana Tacha de casarse y no dedicarse a la prostitución como sus otras hermanas, pues según el padre éstas comenzaron a prostituirse en el corral de su casa porque eran muy pobres y obstinadas.

Así, la riqueza del cuento reside en la detallada representación de una de las temáticas más importantes en la actualidad: la injusticia social. El autor realiza un sorprendente retrato fidedigno de la marginación, la pobreza, la prostitución y la falta de oportunidades en la que todavía se encuentra gran parte de la población campesina en México.

El cuento es desgarrador por ser una realidad tan cercana a la nuestra, en donde el hambre, la necesidad y la falta de condiciones mínimas esenciales para el desarrollo de una vida digna son recurrentes en un país donde alrededor del 50% de su población se encuentra en situación de pobreza. (1)

De esta manera, el cuento refleja el inevitable destino de la gran mayoría de personas que se desarrollan a partir de esas condiciones, ejemplo de ello es el personaje de Tacha quien llora desconsoladamente al percatarse tanto de la muerte de su vaca como de la condición de la cual parece no poder escapar, situación capturada magistralmente por el autor al final de la obra: “…los dos pechitos de ella se mueven de arriba abajo, sin parar, como si de repente comenzaran a hincharse para empezar a trabajar por su perdición.”

En síntesis, la lectura de Es que somos muy pobres es ampliamente recomendable, ya que permite conocer la realidad a partir de la ficción y con ello abona a concientizar sobre los grandes problemas persistentes no solo en México sino en América Latina.

 

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(1)De acuerdo a la última estimación disponible del Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL).


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