Kim Wextler y el trabajo pro bono




Hugo Enrique Mendoza Carbajal


“Central Florida Legal Aid, how can I help you?”, es lo primero que dice Kim Wexler al contestar el teléfono como su primer acto para retomar –en lo posible- su carrera como abogada. En el penúltimo episodio de Better Call Saul (2015-2022), la que fuera pareja sentimental del letrado antes conocido como Jimmy McGill, podemos ver lo que le ocurrió al personaje interpretado por Rhea Seehorn después de los eventos ocurridos en Breaking Bad (2008-2013).

La última vez que vimos a Kim, renunciaba a su licencia en la barra de abogados estando así imposibilitada a ejercer como profesionista del Derecho, todo con la intención de separarse de su entonces esposo pues creía que al estar juntos hacían daño a los que los rodeaban. Este hecho no es poca cosa, pues en primer lugar la separación provocaría que la personalidad de Saul Goodman se apoderara de Jimmy McGill, actuando a partir de aquí sin la brújula moral que representaba Wexler.

Pero lo más impresionante es la propia decisión de abandonar la práctica del Derecho ya que a través de las seis temporadas de la serie, aprendimos que ella era una apasionada de la abogacía, comenzando su historia como practicante en el bufete donde conoció a Jimmy/Saul, para después titularse como abogada, y escalar profesionalmente llegando a colaborar con otros despachos de renombre en la ciudad de Albuquerque, Nuevo México, locación donde coexisten nuestros personajes.

Empero, éste éxito profesional lleno de sacrificios que muchos envidiarían en la vida real no la satisfacían, tan es así que dejó el renombre profesional para trabajar por su cuenta y enfocarse en casos pro bono. Su campo de batalla era el juzgado defendiendo a aquellas personas que merecían una segunda oportunidad, cuestión que por diversos factores no les era otorgada. Todos merecemos enmendar los errores. Como lo dijo el hermano del protagonista, Chuck McGill, en el último episodio de la serie: no hay por qué avergonzarnos en cambiar nuestro camino.

En ocasiones no es fácil enfrentar las consecuencias de nuestras acciones, por lo que la ayuda puede llegar de un tercero que te defenderá y asesorará lo mejor posible, sin esperar nada cambio mas que un resultado favorable. Y es precisamente esa la esencia del trabajo pro bono dentro de la abogacía, una oportunidad para los que no pueden, ya sea por motivos monetarios o por situarse en las llamadas categorías sospechosas; es decir, cuestiones de desigualdad por circunstancias de género, edad, discapacidad, condición social, origen étnico o nacional, creencias religiosas, preferencias sexuales, estado civil o cualquiera que vulnera la dignidad humana.

En México existen diversas alternativas si se requieren atender este tipo de servicios, como la Defensoría Pública en el ámbito estatal, o las asociaciones privadas de los principales colegios de abogados, despachos y profesionistas independientes que cotidianamente buscan un impacto social dentro en sus ámbitos de conocimiento. 

Ponemos de ejemplo a José Mario de la Garza Marroquín, presidente de la Fundación Renace, organización que se enfoca en atender de manera gratuita a personas privadas de su libertad de manera injusta. Para él, como muchos otros, ser abogado es tener una responsabilidad con el país, utilizando al Derecho como el instrumento para generar un cambio social.

La Barra Mexicana, Colegio de Abogados (BMA) tiene una fundación encaminada a brindar la orientación y apoyo jurídico no oneroso a los sectores más vulnerables de la sociedad. A pesar de que impulsa el trabajo pro bono en México, y los profesionistas involucrados no cobran por su trabajo, debe procurar fondos para cubrir su operación, traducido en peritos, viáticos, o la publicación de edictos, por lo que es necesaria la donación de recursos por distintos medios.

Como lo aseveró José Campillo Sáinz, el abogado debe tener un profundo sentido humano, cuyo papel no es sólo el de defensor, sino consejero, confesor y -en ocasiones-, médico del alma de quién a él acude. En el mismo tenor, Eduardo Couture invoca que hay que tener fe en el Derecho como instrumento de la convivencia humana, la justicia y la libertad. Si bien las ideas de ambos autores pueden parecer idílicas en nuestra realidad cada vez más dañada, podemos concluir que sus principios no se deben perder de vista y que encuentran su aplicación real en el servicio pro bono.

Curioso el caso de otros personajes leguleyos como Harvey Specter de Suits (2011-2019), pues en los primeros episodios vemos que menosprecia llevar casos pro bono, prefiriendo enfocarse en asuntos con gran impacto económico antes que a los de abuso sexual. En cambio, Kim Wexler creía en estos principios. Por eso al final de la serie acaba como voluntaria en un centro de servicios legales sin costo, y entre llamadas y expedientes, busca defender a aquellos que no pueden, por una justicia social y equitativa. Expedientes que representan vidas, familias, patrimonios, oportunidades para enmendar un camino mal tomado.


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