"IT" de Stephen King: la normalidad del mal

 



Por José Ramón Narváez

En 1986, Stephen King publicó "IT", una novela que se convertiría en una de las obras más emblemáticas del terror contemporáneo. La historia de Pennywise, el payaso danzante que emerge cada 27 años para alimentarse del miedo de los niños de Derry, Maine, ha aterrorizado a generaciones de lectores. Sin embargo, detrás de esta criatura sobrenatural se esconde una verdad mucho más perturbadora: la inspiración parcial que King pudo haber tomado de uno de los asesinos en serie más notorios de Estados Unidos, John Wayne Gacy, conocido como "Pogo el Payaso" o "El Payaso Asesino", quien utilizaba sus conexiones políticas y su imagen de ciudadano ejemplar como fachada para cometer atrocidades inimaginables.

John Wayne Gacy fue arrestado en 1978, apenas ocho años antes de que King publicara "IT". Entre 1972 y 1978, Gacy violó, torturó y asesinó a al menos 33 hombres jóvenes, enterrando 26 de ellos en el sótano de su propia casa en Norwood Park Township, Chicago. Pero lo más escalofriante de este caso no era solo la brutalidad de sus crímenes, sino la doble vida que logró mantener durante años.

Gacy era un exitoso contratista de construcción que había fundado su propia empresa, PDM Contracting. Se presentaba como un ciudadano modelo: organizaba la carne asada para sus vecinos, participaba en eventos benéficos, entretenía a niños en hospitales disfrazado de "Pogo el Payaso", y se había convertido en un miembro activo y respetado del Partido Demócrata. Su participación política no era superficial: trabajaba como voluntario limpiando oficinas del partido, eventualmente se convirtió en vocal de mesa, colaboraba pintando sedes del partido de forma gratuita, y llegó a dirigir el desfile de la Constitución polaca en 1978.

Lo más alarmante de sus conexiones políticas fue su acceso a figuras de alto nivel. Gacy conoció y fue fotografiado con Rosalynn Carter, entonces primera dama de Estados Unidos. En esa fotografía, que él exhibía orgullosamente en su sala, Carter había escrito de su puño y letra: "Para John Gacy. Los mejores deseos". Durante la búsqueda posterior a su arresto, esta imagen causó una enorme vergüenza al Servicio Secreto, ya que en ella Gacy lucía una chapa con la letra "S", indicando que había recibido autorización de seguridad para acceder a información clasificada.

Estas conexiones políticas y su reputación comunitaria funcionaban como un escudo protector. Como señala el antropólogo Esteban Cruz: "Él representa de alguna manera la idea del enemigo interno; el psicópata perfecto. Gacy era el mejor vecino, el que ayudaba a los niños, ofrecía barbacoas y hasta era parte de un partido político. Pero también era el que tenía debajo de su casa los cadáveres de 30 muchachos. Esa contradicción hace su caso muy potente". Su participación política no solo le proporcionó una plataforma de respetabilidad, sino que también lo protegió de críticas y sospechas durante años.

La conexión entre Gacy y Pennywise ha sido objeto de debate durante décadas. Stephen King nunca ha confirmado explícitamente que el asesino fuera su inspiración directa. En una entrevista de 2013, King explicó que la idea de "IT" surgió de manera más orgánica: su automóvil se había averiado y tuvo que caminar varios kilómetros en Maine. Al cruzar uno de esos viejos puentes de madera cubiertos, recordó las leyendas de trolls que se escondían bajo los puentes para devorar niños. King trasladó ese concepto del troll bajo el puente a las alcantarillas y espacios ocultos de la ciudad, y así nació "IT".

Sin embargo, las similitudes son innegables. King comenzó a escribir "IT" a principios de los años ochenta, justo cuando los crímenes de Gacy acaparaban titulares en todo Estados Unidos. El arresto de Gacy en 1978 y su condena en 1980 coincidieron con el período de gestación de la novela. El contexto cultural de esa época estaba marcado por el pánico de "stranger danger" (peligro de extraños), una oleada de miedo público ante el aumento de secuestros y asesinatos de niños.

Como señalan diversos críticos, hay paralelos evidentes entre ambas figuras. Tanto Gacy como Pennywise utilizan la imagen del payaso, tradicionalmente asociada con la alegría infantil, para ocultar una naturaleza monstruosa. Ambos se especializan en victimizar a menores. Y, quizás lo más inquietante, ambos logran operar porque la sociedad mira hacia otro lado: Gacy gracias a su fachada de respetabilidad y conexiones políticas; Pennywise porque la normalidad de Derry esconde y permite sus crímenes cíclicos. Derry obedece a una especie de banalidad del mal.

King también mencionó que quería explorar qué asusta más a los niños, y su respuesta fue: los payasos. Esta fobia colectiva probablemente se vio intensificada por el caso Gacy, que convirtió al payaso de una figura amable en un símbolo del terror moderno. De hecho, King tuiteó en 2017: "Los payasos están molestos conmigo. Lo siento, la mayoría son geniales. PERO... los niños siempre han tenido miedo de los payasos. No maten al mensajero por el mensaje".

"IT" es mucho más que una simple historia sobre un payaso asesino. La novela de más de 1,100 páginas es una meditación profunda sobre la infancia, el trauma, la memoria y el poder de la amistad. King estructura su narrativa en dos líneas temporales: el verano de 1958, cuando siete niños conocidos como "El Club de los Perdedores" se enfrentan por primera vez a Pennywise, y 1985, cuando los mismos personajes, ahora adultos, deben regresar a Derry para cumplir una promesa que hicieron de niños.

Pennywise no es simplemente un monstruo; es una entidad cósmica antigua que se alimenta del miedo y puede adoptar la forma de lo que más aterroriza a sus víctimas. El payaso es solo su manifestación más reconocible, pero la criatura también aparece como leproso, hombre lobo, momia y otras pesadillas personalizadas. Esta característica refleja una verdad psicológica: nuestros miedos son tanto universales como profundamente personales.

La novela también funciona como una crítica social. Derry es una ciudad que sistemáticamente ignora el mal en su seno. Los adultos no ven lo que los niños ven, no solo por la naturaleza sobrenatural de IT, sino porque prefieren la comodidad de la negación. Esta ceguera voluntaria tiene paralelos directos con el caso Gacy: sus vecinos, colaboradores y conocidos prefirieron no ver las señales de advertencia, tal como los adultos de Derry ignoran las desapariciones cíclicas de niños.

King explora temas de trauma intergeneracional, la pérdida de la inocencia, y cómo los horrores de la infancia nos persiguen hasta la adultez. Los protagonistas deben literalmente regresar a su pueblo natal y confrontar sus peores miedos, una metáfora poderosa sobre la necesidad de enfrentar nuestro pasado para poder seguir adelante.

La primera adaptación significativa de "IT" fue la miniserie de televisión de 1990, dirigida por Tommy Lee Wallace. Dividida en dos partes, esta versión se convirtió en un fenómeno cultural, principalmente por la interpretación icónica de Tim Curry como Pennywise. Curry creó un payaso aterrador, pero también carismático, con una mezcla de humor macabro y malevolencia pura que definió al personaje para toda una generación.

La miniserie, debido a las limitaciones de la televisión de la época y su horario de transmisión, tuvo que suavizar muchos de los elementos más oscuros de la novela. Los aspectos sobrenaturales y cósmicos de IT fueron simplificados, y el controversial clímax de la novela fue completamente omitido. A pesar de estas limitaciones, la miniserie logró capturar el corazón emocional de la historia: la amistad entre los miembros del Club de los Perdedores y el terror de enfrentar tus peores miedos.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la miniserie de 1990 ha envejecido mal en muchos aspectos. Los efectos especiales se sienten anticuados, y el ritmo, especialmente en la segunda parte que se centra en los personajes adultos, se arrastra considerablemente. Lo que permanece es la actuación de Tim Curry, cuya presencia domina cada escena en la que aparece.

La adaptación cinematográfica moderna llegó en dos partes: "IT" (2017) y "IT: Capítulo Dos" (2019), dirigidas por Andy Muschietti. Esta versión tomó un enfoque más audaz y visceral. La primera película se centra exclusivamente en los personajes de niños en los años 80 (actualizando la línea temporal original de los años 50), mientras que la segunda sigue a los adultos en el presente.

Bill Skarsgård ofreció una interpretación completamente diferente de Pennywise. Donde Curry era teatral y casi shakespeariano, Skarsgård creó un payaso más alienígena e impredecible, con movimientos inquietantes y una voz distorsionada que enfatizaba la naturaleza inhumana de la criatura. Muschietti declaró que quería "ir por algo más en capas, extraño y ancestral, un tipo de horror más extraño e impredecible".

Las películas de Muschietti fueron éxitos masivos de taquilla. "IT" de 2017 recaudó más de $700 millones a nivel mundial, convirtiéndose en la película de terror más taquillera de todos los tiempos hasta ese momento. La película logró equilibrar el terror genuino con momentos de humor y humanidad, centrándose en las dinámicas del grupo de niños y sus luchas tanto contra IT como contra los traumas de sus vidas cotidianas.

"IT: Capítulo Dos" (2019) fue igualmente exitosa en la taquilla, aunque recibió críticas más mixtas. Con una duración de casi tres horas, la película intentó abarcar la complejidad de la segunda mitad de la novela, explorando temas de memoria, trauma y la dificultad de mantener conexiones de la infancia en la adultez. El elenco adulto, que incluía a Jessica Chastain, James McAvoy y Bill Hader, fue universalmente elogiado.

Lo más significativo de estas adaptaciones modernas es cómo capturaron el zeitgeist cultural. Se estrenaron en una era de nostalgia por los años 80, junto con series como "Stranger Things", y resonaron con audiencias que crecieron con la miniserie original. También llegaron en un momento de mayor conciencia sobre el abuso infantil, el bullying y el trauma, temas que King exploró profundamente en su novela.

"IT" ha trascendido sus orígenes literarios para convertirse en un fenómeno cultural. Pennywise se ha unido a las filas de monstruos icónicos como Drácula, Frankenstein y Freddy Krueger. La imagen del payaso con su globo rojo y la frase "todos flotamos aquí abajo" se han convertido en símbolos reconocibles instantáneamente del terror moderno.

Pero el impacto de "IT" va más allá del entretenimiento. La novela y sus adaptaciones han contribuido a una conversación más amplia sobre coulrofobia (miedo a los payasos), un fenómeno que, aunque existía antes, fue amplificado tanto por el caso de John Wayne Gacy como por la popularidad de Pennywise. Payasos profesionales se han quejado de que King "arruinó" su profesión, aunque el autor ha señalado correctamente que "los niños siempre han tenido miedo de los payasos".

La obra también ha influenciado incontables trabajos posteriores de terror. El concepto de un mal antiguo que se despierta cíclicamente, de una ciudad con memoria selectiva, y de niños que deben enfrentar amenazas que los adultos no pueden ver, ha sido replicado en numerosas películas, series y novelas.

"IT" representa la intersección entre el horror literario y la realidad más oscura. Aunque Stephen King nunca confirmó que John Wayne Gacy fuera su inspiración directa, es imposible ignorar los paralelos entre el asesino real y su creación ficticia. Ambos utilizaban la fachada de la normalidad y la respetabilidad para ocultar una naturaleza monstruosa. Gacy se escudaba en sus conexiones políticas y su imagen de ciudadano ejemplar; Pennywise se aprovecha de la negación colectiva de Derry.

Lo que hace que "IT" sea tan efectiva como obra de terror es precisamente esta conexión con el mundo real. King entendió una verdad fundamental: los monstruos más aterradores no son los sobrenaturales, sino aquellos que parecen humanos, que viven entre nosotros, que sonríen y saludan en la calle, que organizan eventos con políticos. El verdadero horror de "IT" no es Pennywise el payaso, sino la capacidad humana para ignorar el mal cuando confrontarlo sería inconveniente.

Las adaptaciones cinematográficas y televisivas han mantenido viva esta obra a lo largo de décadas, cada una capturando el espíritu de su época mientras permanece fiel al mensaje central de King: que el miedo es tanto personal como colectivo, que los traumas de la infancia nos persiguen hasta la adultez, y que, solo enfrentando nuestros demonios, literales o figurativos, podemos esperar superarlos.

En última instancia, "IT" nos recuerda que los monstruos más aterradores no vienen de otro mundo, sino del nuestro. Y esa, quizás, es la lección más perturbadora y necesaria que tanto la obra de King como la realidad del caso Gacy nos ofrecen: el mal no siempre es evidente, no siempre usa máscaras obvias, y a menudo se esconde tras sonrisas, actos de caridad y conexiones respetables. Reconocer esta verdad es incómodo, pero esencial para proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad.


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