Sor Juana y la Jurisprudencia, hilvanando el Género y el Derecho
“Yo no estudio para escribir,
ni menos para enseñar, que fuera en mí
desmedida soberbia, sino sólo por ver si con estudiar
ignoro menos.
Así lo respondo y así lo siento”.
Sor Juana Inés de la Cruz
A 330 años de la
partida de la escritora novohispana Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana,
más
conocida como
sor Juana Inés de la Cruz, monja poetisa mexicana nacida en los tiempos de la
Colonia del siglo XVII. Aunque la historia la reconoce como un poeta y filósofa
del Siglo de Oro, su obra puede hoy hilvarse a la corriente de la relación del
derecho y la literatura pues está profundamente ligada al derecho, la equidad y
la libertad de pensamiento.
que la razón
argumentaba contra los dogmas, donde la voz de la mujer reclamaba un sitio en
el juicio de la historia. Ella, autodidacta, teóloga de
pasadizos
prohibidos, jurista intuitiva, esgrimió los principios de equidad y derecho en
la más inesperada de las arenas: la poesía.
Su obra, más que
un conjunto de versos exquisitos, es un litigio contra la opresión, una demanda
interpuesta en la corte de la posteridad. En su célebre "Carta
Atenagórica", Sor Juana analiza la retórica de los sermones como un
jurista examina la letra de la ley: con precisión, con rigor, con la audacia de
quien no teme incomodar. Sus argumentos, construidos con la minuciosidad de un
razonamiento jurídico, le valieron la censura y la
reprensión. Como
si su pensamiento hubiese cometido un delito de lesa autoridad, la obligaron a
firmar su retractación con la tinta de su propio sacrificio.
Pero no nos
equivoquemos: la monja jerónima no fue solo víctima de una estructura
patriarcal, sino también su más lúcida acusadora. En su célebre "Respuesta
a Sor Filotea", seudónimo de Manuel Fernández de Santa Cruz obispo de
Puebla, en esta carta en la que le expresa su admiración, pero le recrimina que
ejercite su talento en temas profanos en lugar de darse a la literatura
devocional, además manifiesta su inconformidad con la falta de obediencia que
podrían demostrar algunas mujeres ya educadas.
En esta carta
Sor Juana se defiende con una oratoria que haría vibrar a cualquier fiscal.
Argumenta con la solvencia de quien conoce los códigos ocultos del poder,
denunciando la injusticia de negarle a una mujer el derecho a pensar, a
debatir, a enseñar. Allí, en esa carta que es al mismo tiempo testimonio y
alegato, Sor Juana nos muestra que la jurisprudencia no es solo el arte de
interpretar la ley, sino también el de cuestionar su aplicación injusta.
En el corazón de
su obra resuena la gran pregunta de la justicia: ¿quién tiene el derecho de
hablar y quién el deber de callar? Su célebre redondilla,
"Hombres
necios que acusáis a la mujer sin razón", no es solo un poema, sino un
dictamen sobre el doble discurso del juicio masculino. Su pluma es un
código de
equidad que expone la incoherencia de una sociedad que castiga en las mujeres
lo que tolera en los hombres.
Hoy, siglos
después, su voz sigue siendo un testimonio vigente. En un mundo donde aún se
lucha por la igualdad jurídica, donde el derecho sigue siendo un campo de
disputa, Sor Juana nos recuerda que la justicia no solo se ejerce en los
tribunales, sino en la palabra escrita, en la defensa del pensamiento libre, en
la valentía de cuestionar lo establecido.
Es por ello que
a 330 años de su fallecimiento que se conmemora el 17 de abril, aprovecho esta
ocasión para honrar a esta mujer que tuvo una clara interpretación de normas y
valores, en cuya obra hay críticas a la autoridad y defensa al derecho de
igualdad, lo que
considero es una forma de interpretar las normas y valores de su época, con lo
que contribuyó a la evolución del derecho al cuestionar las interpretaciones
tradicionales y proponer nuevas perspectivas, lo cual estoy seguro influyó en
el pensamiento jurídico de la época y de la actualidad, es así que aunque Sor
Juana no creó jurisprudencia en el sentido estricto de la palabra, su obra y
pensamiento han contribuido a la formación
de una
"jurisprudencia social" que influye en la interpretación y aplicación
del derecho, enseñándonos que el derecho no es un mero conjunto de leyes, sino
un instrumento para alcanzar la justicia.
Ella entendió
que la verdadera justicia no se limita a la letra escrita, sino que reside en
la equidad, en la igualdad de oportunidades, en el respeto a la dignidad
humana. Así que, hoy al recordarla, no la veamos solo como poeta ni como monja,
sino en el imaginario colectivo, podemos también vislumbrar a la jurista de la
pluma, litigante del conocimiento y abogada de sí misma en un juicio donde la
historia, con su lento pero inexorable dictamen, ha terminado por darle la
razón.
“Sor Juana es Justicia en el espejo de la palabra”
Permítame comentar respetuosamente, si a caso el oscurantismo se habida empezado a disipar en Europa avisorando vísperas de la ilustración el sometimiento de reinos imperiales prevalecía en lo que era la Nueava España y territorios, el tribunal amenazante que se vociferaba en el miedo del pueblo era "la mal llamada santa inquisición" tribunal que respaldaba los mandatos de Roma y España, miles murieron injustamente en ambos continentes, bajo la violación del debido proceso inquisidor; Sor Juana ante el sometimiento ideológico falso religioso no podía causarse dañopara ella pues los castigos también trascenderían a su familia, eras culpable y tu familia también pagaba, ¿qué luz al derecho podía aportar Sor Juana? Solo podía reflejarse su aspecto de género que alguien trascendía hacia la libertad en la ey que podía darse para todos si se aceptaba que ella estudiara leyes y llegara a ocupar un cargo gubernamental y jurídico, de mal ver era eso en la Novohispanía dominante en su clases y que detentaba el poder; Sor Juana sentó bases para que tal vez en este tiempo pudiera el género femenino alcanzar lo que en otras contemporaneidades era ciencia ficción, realmente hay quienes confunden este logro que dejó Sor Juana porque nopuede legar a manos del libertinaje inmoral que afecta a la sociedad en nuestros días, su poesía nos acompaña gustosamente ahora en nuestros día en que tenemos libertad. Gracias. Soy Ángel Rubén Castillo Carrillo.
ResponderEliminarMuchas Gracias por el comentario
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