El otro García Máynez. Buscando al hermano perdido



                                                                                                                                Por Manuel de J. Jiménez

 

Desde la Biblia, la gran fuente cultural y literaria de Occidente, se nos advierte con la historia de Abel y Caín cómo un conflicto de rivalidad entre hermanos puede escalar hasta la muerte. Por suerte, el propio texto bíblico nos ofrece también ejemplos de cooperación y comunión fraternal como los apóstoles Simón y Andrés o Santiago y Juan. Si vamos a la literatura latinoamericana del siglo XX, hay varios casos conocidos. Por ejemplo, en el grupo Orígenes, están las hermanas Bella y Fina García Marruz, donde la actividad intelectual de la segunda terminó por dominar entre esa familia literaria, orillando a la primera a la docencia y a la edición. También podemos citar en el Perú a los hermanos Antonio y Jorge Cornejo Polar que, si bien tuvieron importantes trabajos en la crítica y la investigación literaria, el primero descolló notablemente y tuvo resonancias continentales. Un ejemplo más balanceado podemos encontrarlo con los hermanos Leónidas y Osvaldo Lamborghini en la Argentina.

         Traigo esto a colación en este blog sobre DyL porque no sabía que el insigne jurista y filósofo Eduardo García Máynez (1908-1993) tuvo un hermano jurista poco conocido. El matrimonio –de apellidos compuestos– entre Antonio García Máynez y Loreto Espinosa de los Monteros procrearon cuatro varones: Eduardo, Antonio, Fernando y Guillermo. Este último se dedicó también al derecho como el primogénito. Sin embargo, sabemos pocas cosas de él a nivel público. Si uno busca en Google alguna semblanza o el año de nacimiento y el de fallecimiento, no encontrará nada. Incluso no hay fotos de este abogado que, a mi juicio, desarrolló un papel importante a nivel América Latina. Rastrearlo resulta difícil pues, hasta donde sé, el archivo de Eduardo García Máynez no está unificado y hay que buscar probablemente en documentos personales –como cartas, apuntes, notas, etc.– alojados en las principales instituciones que erigió como el Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, el ITAM o su ingreso a El Colegio Nacional.

         Se sabe que Guillermo García Máynez escribió algunos libros que incluso pueden conseguirse al día de hoy en Ediciones Coyoacán como La fenomenología del Derecho de Schreier y Compendio de la Teoría General del Estado de Jorge Jellinek. También sabemos, gracias a Kunz, que tuvo una fructífera estancia en la Argentina, estudiando con el profesor más importante de aquel momento: Carlos Cossio, quien lo cita en su canónica Teoría egológica del derecho y el concepto jurídico de libertad (1944). Particularmente el profesor tucumano hace referencia a sus trabajos sobre Fritz Schreier, un artículo y un opúsculo, publicados en el país sudamericano respectivamente en 1942 y 1943 en la famosa revista La Ley y la editorial de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de La Plata. Del mismo modo, se distinguió como traductor. Entre otros textos, se encuentran “Value judgments in Science of Law” de Kelsen y el libro Teoría de la acción del jurista portugués José Alberto Dos Reis.

         Otros datos conocidos son que participó como consejero del gobierno mexicano y quizás con otras labores burocráticas sin descartar años de litigio. En 1948 actuó como Councelour of the Labor Department ante Estados Unidos en favor de un acuerdo para la contratación de trabajadores agricolas originarios de nuestro país en el contexto del Programa Bracero. Recordemos que la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no tenía mucho tiempo de su creación, dada en 1941 durante la presidencia de Ávila Camacho. Es interesante el hecho que después de escribir y traducir textos de juristas de impacto internacional y haber estudiado con filósofos del derecho de primer orden, el rastro de Guillermo García Máynez se pierde con dos libros dedicados a la educación básica: Educación cívica: primer curso según programa aprobado para las escuelas secundarias por la Secretaría de Educación Publica, publicado en 1947 por Talleres gráficos de la Cía. editora y librería ARS, y Nueva educación cívica para el sexto año escolar, editado por La Prensa en 1959.

    ¿Acaso el licenciado Guillermo García Máynez se cansó de la pedantería de los juristas y las abstracciones iusfilosóficas para darse cuenta que la verdadera tarea estaba en las futuras generaciones o en la calidad de la cultura jurídica que se ofrece en la primera formación de los ciudadanos? No se sabe si García Máynez fue profesor de Educación Cívica o la razón de por qué no tenemos muchos registros sobre él. Incluso he buscado infructuosamente entre los textos de su hermano Eduardo. Si el lector tiene mayor información, favor de hacerla llegar a este servidor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña de la obra "Paco Yunque" de César Vallejo (1892- 1938)

Es que somos muy pobres como retrato de la injusticia social

Orfandad, pobreza, y justicia en Oliver Twist de Dikens