Iuspoética Crítica del Juez Literario
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca
~Iuspoética Crítica~
El Derecho, para el juez literario, es un poema serio.
I. Estado de Derecho
El
Estado es noción de fuerza, poder y autoridad, esto es, hecho, legalidad y
legitimidad.
El
Estado de Derecho, tradicionalmente se arma con tres poderes: el Poder
Ejecutivo, encargado del buen gobierno y la administración pública; el Poder
Legislativo, destinado a la expedición de sabias leyes que regulan las
conductas de las personas, y el Poder Judicial, encomendado a resolver con
justicia las controversias que se desprenden de los claroscuros de la vida del
ser humano, por violentar los derechos.
II.
Poder Judicial
De los
tres pilares estatales, el Poder Judicial es el que más me apasiona.
El
Palacio de la Justicia, ideológicamente es mostrado a la vida como un poder
nulo, pero la realidad y la historia desenmascaran esta engañosa retórica del
poderoso de turno.
El juez, ángel o demonio, es una rara
figura iuspoética.
III. Derecho, Literatura y Filosofía
El
juez, mortal, situado entre lo racional y lo irracional, en el mundo del
Derecho y en el mundo de la Literatura, es escrutado a flor de piel por el ojo
crítico de la Filosofía.
En
el enigmático mundo judicial, género literario sin precedente, a veces noble
cuento, otras aleccionadora fábula, también mágica novela o usualmente sufrida tragedia,
el juez, sabio personaje principal, pone en potencia todo su ser.
IV. Juez Literario
El
juez boca de la ley, sutil disfraz, con el que se pretendió esconder su
imponente poder, es literatura casi muerta.
Pensando crítica y empáticamente en él, siento una
terrible compasión por ese otro, hermano.
Pobre
humano, demasiado humano.
Ficción
o realidad, apelando a su angelical y demoniaca naturaleza, como ser humano y
personaje de la práctica y narrativa judicial, el juez debe ser.
Juez,
único, novelista de las iluminantes letras que anidan en sus sentencias, productos
híbridos o mestizos de su razón poética.
V. Juzgar
El
juez, cuando aplica correctamente el derecho o realiza la justicia, o cuando se
equivoca en la aplicación del derecho o comete una injusticia, se diferencia
del resto de la humanidad.
En
el primer caso, es elevado al cielo, como si fuera Dios, y en el segundo, es
arrojado al infierno, como si fuera el diablo, un ángel caído.
El
virtuoso o vicioso acto de juzgar, es excelso.
Nada
en este pobre mundo se compara al juzgamiento judicial, el día del juicio final
es una constante en su tarea terrenal, es comienzo y final, infinito círculo
sin escape.
Pobre
mente, sin descanso.
El
ocultamiento de lo (in)humano no es ficción, es real.
Qué
bella y que triste, su vida.
Justicia
o injusticia, su destino.
VI. Razón Poética
La
razón poética del juez, no es método científico racional, tampoco dictados a
voces de autoridad o mucho menos alquimia experimental; es imaginación,
fantasía, empatía y piedad, frutos del prudente arte de la Literatura,
desprendidos del querer decir del autor y el poder decir de sus palabras, por
los lectores, como los jueces literarios.
Esta razón poética, como Dios, se interesa por el amor al
otro, en su frágil y compleja condición humana.
El juez literario, musa, figura neutra, entre el cielo y
el infierno, como mediador de los mundos, con su razón poética y iusfilosófica,
aprehende al ser, y en el plano de la realidad terrena, lo muestra, sin
ideología y retórica, en su desnuda y grotesca fragilidad.
VII. Sentencia
La
sentencia del juez es una bendición del cielo o una condena del infierno.
Sentencia
es sentir, el sentido de la justicia.
¿Qué
es la Justicia? ¿Cuál es su sentido?
Preguntas
filosóficas, sin respuestas acabadas, ¿imponente poder de simples palabras?
VIII. Justicia Poética
La Justicia
Poética del Primer Juez Literario es el acto de amor a la humanidad entera,
buenos y malos.
¿Puede
el juez literario, como los grandes filósofos griegos, ser la boca de una
justicia poética?
Los
jueces literarios, a diferencia del juez sumiso a las órdenes y caprichos del dictador,
la proclama con sus versos, en la parte considerativa de sus sentencias,
descansa prudentemente su virginal justicia.
Justicia
poética es el conocimiento del amor, de la condición humana.
IX. Condición Humana
La
condición humana, frágil y compleja, dignidad.
Los
jueces literarios, como guardianes de la justicia poética, deben custodiarla,
con amor.
Bien
supremo, florecimiento o marchitamiento de la efímera vida, en constante
salvación o transgresión, por el superhombre, juez.
X. Fin
Al
juez literario, justicia poética, suplican misericordiosamente los ojos del
hermano eterno.
Elevado,
es, [é]l, fin.
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