Cuando el delincuente manda: San Fernando entre fosas y corrupción
Alba
Nidia Morin Flores
A mediados de
2023 salió a la luz uno de los textos más desgarradores de la situación social
y política de Tamaulipas titulado San Fernando: Última Parada. Viaje al
crimen organizado en Tamaulipas cuya autora es Marcela Turati. La obra es
un reportaje periodístico que requirió más de una década de arduo trabajo en la
labor de investigación. La periodista recabó documentos, testimonios, archivos de
autoridades, implicados y víctimas, quienes, en su mayoría, decidieron dar su
testimonio de forma anónima ante el temor de represalias.
El trabajo
periodístico que realiza Turati en esta obra debe destacarse porque aborda una
de las grandes problemáticas a las que se enfrenta el país entero: el poderío
de los carteles de la droga en México. Los episodios centrales del texto lo
constituyen el relato de la matanza de los 72 migrantes en San Fernando en
2010, así como el descubrimiento en 2011 de diversas fosas clandestinas donde
se contabilizaron cerca de 200 restos humanos, a este último evento se le
nombró como “el hallazgo de las narcofosas en San Fernando”.
A lo largo de la
obra, la periodista recorre dichos episodios narrando en voz de familiares y
testigos el horror vivido en aquella época; narraciones desgarradoras que parecen
sacadas de una novela de terror. Y es que el control político que en el estado
de Tamaulipas tuvo y tienen los capos de la droga es mucho mayor al que se
suele admitir. El horror descrito en las más de 419 páginas que componen el
texto deriva tanto por el hallazgo de los cuerpos y las madres que buscan a sus
hijos, como por el grado de corrupción de las autoridades en la entidad.
Sobre este
último punto, apreciable lector, es sobre el cual quisiera reflexionar, pues
algunos testimonios que recoge la periodista causan asombro, indignación e
incredulidad, como aquellos en donde los ciudadanos, a pesar del miedo que los
embargaba, acudieron ante las autoridades de la entidad a solicitar ayuda ante
las extorsiones, desapariciones y levantones; sin embargo, nunca fueron
escuchados. En la obra se lee: “Yo fui a pedirle ayuda al presidente Municipal,
pero me dijo: “Con lo único que te puedo ayudar es con mis oraciones, porque
los pelados me tienen con la pata en el pescuezo” (Turati, 2023,
p. 92).
O bien, el
episodio donde aparece la señora Miriam Rodríguez Martínez (madre activista
asesinada en 2017 por investigar el asesinato de su hija), quien era vista como
un ángel para la población de San Fernando porque indagaba y recurría a las
autoridades federales en busca de justicia, “gracias a ella corrieron a muchos
agentes del MP porque estaban coludidos, vendidos y daban mucha lata. Yo creo
que su familia más cercana tiene la información, pero también sienten miedo.
Incluso se cree que la mató el gobierno” (Turati, 2023, p. 93).
El horror de San
Fernando Tamaulipas en aquellos años de la guerra contra el narco ejemplifica
el poderío que poseen los capos de la droga sobre la propia autoridad. Los
hechos descritos en el texto descubren la corrupción, la inseguridad y el
estado de indefensión en los que se encuentran municipios enteros. Lo más
preocupante apreciable lector es que dichos hechos no han sido la excepción,
sino que en el México de hoy están constituyendo la regla, basta citar los
recientes episodios en Culiacán, Sinaloa. Eso
no hace más que preguntarnos ¿Será que en México el delincuente manda?
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