Filosofías de la Justicia: El poderoso Ajolote justiciero

 Por José Ramón Narváez

El ajolote, ese anfibio endémico de México, puede ser una poderosa metáfora para reflexionar sobre la justicia en el contexto mexicano. Al igual que el ajolote, que vive en un estado de transición permanente, la justicia en México parece estar atrapada en un ciclo interminable de metamorfosis incompletas.

Como el ajolote, que no logra desarrollarse plenamente en una forma adulta, la justicia mexicana a menudo se queda a medio camino, sin llegar a cumplir cabalmente con su potencial. Al igual que el ajolote, que se adapta a su entorno acuático, la justicia en México a veces parece amoldarse demasiado a las presiones y las realidades políticas, en lugar de mantener su forma original e ideal.

Pero quizás lo más interesante de esta metáfora es la conexión con la obra de Julio Cortázar, cuyo cuento "El Axolotl" explora temas de identidad, alienación y la línea difusa entre lo humano y lo animal. Al igual que los personajes de Cortázar que se fascinan y se identifican con los ajolotes, quizás nosotros, como mexicanos, deberíamos contemplar nuestra propia justicia con una mezcla de asombro, introspección y un deseo de transformación.

Porque, al igual que el ajolote, la justicia mexicana parece estar en un estado de suspensión, ni completamente desarrollada ni del todo atrofiada, a la espera de que algo o alguien la impulse hacia un nuevo estadio de evolución. Y tal vez, en ese proceso de metamorfosis, encontremos la clave para reconstruir un sistema judicial más robusto, más resiliente y más acorde con las necesidades y aspiraciones de nuestra sociedad.