“El Pingüino” (La Serie): la injusticia de la reclusión por enfermedades mentales
Analizaremos un episodio dedicado a quien aparentemente es la villana,
Sofía Gigante, los guionistas pretenden aclararnos las cosas desde el principio,
pero en realidad las enigmáticas situaciones de la vida de esta antiheroína. Dejamos
a un lado las calles de Ciudad Gótica para entrar a los pasillos de Arkham y asistir
a grandes revelaciones de lo que Sofia vivió ahí, casi una década en una prisión
especial para personas enfermas mentales.
Una de las características de los villanos de Batman siempre ha sido su
lado psicológico muchos de ellos su estabilidad mental está bastante dañada por
eso este universo cuenta con una de las principales cárceles o reclusorios, Arkham,
un hospital psiquiátrico, en este capítulo podemos ver este terrorífico mundo desde
los ojos de Sofía. Podemos observar cómo es que Sofia se empieza a dar cuenta
que su padre tuvo que ver con la muerte de su madre y otros asesinatos de
mujeres por que recuerda una herida en la mano de su padre, la madre fue
encontrada por la propia Sofia cuando era aún pequeña colgada del techo, lo que
desestabiliza a Sofía, por esa razón su padre decide hacerla pasar por loca
para que nadie le crea y arma él mismo toda una historia para que todo se vea
real y así silenciar a su propia hija.
En este episodio (3) podemos ver como unos agentes de la policía por
órdenes de su padre arrestan a Sofia para ser internada en el hospital estatal
de Arkham; segundo acto, comenzamos a ver el cambio y las cosas se vuelven más
oscuras y la cara de Sofia comienza a alterarse cuando se entera lo que
decidieron hacer con ella, volverla loca con tratamientos inhumanos; lo que en
un inicio serían seis meses encerrada para esperar su juicio, pero es un caso donde
tiene todos los elementos en contra porque su padre quiere probar que esta loca
y dejarla encerrada todo el tiempo que él quiera pagando a los médicos para que
sigan diagnosticándole enfermedad mental.
Arkham, un lugar oscuro con la presencia de otras reclusas en muy mal
estado, con una terapia no solo de medicamentos controlados si también de electroshocks,
que no parece que lo estén haciendo para ayudarla, parece que todo está ahí
para romperla emocional y físicamente es parte del plan de su padre para
volverla realmente loca.
Sofia se da cuenta que en esa prisión hay todo tipo de corrupción y que
prefieren tener a las internas bajo los efectos de la droga Bliss, no sólo eso,
también la enfrentan con una presa, pero Sofia no es capaz de dañarla, y la
misma interna se quita la vida todo esto ante los ojos de Sofia, las custodias
y los doctores.
Esta historia me recuerda mi paso por distintas prisiones de México y
aunque conocí las cárceles estatales como las federales en ambas existe no sólo
la corrupción y la injusticia de haber miles de personas inocentes, también en
ambas es común ver que a las personas que empiezan con etapas depresivas o
ansiosas les suministren tratamientos con antidepresivos sin antes ser
evaluadas por un psiquiatra. Esta situación no ayudaba como tal a mis
compañeras sin embargo las hacia caer en un estado depresivo aun mayor, había
días en los que no sabían donde estaban porque la misma droga las hacia
perderse de su realidad, otras dormían todo el día, a otras les provocaba ser
agresivas por lo consiguiente les subían las dosis, y las que armaban alboroto
exigiendo un psiquiatra simplemente se las llevaban meses a la clínica donde
después nos contaban como las trataban, las tenían en una camilla amarradas de
pies y manos, solo recuerdan que cada tiempo les inyectaban algo que las sumía
en un sueño profundo, y las que se resistían a ser inyectadas les daban toques.
Y en otros casos hubo compañeras que fueron tan grandes sus crisis que optaron
por quitarse la vida y no seguir sufriendo.
Actualmente se revisa la literatura internacional sobre la prevalencia
de personas con problemas de salud mental en Instituciones Penitenciarias, con
especial interés por quienes presentan trastornos mentales graves. Se valoran
así la magnitud del problema, sus probables factores causales y las soluciones
posibles, en general y en su aplicación a nuestro país, tratando de situarse en
una perspectiva intersectorial de salud pública, más allá de la habitualmente
limitada de la psiquiatría.
La sobrepoblación de personas con enfermedades mentales graves en el
sistema de Justicia penal es un problema complejo, pero de suma importancia.
Una explicación plantea que los cambios en las políticas de atención a las
personas con enfermedades mentales desde los hospitales psiquiátricos a un
tratamiento comunitario poco financiado originaron su sobrerrepresentación en
el sistema de Justicia pena. Sin embargo, es una explicación limitada porque
quita importancia a las fuerzas sociales y económicas que han contribuido a la
implicación del sistema judicial y minimizar las complejas necesidades
clínicas, criminógenas, de consumo de sustancias y de servicios sociales de las
personas con enfermedades mentales. Se necesita un nuevo enfoque que se centre
en abordar los múltiples factores que contribuyen a la implicación de esta
población en el ámbito de la justicia.
Lo anterior significa que más de la mitad de las personas privadas de la
libertad en Latinoamérica tienen una enfermedad mental. Las enfermedades
mentales más prevalentes en las personas privadas de la libertad en
Latinoamérica son los trastornos del estado de ánimo, los trastornos de
ansiedad y los trastornos por consumo de sustancias o ansiolíticos. Por ello la
salud mental en prisión es muy importante, alguien con un trastorno
psiquiátrico no encaja y se atasca el problema. Y el riesgo de suicidio en
prisión es 8 veces más elevado que en la calle. El sistema penitenciario es, más
reeducativo que terapéutico, no siempre responde a las necesidades de los
presos enfermos y, tanto la reinserción como la recuperación se enquistan.
En las prisiones mexicanas se han identificado a nivel nacional 4476
personas con diagnósticos de trastornos mentales en prisiones estatales, 258 en
penales federales esto por datos de la Comisión Nacional de seguridad, mientras
que, en los centros especializados para atender a personas privadas de la
libertad con padecimientos mentales como el Centro Federal de rehabilitación
psicosocial (CEFEREPSI) cuenta con una población de 187 internos y el centro
varonil de readaptación psicosocial tiene una población cerca de 400 internos
hasta el 2014.
En 2016 se realizó un pronunciamiento por parte de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos En donde de acuerdo a los datos del cuaderno mensual de
información estadística penitenciarias, Prevención y de readaptación social de
la Comisión Nacional de seguridad de la Secretaría de gobernación en 2015 se
contabilizaron 4476 internos con padecimientos mentales en las prisiones de
México, de los cuales el 24% son personas declaradas inimputables y el 76%
tienen algún tipo de discapacidad psicosocial esto a la información de la
comisión nacional de Derechos Humanos.
Este fenómeno, tiene relevancia en tanto que implica un despliegue de
estrategias, Políticas, Protocolos o atenciones especializada por parte del
personal de los centros penitenciarios, situación que es complicada si se toma
en cuenta que las prisiones mexicanas han estado históricamente fuera del
interés público y político, representando entornos de inseguridad y
vulnerabilidad social en las que son comunes las violaciones a los derechos
humanos y considerándose verdaderos escenarios de ingobernabilidad y descuido
gubernamental.
La salud mental tiene un impacto directo en nuestra forma de pensar, de
sentir y de actuar. Determina cómo respondemos ante el estrés, cómo nos
relacionamos con otras personas y cómo tomamos decisiones. Es por esto que en
la actualidad es importante cuidar de nuestra salud mental y emocional, así
como cuidamos de nuestro cuerpo físico.
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