Justicia Punitiva vs. Justicia Restaurativa en la película Maléfica

Por Valeria Hernández Reyes



La entrada de hoy se deriva del Taller de Mediación a través del Cine impulsada por profesionistas del estado de Jalisco y la Red Iberoamericana de Cine y Derecho.

Maléfica (2014), dirigida por Robert Stromberg y producida por Joe Roth va mucho más allá de una simple reinvención feminista de La Bella Durmiente. Nos ofrece una mirada profunda sobre cómo la justicia, la corrupción y el poder operan en nuestra sociedad, invitándonos a cuestionar las estructuras de poder y los mecanismos de corrupción que perpetúan las injusticias. Asimismo, nos ayuda a entender la justicia como un proceso cognitivo.

Desde el principio, Maléfica nos presenta dos mundos distintos: el Páramo, un reino mágico basado en la justicia restaurativa y la confianza, y el reino de los humanos, regido por la ambición y el poder. En el Páramo, la justicia es casi idealista: por ejemplo, no se castiga severamente a quienes cometen delitos menores, como el robo, sino que se les invita a reflexionar y a devolver lo robado. Este enfoque es sostenido por Maléfica, pero su visión se quiebra cuando Stefan, la traiciona brutalmente al robarle sus alas para asegurarse el trono, la sumerge en un torbellino de venganza y odio.

El acto de Maléfica de construir un muro de espinas que separa los dos reinos simboliza una profunda ruptura. No es solo una barrera física, sino también una división moral y ética. Desde una perspectiva jurídica, el muro representa una barrera legal y social que fragmenta la justicia, creando una sociedad dividida donde las leyes se aplican de manera desigual. En términos de gobierno, actúa como una política de aislamiento y exclusión, donde el poder se usa para proteger intereses propios en lugar de fomentar la unidad. En cuanto a justicia, el muro encarna una visión punitiva y vengativa que perpetúa el conflicto en lugar de buscar la reconciliación.

Este acto de división actúa como una crítica a la forma en que nuestras sociedades modernas manejan la justicia y el poder. Como señala el filósofo Michel Foucault, "el poder no solo reprime, sino que también produce realidades y formas de conocimiento". El muro de Maléfica crea una realidad de división y conflicto, mostrando cómo las estructuras de poder pueden manipular y distorsionar la justicia para servir a intereses particulares.

Aurora, inicialmente como la víctima de Maléfica, se convierte en un símbolo de redención y cambio. La relación entre Maléfica y Aurora ofrece una reflexión sobre la justicia restaurativa. Al principio, Aurora representa una oportunidad para la venganza; sin embargo, su bondad y pureza inspiran a Maléfica a replantear su visión de la justicia. Este cambio de perspectiva, de la venganza a la reconciliación, plantea una pregunta crucial: ¿es posible que la justicia auténtica solo pueda lograrse a través del perdón y la restauración, en lugar de la retribución y el castigo?

La coronación de Aurora como reina de ambos reinos no solo simboliza la unión, sino que también cuestiona las estructuras de poder existentes. Bajo su liderazgo, se establece una nueva era de cooperación y entendimiento, desafiando las jerarquías y sistemas de poder tradicionales. La película sugiere que la verdadera justicia no reside en la imposición de castigos ni en la perpetuación del poder, sino en la capacidad de sanar las heridas del pasado y construir un futuro de equidad y armonía.

Stefan, cuyo concepto de justicia se corrompe al buscar consolidar su poder, representa la corrupción de los ideales de justicia. Su traición y manipulación revelan cómo el poder puede distorsionar la justicia, utilizándola como una herramienta para mantener el dominio en lugar de buscar el bien común. Esta transformación de Stefan en un tirano despiadado plantea una reflexión provocadora: ¿hasta qué punto nuestras estructuras de poder y justicia están destinadas a perpetuar desigualdades y proteger los intereses de unos pocos a expensas de la equidad y la justicia verdadera?

En conclusión, Maléfica ofrece una crítica valiosa sobre la justicia, la corrupción y el poder. Al presentar un mundo donde la verdadera justicia solo se alcanza a través de la empatía, el perdón y la restauración, la película nos invita a cuestionar las estructuras de poder en nuestras propias sociedades y a considerar una justicia que vaya más allá de la retribución y el castigo. La transformación de Maléfica y el ascenso de Aurora al trono son un llamado a repensar nuestra visión de la justicia y a buscar un futuro en el que la equidad y la reconciliación sean los pilares de nuestra sociedad. Sin embargo, también nos enseña que cuando las  personas se vuelven más conscientes de cómo sus juicios y decisiones son influenciados por sus propias creencias, valores y experiencias, pueden resolver los conflictos más fácilmente sin necesidad de abogados o leyes rígidas.

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