Cine y Justicia Social: Análisis de la película Philadephia parte 1.
CINE Y JUSTICIA SOCIAL. PODER JUDICIAL
DEL ESTADO DE MÉXICO
Irma
Griselda Amuchategui Requena
Hipócrates
Dentro del proyecto Cine y justicia
social al cual fui invitada para escribir, elegí la película intitulada Philadelphia,
de la cual presento su ficha técnica:
Título original: Philadelphia.
Conocida en algunos países como (Filadelfia).
Año de exhibición: 1993-4
Género: drama.
País: EUA
Duración: dos horas, seis
minutos.
Director: Jonathan Demme
Guión: Ron Nyswaner
Música: Howard Shore
Fotografía: Tak Fujimoto
Locación: filmada en Philadelphia,
Estado de Pensylvania, EUA.
Reparto principal: Tom Hanks (Andrew Beckett), Denzel Washington (Lic. Joe Miller) y Antonio Banderas
(Antonio).
En mi opinión, esta película reúne un
sinnúmero de datos e información que dan por resultado una visión social
completa para realizar un análisis serio sobre aspectos que repercuten
directamente en el ámbito jurídico. En realidad, la temática de esta obra
cinematográfica es una visión que ofrece al espectador el planteamiento de
diversos temas que desde la aparición del VIH-SIDA en la década de los sesenta,
se han estado presentando en la sociedad.
Por una parte, la excelente guion
cinematográfico de Ron Nyswaner ofrece un abanico de posibilidades sobre la
afectación en distintos ámbitos de la sociedad, de los sentimientos y actitudes
ante las personas portadoras del virus, así como de quienes ya padecen esta
terrible “enfermedad” que es el SIDA y que de manera incomprensible, la
Organización Mundial de la Salud (OMS), no reconoce como enfermedad, sino como un
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida y al VIH como Virus de
Inmunodeficiencia Humana.
Entre los aspectos más sobresalientes de
este filme en torno a este terrible padecimiento que a la fecha no ha encontrado
cura ni vacuna preventiva, se encuentran los siguientes:
Aspecto social, médico, psicológico, religioso,
económico y jurídico principalmente. Dentro de este último ámbito, encuentro la
presencia del derecho civil, familiar, administrativo, laboral, penal y de
derechos fundamentales, (humanos).
Aspecto social. Considero que en el tema social, lo
más relevante de mencionar es la falta de información, como consecuencia, la
ignorancia que en una gran parte del
grupo social existe, alas no saber cuáles son las formas en que se transmite el
virus, la apatía por parte no sólo de los jóvenes, incluso de personas mayores
que siguen teniendo vida sexual activa.. Cuando inicia esta pandemia en la
década de los ochenta, se creía que era un padecimiento exclusivo de hombres
homosexuales; incluso se les satanizó y el reproche social fue tan grande que
actores, políticos y ejecutivos de alta esfera que habían permanecido “en el
closet”, reforzaron el ocultamiento de su proclividad sexual. Después se
advirtió que también afectaba a personas heterosexuales y últimamente, a varias
décadas de distancia, un grupo verdaderamente vulnerable es el de las mujeres
casadas.
A esto se debe agregar el problema que
afecta a muchas personas de distintas latitudes del mundo que es la “cero
cultura de la prevención”. En México, por ejemplo, carecemos del cuidado
preventivo, tanto en la salud, como en la previsión de accidentes, en el manejo
de finanzas y de la criminalidad. Nuestro país se esfuerza más por aumentar las
penalidades en los códigos penales, que en buscar medidas de prevención del
crimen.
Aunado a todo esto, se encuentra el
marcado rechazo social por parte de un buen número de personas que por ignorar
cuáles son los medios de transmisión del VIH, no se acercan a los portadores de
éste, se niegan a tener cualquier contacto físico como abrazar o estrechar .la
mano, o dar un beso en la mejilla, por temor de ser contagiados. Lo más grave
es cuando esto ocurre en el terreno médico y personas de hospitales y clínicas
niegan el servicio médico a portadores del VIH_SIDA. Esto último ha generado múltiples
quejas ante las Comisiones de Derechos Humanos del país. Tuve la oportunidad de
trabajar en la CNDH dentro de un Programa Especial de Atención a personas con
VIH-SIDA y supe de varios casos de denegación de atención médica por parte,
sobre todo, de enfermeras, camilleros y distintos tipos de personal médico por
temor a “contagiarse”.
En otros casos, se dieron expulsiones de
niños en sus escuelas, al enterarse que el padre de familia había muerto a
causa de SIDA, aclarando que el fallecimiento en estos casos no se debe al SIDA
precisamente, sino a las consecuencias de las enfermedades que surgen al
debilitarse el sistema inmunológico. También hubo casos en que alguna funeraria
cobraba una tarifa mayor en el servicio de velación cuando el fallecido había
tenido SIDA.
En este mismo rubro, cabe precisar que
se necesita mayor información en relación con las formas de contagio los
riesgos en que incurre la agente y la gravedad del problema.
En la película Philadelphia se
puede apreciar, por ejemplo, este aspecto que acabamos de abordar en los
abogados que conforman el despacho jurídico en el cual trabaja Andrew Beckett.
Tan pronto sospechan que tiene SIDA, el trato hacia él cambia notoriamente,
hasta el punto de despedirlo, cuando días antes lo habían ascendido a ser socio
de la reconocida Firma de abogados.
Aspecto médico. El VIH-SIDA, ante la Medicina a partir
de la década del os ochenta, ha representado un reto difícil de enfrentar; más,
incluso, que el cáncer. Ya que dicho virus está, como hemos afirmado en este
trabajo, rodeado de incomprensión, ignorancia, estigma y discriminación. El
tratamiento es costoso, no hay cura y si los portadores del virus, como ocurre
frecuentemente, carecen de sentido de responsabilidad, se convierten en
transmisores de del mismo, sin importar el daño que causen e incluso en algunos
parece existir una especie de venganza hacia l sociedad, al saberse infectados
de un mal que probablemente los llevará a la muerte, previa la adquisición de
las llamadas enfermedades oportunistas.
Aspecto psicológico. Es evidente que la salud física
repercute también, en menor o mayor medida dependiendo de cada apersona, en el
equilibrio psicológico. En cualquier enfermedad, una consecuencia inmediata es
la pérdida de interés en las actividades habituales, el desánimo, la
frustración, tristeza, sentimiento de importancia y en grados extremos incluso,
el deseo de suicidarse. De ahí que la persona a quien se le notifica que es
portadora de VIH, debe dársele inmediatamente, apoyo psicológico. Con el cáncer,
pasa lo mismo y es entendible por tratarse de padecimientos incurables y
degenerativos. La vida cambia radicalmente y las consecuencias trascienden a
los familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. Pero, la gran diferencia
entre el cáncer y el SIDA radica en que éste último trae aparejada, como una
oscura sombra inevitable, la estigmatización. Una persona con cáncer, despierta
en otros, compasión, misericordia; en cambio, una persona con SIDA es, a la
fecha, señalada por presuponer que es homosexual (masculina o femenina) o bien,
que se trata de una persona promiscua.
Dentro de la película, objeto de este
artículo, no se advierte el apoyo psicológico, debido a que el protagonista, es
un hombre seguro de sí mismo, inteligente, que se ha enfrentado a diversas
situaciones en que ha mostrado su entereza y ha contado siempre con el
invaluable apoyo de su familia, compañero y amigos.
El estigma a que se enfrentan los
pacientes de este mal, va aparejado al tema de la discriminación que sufren. La
simple apariencia física, especialmente del rostro, genera en muchas personas
desagrado y temor de estar cerca de esa persona. En el peor de los casos, dicho
estigma adquiere mayor relevancia y afectación en el paciente cuando proviene
del personal médico. Precisamente en la película que aquí se está tratando, hay
una escena en que con mucha claridad se advierte este aspecto: me refiero a la
parte en que Andrew acude al despacho del abogado Joe Miller, interpretado
magistralmente por Denzel Washington para solicitar sus servicios profesionales
y lo defienda del despido injustificado del que fue víctima. Tan pronto Andrew
le refiere su caso, Miller nota visibles marcas del padecimiento en su rostro,
tales como las huellas que deja el Sarcoma de Kaposi, se aleja de él marcando
una prudente distancia y sintiéndose protegido por su escritorio. Parece
sentirse incómodo cuando Andrew deja sobre su escritorio la gorra con que entró
a su despacho y que corresponde a los Phillies, el equipo de béisbol de
Filadelfia. Incluso después va a ver al médico, aunque no acepta tener miedo de
“contagio”, pero se advierte que sí está temeroso.
En otra escena, cuando coinciden en la biblioteca, se da cuenta que uno de los trabajadores de la misma, se acerca a Andrew y le dice que si quiere pasar a una sala de lectura reservada para que se sienta más a gusto, pero él le contesta que no, que allí está bien.
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Parte 1
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