The Walking Dead, la sobre representación y el constitucionalismo del fin del mundo
The Walking Dead, aunque es una
serie sobre un apocalipsis zombi, también ofrece una interesante exploración de
sistemas políticos y sociales que emergen en situaciones extremas.
En el mundo de The Walking Dead,
la sociedad tal como la conocemos ha colapsado, y los supervivientes se ven
obligados a crear nuevas formas de organización y gobierno desde cero. A lo
largo de la serie, vemos cómo diferentes grupos desarrollan sus propias
estructuras de poder y sistemas de gobierno, cada uno reflejando distintas
filosofías sobre cómo debería funcionar una sociedad.
Al principio, vemos pequeños
grupos liderados por figuras fuertes como Rick Grimes, que inicialmente toma
decisiones de manera unilateral para proteger a su grupo. Con el tiempo, esto
evoluciona hacia un sistema más democrático, donde las decisiones importantes
se toman en consejo.
Luego nos encontramos con
comunidades más grandes y establecidas, cada una con su propio enfoque de
gobierno. Woodbury, por ejemplo, bajo el liderazgo del Gobernador, representa
una forma de gobierno autoritario que mantiene una fachada de normalidad. Alexandria,
por otro lado, intenta mantener una estructura más democrática, con elecciones
y un consejo de líderes.
El Reino, liderado por el
carismático Rey Ezekiel, muestra cómo el carisma y la teatralidad pueden ser
herramientas de liderazgo efectivas en tiempos de crisis. En contraste, los
Salvadores bajo Negan representan un régimen totalitario basado en el miedo y
la intimidación.
A medida que la serie avanza,
vemos intentos de crear alianzas y acuerdos entre comunidades, lo que podría
verse como los inicios de una nueva forma de gobierno federal o confederado en
este mundo post-apocalíptico.
The Walking Dead, utiliza estas
estructuras políticas para explorar temas más amplios como la naturaleza del
liderazgo, el equilibrio entre seguridad y libertad, y cómo las sociedades
pueden reconstruirse después de un colapso total.
La representación política se muestra
como una necesidad, pero es siempre un recurso artificial, lo normal en estas
historias es que las personas busquen autorepresentarse, es la manera más
sencilla de manifestar lo que se quiere y de obtener una respuesta inmediata; los
sistemas que se construyen a partir de la imposibilidad de una participación
directa siempre son imperfectos y requieren de legitimidad, la cual se adquiere
de diversas formas pero obviamente la ideal se basa en la confianza vertida en
el representante que luego puede formalizarse también en modos muy diversos. Se
entiende que a mayor confianza el trabajo de representación se realiza mejor.
En algunas series posapocalípticas
donde la urgencia y el instinto de supervivencia llevan a planteamientos
radicales, suele optarse por los representantes que favorezcan soluciones
rápidas y que involucren a la mayoría, mejor aún si consideran a las minorías,
de otro modo se comienza con el pie izquierdo la supervivencia porque si
algunos quedaron fuera por alguna razón al inicio, otros más lo harán
posteriormente. Normalmente en estas narrativas las exclusiones van creciendo
dejando gradualmente a cada vez más personas afuera/atrás y haciendo el círculo
de confianza cada vez más pequeño, cuestión que por cierto avala la psicología
social a través de innumerables experimentos. Al menos en la ficción las sociedades
egoístas fracasan.
Los ordenamientos
constitucionales pueden ser egoístas o no, pueden interpretarse egoístamente o
no, lo cierto es que tienen parámetros, principios le llaman los
constitucionalistas, y como su nombre lo indica, están al inicio de cualquier
interpretación.
El tema con la interpretación es
que siempre es posible ampliar o restringir dependiendo los argumentos que se
aporten y el estatus del interprete.
En el constitucionalismo
contemporáneo pueden existir fractales inconstitucionales, cuya inconstitucionalidad
puede permanecer en una pequeña porción o extenderse a lo largo del ordenamiento,
de nuevo interpretación; por ello se hace imprescindible que el intérprete actúe
con ética además con mucha responsabilidad social, y se guíe por los principios,
características que tienen los sanos liderazgos.
La sobre representación es un
tema sujeto a la interpretación (constitucional) ¿qué significa que una práctica
o modelo electoral se ajuste al principio democrático? Para dar la respuesta
hay que formular argumentos más allá de la visceralidad y buscando que las
soluciones beneficien al mayor número de personas posibles como el mismo
ordenamiento constitucional lo indica, también puede no hacerse así y dar
argumentos de algún tipo de impedimento.
En cualquier caso aquí seguiremos
los sobrevivientes del apocalipsis y lo mejor que podemos hacer es ponernos de
acuerdo para vivir de manera más sustentable y sin dañarnos entre nosotros.
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