Entre el cuarto y el quinto poder
Los motores actuales de la
globalización se desencadenan como resultado de los avances tecnológicos
disponibles en materia de sistemas de información y tecnologías digitales de
comunicación que controlan el desempeño de las cadenas globales de valor; las
TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) transforman la sociedad
industrial en la sociedad del conocimiento y la información (Castells, 2009,
57).[1] Así, los avances tecnológicos en
las comunicaciones y los sistemas de información crean un mundo mucho más
interrelacionado, al imponer una transición de actividades, previamente,
realizadas de forma manual hacia el entorno electrónico y digital (Marín, 2021,
95).
Bajo
esta tesitura, siguiendo a Bertalanffy (1986, 8-9) y su Teoría General de los
Sistemas, en el escenario cibernético, el hombre no importa sino los sistemas,
es decir, se vuelve sustituible y desechable; su propia naturaleza humana lo
vuelve un componente no confiable para el sistema, por tanto, debe sustituirse
por computadoras y maquinas autorreguladas, o volverse no estrictamente
confiable mediante: i) la mecanización; ii) el conformismo; iii) el control; y
iv) la estandarización. Ante ello, la comunicación, sustentada en las
expresiones culturales de la sociedad, se globaliza a través del sistema
multimedia controlado por las Corporaciones Transnacionales (TNC, por sus
siglas en inglés) (Borja y Castells, 2000, 12).
De
acuerdo con McLuhan (1994, 9), los medios de comunicación transforman la forma
en que los individuos llegan a entender e interpretar el mundo, por tanto, las
imágenes y sonidos en constante circulación, a través de los medios,
constituyen una forma significativa de poder para alterar la cultura y los
patrones de comportamiento, especialmente, en la era de la información. El
emergente carácter global de los símbolos culturales, a través de canales
corporativos transnacionales, forma una nueva realidad, al globalizar los
medios de comunicación, denominada la sociedad del espectáculo (Debord, 1967,
8); caracterizada por el capitalismo de consumo a escala global. Así, después
de la Segunda Guerra Mundial, dicho fenómeno se globalizó conforme
corporaciones como General Motors, Coca-Cola, McDonald’s, Nike, Microsoft,
entre otras, se expandieron mundialmente. Mediante formas cada vez más
complejas, los medios de comunicación difunden los valores y la racionalidad de
una cultura de consumo capitalista a un nivel sin precedentes (Kellner y
Pierce, 2007, 386; García y Goycolea, 2021, 60).
La
creciente expansión de la cultura del consumo a través de la globalización, en
donde, las relaciones sociales se sustituyen por vínculos virtuales
digitalizados en donde se prioriza el entretenimiento y el consumismo (Moya y
Brito, 2003, 48), requiere acceso y control de los medios de comunicación
locales y regionales, ante la resistencia a valores culturales y de mercado
impuestos (Kellner y Pierce, 2007, 388-389). Por lo tanto, los medios de
comunicación construyen la realidad, al dictaminar la agenda del debate
ciudadano. Dicha realidad construida se sujeta a los elementos informativos
incluidos y excluidos en las plataformas de comunicación (García y Goycolea,
2021, 60).
Actualmente,
el mundo informacional se caracteriza por: i) la abundancia de noticias falsas;
ii) la espectacularidad mediática; y iii) la legitimación de no expertos, a
través de una amplia diversidad y disponibilidad tanto de plataformas
mediáticas como de dispositivos digitales, en donde, su labor informativa
responde a intereses de diferentes índoles. En este sentido, tiene lugar la
proliferación de incertidumbres e incertezas y, de forma simultánea, emergen
las limitaciones del quehacer científico en materia de precisión y certidumbre
(García y Goycolea, 2021, 63).
Empero, si bien el progreso tecnológico y
científico impuesto durante el último siglo ha generado desconfianza sobre las
TIC, conforme estas se han utilizado para vigilar, controlar y reemplazar al
hombre, el propio uso de las TIC por diversos actores transnacionales (Estados-nación,
TNC, organizaciones de la sociedad civil, entre otros) también posibilita
practicar la ciudadanía activa, al utilizar el Internet como medio de participación
y organización social para expresar y compartir procesos, intereses y valores
(Marín. 2021, 91); hasta donde los límites del propio poder lo permiten, como
bien lo demostró el recientemente liberado tras un acuerdo de culpabilidad y
casi dos mil días de cárcel: Julian Assange.
Referencias
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fundamentos, desarrollo, aplicaciones, Ciudad de México, México: Fondo de
Cultura Económica. https://cienciasyparadigmas.files.wordpress.com/2012/06/teoria-general-de-los-sistemas-_-fundamentos-desarrollo-aplicacionesludwig-von-bertalanffy.pdf
Borja, J. y Castells, M. (2000). Local y global. La
gestión de las ciudades en la era de la globalización, Madrid, España:
Santillana Ediciones Generales. https://bibliodarq.files.wordpress.com/2015/04/borja-j-y-castells-m-local-y-global-la-gestic3b3n-de-las-ciudades-en-la-era-de-la-informacic3b3n.pdf
Castells, M. (2009). Comunicación y Poder, Madrid,
España: Alianza. https://www.felsemiotica.com/descargas/Castells-Manuel-Comunicaci%C3%B3n-y-poder.pdf
Debord, G. (1967). Society of the
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https://files.libcom.org/files/The%20Society%20of%20the%20Spectacle%20Annotated%20Edition.pdf.
García-Farjat, M. J. y Goycolea, W. G. (2021). Riesgo,
comunicación y globalización del riesgo en tiempos de pandemia, Revista
Ibero Americana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, no. Especial, pp. 55-65.
http://www.revistacts.net/wp-content/uploads/2021/01/04Garcia.pdf
Gracia-Díaz, E. M. (2018). Sociedad de la información,
e-gobierno, e-documento e interoperabilidad en el contexto de la globalización
(tesis de doctorado), Universidad de Alicante.
http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/97998
Kellner,
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Marín-Agudelo,
S. A. (2021). Información, Cibernética y Biopolítica en la era de la
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McLuhan,
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https://designopendata.files.wordpress.com/2014/05/understanding-media-mcluhan.pdf
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N. y Brito, J. M. (2003). Las ciber identidades: efecto de la globalización
tecnológica, Ciencia y Sociedad, vol. 28, no. 1, pp. 29-52. https://www.redalyc.org/pdf/870/87012383003.pdf
[1] Particularmente,
el termino Sociedad de la Información adquiere presencia internacional en 1993 para
denotar una transición social de la Guerra Fría hacia una etapa denominada
Sociedad del Conocimiento, en relación con un cambio social ineludible y enfocado
hacia el progreso basado en el impulso de las TIC. En contraste, la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO) considera, actualmente, la Sociedad de la Información como una pieza
clave al interior de la sociedad del conocimiento, ya que esta última se enfoca
en las transformaciones económicas, sociales y culturales necesarias para
lograr el desarrollo sustentable, a partir de la libertad de expresión, el acceso
a la información y la diversidad lingüística (Gracia, 2018, 120-121).
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