Entre el cuarto y el quinto poder

 


Por Miguel Angel Langle Flores

Los motores actuales de la globalización se desencadenan como resultado de los avances tecnológicos disponibles en materia de sistemas de información y tecnologías digitales de comunicación que controlan el desempeño de las cadenas globales de valor; las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) transforman la sociedad industrial en la sociedad del conocimiento y la información (Castells, 2009, 57).[1] Así, los avances tecnológicos en las comunicaciones y los sistemas de información crean un mundo mucho más interrelacionado, al imponer una transición de actividades, previamente, realizadas de forma manual hacia el entorno electrónico y digital (Marín, 2021, 95).

Bajo esta tesitura, siguiendo a Bertalanffy (1986, 8-9) y su Teoría General de los Sistemas, en el escenario cibernético, el hombre no importa sino los sistemas, es decir, se vuelve sustituible y desechable; su propia naturaleza humana lo vuelve un componente no confiable para el sistema, por tanto, debe sustituirse por computadoras y maquinas autorreguladas, o volverse no estrictamente confiable mediante: i) la mecanización; ii) el conformismo; iii) el control; y iv) la estandarización. Ante ello, la comunicación, sustentada en las expresiones culturales de la sociedad, se globaliza a través del sistema multimedia controlado por las Corporaciones Transnacionales (TNC, por sus siglas en inglés) (Borja y Castells, 2000, 12).

De acuerdo con McLuhan (1994, 9), los medios de comunicación transforman la forma en que los individuos llegan a entender e interpretar el mundo, por tanto, las imágenes y sonidos en constante circulación, a través de los medios, constituyen una forma significativa de poder para alterar la cultura y los patrones de comportamiento, especialmente, en la era de la información. El emergente carácter global de los símbolos culturales, a través de canales corporativos transnacionales, forma una nueva realidad, al globalizar los medios de comunicación, denominada la sociedad del espectáculo (Debord, 1967, 8); caracterizada por el capitalismo de consumo a escala global. Así, después de la Segunda Guerra Mundial, dicho fenómeno se globalizó conforme corporaciones como General Motors, Coca-Cola, McDonald’s, Nike, Microsoft, entre otras, se expandieron mundialmente. Mediante formas cada vez más complejas, los medios de comunicación difunden los valores y la racionalidad de una cultura de consumo capitalista a un nivel sin precedentes (Kellner y Pierce, 2007, 386; García y Goycolea, 2021, 60).

La creciente expansión de la cultura del consumo a través de la globalización, en donde, las relaciones sociales se sustituyen por vínculos virtuales digitalizados en donde se prioriza el entretenimiento y el consumismo (Moya y Brito, 2003, 48), requiere acceso y control de los medios de comunicación locales y regionales, ante la resistencia a valores culturales y de mercado impuestos (Kellner y Pierce, 2007, 388-389). Por lo tanto, los medios de comunicación construyen la realidad, al dictaminar la agenda del debate ciudadano. Dicha realidad construida se sujeta a los elementos informativos incluidos y excluidos en las plataformas de comunicación (García y Goycolea, 2021, 60).

Actualmente, el mundo informacional se caracteriza por: i) la abundancia de noticias falsas; ii) la espectacularidad mediática; y iii) la legitimación de no expertos, a través de una amplia diversidad y disponibilidad tanto de plataformas mediáticas como de dispositivos digitales, en donde, su labor informativa responde a intereses de diferentes índoles. En este sentido, tiene lugar la proliferación de incertidumbres e incertezas y, de forma simultánea, emergen las limitaciones del quehacer científico en materia de precisión y certidumbre (García y Goycolea, 2021, 63).

 Empero, si bien el progreso tecnológico y científico impuesto durante el último siglo ha generado desconfianza sobre las TIC, conforme estas se han utilizado para vigilar, controlar y reemplazar al hombre, el propio uso de las TIC por diversos actores transnacionales (Estados-nación, TNC, organizaciones de la sociedad civil, entre otros) también posibilita practicar la ciudadanía activa, al utilizar el Internet como medio de participación y organización social para expresar y compartir procesos, intereses y valores (Marín. 2021, 91); hasta donde los límites del propio poder lo permiten, como bien lo demostró el recientemente liberado tras un acuerdo de culpabilidad y casi dos mil días de cárcel: Julian Assange.

 

Referencias

Bertalanffy, L. (1986). Teoría General de los Sistemas: fundamentos, desarrollo, aplicaciones, Ciudad de México, México: Fondo de Cultura Económica. https://cienciasyparadigmas.files.wordpress.com/2012/06/teoria-general-de-los-sistemas-_-fundamentos-desarrollo-aplicacionesludwig-von-bertalanffy.pdf

Borja, J. y Castells, M. (2000). Local y global. La gestión de las ciudades en la era de la globalización, Madrid, España: Santillana Ediciones Generales. https://bibliodarq.files.wordpress.com/2015/04/borja-j-y-castells-m-local-y-global-la-gestic3b3n-de-las-ciudades-en-la-era-de-la-informacic3b3n.pdf

Castells, M. (2009). Comunicación y Poder, Madrid, España: Alianza. https://www.felsemiotica.com/descargas/Castells-Manuel-Comunicaci%C3%B3n-y-poder.pdf

Debord, G. (1967). Society of the Spectacle, Detroit, Estados Unidos: Black and Red. https://files.libcom.org/files/The%20Society%20of%20the%20Spectacle%20Annotated%20Edition.pdf.

García-Farjat, M. J. y Goycolea, W. G. (2021). Riesgo, comunicación y globalización del riesgo en tiempos de pandemia, Revista Ibero Americana de Ciencia, Tecnología y Sociedad, no. Especial, pp. 55-65. http://www.revistacts.net/wp-content/uploads/2021/01/04Garcia.pdf

Gracia-Díaz, E. M. (2018). Sociedad de la información, e-gobierno, e-documento e interoperabilidad en el contexto de la globalización (tesis de doctorado), Universidad de Alicante. http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/97998

Kellner, D. y Pierce, C. (2007). Media and Globalization. En Ritzer, G. (editor), The Blackwell Companion to Globalization (pp. 383-395). Primera edición, Malden, Estados Unidos de América: Blackwell Publising. http://ewclass.lecture.ub.ac.id/files/2015/02/George_Ritzer_The_Blackwell_companion_to_globaliBookFi.org_.pdf

Marín-Agudelo, S. A. (2021). Información, Cibernética y Biopolítica en la era de la Globalización, Información, cultura y sociedad, no. 44, vol. 87-102. http://www.scielo.org.ar/pdf/ics/n44/1851-1740-ics-44-00087.pdf

McLuhan, M. (1994). Understanding Media: The Extensions of Man, Cambridge, Estados Unidos de América: MIT Press. https://designopendata.files.wordpress.com/2014/05/understanding-media-mcluhan.pdf

Moya, N. y Brito, J. M. (2003). Las ciber identidades: efecto de la globalización tecnológica, Ciencia y Sociedad, vol. 28, no. 1, pp. 29-52. https://www.redalyc.org/pdf/870/87012383003.pdf

 



[1] Particularmente, el termino Sociedad de la Información adquiere presencia internacional en 1993 para denotar una transición social de la Guerra Fría hacia una etapa denominada Sociedad del Conocimiento, en relación con un cambio social ineludible y enfocado hacia el progreso basado en el impulso de las TIC. En contraste, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) considera, actualmente, la Sociedad de la Información como una pieza clave al interior de la sociedad del conocimiento, ya que esta última se enfoca en las transformaciones económicas, sociales y culturales necesarias para lograr el desarrollo sustentable, a partir de la libertad de expresión, el acceso a la información y la diversidad lingüística (Gracia, 2018, 120-121).  

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