Anti-cuento de hadas. 25 de junio.

         


                            Por Valeria Hernández Reyes


El pasado 25 de junio de 2024 en el famoso #DíaNaranja, mi mundo se tambaleó al descubrir que alguien había suplantado mi identidad en una página web, ofreciendo servicios sexuales en mi nombre. ¿Podría haber estado preparada para algo así? Sí, en cierto modo. Desde el primer acto de violencia de género que sufrí, he estado aprendiendo y preparándome para enfrentar lo inesperado. He superado el miedo a las acusaciones, las burlas y la indiferencia de quienes no comprenden la gravedad de estas situaciones.

Reviví en mi mente todo lo que he aprendido, junto con los sueños que se han desvanecido ante la cruda realidad. Ese día alguien (mi amigo Walter) me dijo: "Bienvenida a la vida adulta". Para mí, fue escuchar  "la vida no es un cuento de hadas". Este recordatorio me trajo a la memoria la disertación de María García Puente, "Érase de nuevo una princesa: las reescrituras feministas de cuentos de hadas en la España del Tercer Milenio", donde se profundiza en cómo los cuentos han evolucionado hacia perspectivas feministas.

La disertación de García Puente explora si existe un interés genuino en reescribir los cuentos de hadas en la España contemporánea, qué ansiedades y desafíos comunican estas transformaciones feministas sobre la situación de la mujer, y cómo estas historias ofrecen nuevos entendimientos culturales.

Aunque mi historia no ocurrió en España, es claro que a nivel global necesitamos reinterpretar los cuentos de hadas, pues las versiones tradicionales ya no reflejan nuestras realidades. Las narrativas feministas son cruciales porque denuncian la violencia de género, la precariedad laboral, la maternidad y la discriminación sexual, todas ellas reflejando la ansiedad e incertidumbre de las mujeres en este nuevo milenio.

Estas nuevas versiones feministas, creadas tanto por hombres como por mujeres, no imitan modelos pasados ni se adhieren a las versiones despolitizadas de la industria comercial anglosajona. Más bien, actúan como espejos que nos obligan a enfrentar realidades difíciles y a promover el cambio social.

Los "anticuentos de hadas" nos muestran una visión más cruda y realista de la vida, ayudándonos a comprender mejor las injusticias y la violencia que muchas mujeres enfrentan diariamente. Nos enseñan que la vida no es una senda de rosas y que debemos enfrentar desafíos serios y persistentes. Al abordar temas como la violencia de género y la discriminación laboral, estos cuentos nos invitan a reflexionar sobre las profundas desigualdades que aún persisten en nuestra sociedad.

Uno de los aspectos más importantes de estas narrativas es cómo nos sensibilizan y nos ayudan a entender la violencia política por razón de género. Esta forma de violencia puede ser invisible pero está arraigada en nuestras estructuras sociales y políticas. Los "anticuentos de hadas" nos abren los ojos a estas injusticias, haciéndonos más empáticos y solidarios con las luchas de las mujeres, y motivándonos a actuar para crear un mundo más justo y equitativo.

Estos relatos nos recuerdan que la justicia no es un ideal abstracto, sino una práctica diaria. Nos muestran que todos tenemos un rol que desempeñar en la lucha contra la violencia y la injusticia. Ya sea apoyando a una víctima, denunciando comportamientos abusivos o abogando por políticas más equitativas, cada acción cuenta.

Además, los "anticuentos de hadas" subrayan la importancia de la comunidad y el apoyo mutuo. Nos enseñan que no estamos solos en nuestras luchas y que juntos podemos marcar una diferencia significativa. La colaboración y las relaciones auténticas son esenciales para superar desafíos y encontrar soluciones justas y equitativas.

Finalmente, estos cuentos nos enseñan a valorar nuestra propia resiliencia y fuerza interior. Al aceptar la vida con todas sus complejidades y matices, aprendemos a ser más fuertes y a enfrentar los desafíos con determinación. Nos invitan a ser empáticos, a valorar la belleza de lo imperfecto y a encontrar sentido y alegría en nuestras experiencias cotidianas, incluso en medio de las adversidades.

En conclusión, los "anticuentos de hadas" nos ayudan a ser más justos y a entender mejor los conceptos de violencia política por razón de género al ofrecernos una visión más realista de la vida y las luchas que muchas personas enfrentan. Nos inspiran a actuar con empatía y justicia, y a valorar la fuerza de la comunidad en la construcción de un mundo más inclusivo y solidario.

Con cariño,

Valeria - 5 años

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