La construcción de la verdad jurídica: a propósito de Anatomía de una caída

 


Por Alba Nidia Morin Flores

Las relaciones entre el cine y el derecho no son actuales, desde el nacimiento del arte cinematográfico la pantalla grande ha mostrado temáticas relacionadas con problemáticas sociales entre las que destacan el derecho, la justicia, la aplicación de las leyes, la criminalidad, la delincuencia, entre otros muchos temas. Así, la narrativa cinematográfica ha puesto sobre la mesa reflexiones sobre diversos fenómenos jurídicos.

En este orden de ideas, destacan películas clásicas como Matar a un Ruiseñor, 12 hombres en pugna, Philadelphia o La tapadera, algunas de las cuales constituyen adaptaciones de obras literarias, otras son guiones originales; sin embargo, en ambos casos se abordan tópicos como la lucha por la igualdad y la no discriminación, los vicios de las grandes firmas de abogados o la deliberación llevada a cabo por un jurado ante una acusación de homicidio. Con ello, las representaciones cinematográficas encuentran una conexión con el mundo jurídico.

De manera reciente, sobresale la excelente película francesa titulada Anatomía de una caída que, a mí parecer, constituye una joya cinematográfica al abordar la construcción de la verdad jurídica. El film comienza con una escena en donde vemos a Sandra, la protagonista, una exitosa escritora en su hogar, manteniendo, o tratando de mantener, una conversación con una alumna, pues de fondo se escucha la repetición de la melodía P. I. M. P. de Bacao Rhythm & Steel Band en un tono excesivamente alto.

Poco después de dicha escena, se observa como Daniel, el hijo ciego de Sandra y su pareja pasea con su perro, el cual a su regreso encuentra el cuerpo de su padre tirado sobre la nieve. Ante tal hecho llama desesperadamente a su madre, la cual sale del segundo piso de la cabaña a su encuentro. A partir de este momento comienzan las indagatorias para saber qué le pasó a Samuel.

Ante la imposibilidad por parte de los peritos forenses para determinar las causas de la muerte de Samuel y la falta de testigos presenciales de los hechos la policía acusa a Sandra, quien supuestamente dormía con tapones en los oídos, de ser la causante del homicidio. Es así como la trama se desarrolla a un ritmo que propicia el surgimiento de hipótesis e indagatorias sobre la conclusión de un hecho que nadie presencio y del cual se conoce casi nada.

Poco a poco, conforme se desarrolla el film, el espectador comienza a conocer los detalles de la vida matrimonial de Sandra y Samuel, sus pleitos, problemáticas y dificultades profesionales y emocionales. Sin embargo, en ningún momento, la cineasta Justine Triet aporta elementos para que el espectador se decante por una u otra hipótesis, esto permite que la película siempre nos mantenga interesados en saber cuál es la verdad.

En mi opinión, es precisamente esta confrontación de hipótesis planteadas al espectador en donde radica la trascendencia y belleza del film, pues este nos permite observar a la verdad jurídica como una construcción artificiosa que no descubre la realidad de los hechos, pues, aunque al final de la obra Sandra es absuelta, permanece la duda en el espectador sobre su culpabilidad y la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra manera.

Por lo antes expuesto, Anatomía de una caída constituye una película obligada para los estudiantes de derecho por la reflexión propuesta y el análisis sobre los medios de prueba, la indagación de la verdad y la subjetividad en la construcción de la verdad jurídica.

 


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