La justicia de los robots: La profecía de Papini

 



Ahora que la Inteligencia Artifiicial (IA) ha cobrado inusitada importancia en el terreno de la administración de justicia no hay modo de no referirse al "Tribunal electrónico" de Giovanni Papini, quien por cierto, igual que yo, estudió en la Universidad de Florencia.

Papini profetiza que los operadores jurídicos adquirirán un rol de meros espectadores:

Los jueces, abogados y oficiales de justicia no ocupan sus lugares habituales, sino que se sientan como simples espectadores entre las primeras filas del público. La máquina no tiene necesidad de ellos, es más segura, precisa e infalible que sus reducidos cerebros humanos.

 Hay elementos interesantes en el relato contenido en El libro Negro (1951) a tener en cuenta: el encargado de la máquina juzgadora es el único que conoce su funcionamiento y su tarea es simplemente la de solucionar temas técnicos, no hay un interés particular -al menos que se desprenda del relato- sobre los elementos de programación, ¿a partir de qué datos toma las decisiones el artefacto? se menciona sólo los códigos, una crítica sutil del autor al afán formalista del derecho procesal quizá; aún agregando fuentes como la jurisprudencia o incluso la costumbre, u otro tipo de datos relevantes; de todos modos el acto de juzgar se reduce a una simple operación matemática, a un cálculo.

Otra cuestión relevante es la celeridad con la que se resuelven los casos, una más de las tendencias de la justicia actual, que si bien es un valor deseable -me refiero a la expedites- termina por convertirse en el relato en una especie de  excusa para la injusticia.

Papini habla de un "siniestro espectáculo" donde: "Las máquinas inventadas y fabricadas por el ingenio humano han logrado quitar la libertad a sus progenitores".

La rapidez con la que la tecnología está incidiendo en nuestras vidas es abrumadora, pero no debe generar pasividad sino por el contrario proactividad, ya se está utilizando la tecnología, y concretamente la IA para resolver asuntos, la cuestión es conocer plenamente como funcionan interfaces y aplicaciones, y asumir de manera responsable y ética su utilización. La desidia y comodidad pueden ser enemigas poderosas en estos procesos.

   

Comentarios

  1. Coincido, debe existir un control ético en los algoritmos que desarrollan las personas, para que éstas estén al servicio y beneficio de la población, sin que se permita un control absoluto de las actividades a favorecer por parte de la IA, lo que daría espacio a que las personas sean capacitadas en otras actividades y no sean sustituídas completa o totalmente por las máquinas

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  2. Gracias Joel por el comentario tan acertado.

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