Ni tan expertos. La prueba pericial siempre un desafío




Érika Yazmín Zárate Villa

A mi Profesora Carmen Vázquez


El 10 de febrero de 1948 el Comité Central del Partido Soviético anunció un Decreto condenando a los compositores rusos de ese momento, porque se alejaron de la música tradicional, entre esas personas estaba Sergei Prokofiev. La decisión del Estado soviético se originó en “el gusto” de ese comité y de Stalin, para ellos las piezas musicales carecían de contenido ideológico, pues no hacían florecer la cultura del país [1]. Prokofiev aceptó hacer música con las indicaciones del Decreto. Probablemente esta decisión pesó mucho en su vida. Cumplido con el Decreto, Profokiev siguió escribiendo música, hasta 1953 cuando enfermó y murió, justo el mismo día que Stalin [2].

Prokofiev pidió perdón por su música, con el pretexto de que fue corrompido con el arte occidental que empobreció su trabajo y lo llevó a dejar de hacer lo que se esperaba de él. No fue el único perjudicado por ese Decreto. Su primera esposa -de la que separó de un modo poco agradable, como en general llevaba el músico su vida [3]- se mantuvo firme en territorio ruso y pagó las consecuencias del retorcido arte del compositor quien además mantenía una relación extramatrimonial [4],  lo que hizo que Lina, pagara con la cárcel el ser esposa de Prokofiev, acusada de traidora a la patria y de estar unida a “un emigrante blanco” que dejó su país para vivir en la burguesía y tener grandes cantidades de dinero en otros países. Ella no pudo defenderse como una presunta inocente, desde el primer momento se le trató como culpable, en un “juicio” lleno de intimidaciones físicas y mentales, con “jueces”, pero sin garantías. Lina pasó días terribles [5]. Así la historia no es tan justa, él como un músico inmortalizado considerado uno de los mejores, y ella, invisibilizada y olvidada [6], reducida a una simple pasión amorosa de novela, cuando su vida tiene mucho que enseñarnos en cuanto a congruencia de pensamiento, resistencia a la adversidad, pero sobre todo, acerca de un “proceso penal” dudoso y manipulado.



 

Todo porque para el comité del partido soviético la música de los “perseguidos” era muy formalista, apegada demasiado a la técnica, a su parecer los músicos rusos se contagiaron “de la moda” atonal y hasta del caótico jazz. El partido decidió por decreto, que las mejores obras de Prokofiev eran Romeo y Julieta y Alexander Nevski [7]dejando de lado otras de sus creaciones (como también le sucedió a otros compositores). 

¿Cuáles fueron las bases de ese Comité? ¿Cuál era su experticia en música? ¿Sólo por ser agentes del Estado se les debía creer todo? Algunas de las posibles respuestas nos llevan al campo de la fiabilidad probatoria. Aplicable a todas las pruebas, pero que en el caso de la prueba pericial no podemos olvidarla, pues tendemos a pensar que esa prueba “es más segura” porque la hacen expertos. Experiencia que se une a la de los juzgadores, como expertos en derecho. Con ese binomio pensamos que quedan lejos las decisiones erróneas.

Entonces ¿Cómo se decide un caso? ¿Qué comunidades expertas auxilian a una persona juzgadora? Deberían ser aquellas que nos dan a conocer sus métodos, sus errores, sus resultados, los contraargumentos a sus posturas, lo que ofrecen información y no sólo conclusiones. Y esto, porque la verdad no se logra por consensos [8].

Visto así, de ese modo, parece muy dudoso lo que resuelve un comité de expertos, ya sea el soviético en el caso de los músicos o cualquier otro. Es un peligro cambiar la verdad por correspondencia que orienta el razonamiento probatorio, con bases racionales. Caer en la “verdad por mayoría” es atentar contra la racionalidad en los temas probatorios y es ilusorio para el debido proceso. Como lo explica la profesora Carmen Vázquez: 

(…) la experiencia y la formación no pueden en sí mismas validar las generalizaciones empíricas subyacentes a los métodos y técnicas empleados, como la afirmación de que las personas expertas en identificación de huellas dactilares latentes pueden individualizar el origen de una huella con exclusión de todas las demás posibilidades. Hay que insistir: las afirmaciones empíricas requieren de pruebas empíricas, como las que se han mencionado anteriormente. Más aún, sin mecanismos robustos de retroalimentación para detectar y proporcionar información sobre cualquier posible error, la experiencia no puede ser una garantía sólida para llegar a conclusiones válidas´. En efecto, ¿Cómo podría saber una persona si sus conclusiones son correctas si no tiene otro criterio más que su propia experiencia?, ¿Cómo podría identificar sus errores y hacer los ajustes necesarios a su práctica?[9]

En mis palabras de “flor silvestre” ya no vale “porque lo digo yo”, ya que la racionalidad de una decisión no puede estar construida en “mis credenciales de experto” o en “mis años de experiencia” -al final falacias de autoridad-, porque como bien lo dice la profesora Vázquez, quizá estuvimos haciendo todo mal 20 o 30 años. Ella nos propone una “cultura de la investigación” que siempre responda a “¿Qué sabemos?, ¿Cómo lo sabemos? ¿Qué seguridad tenemos de ello?”[10] 

Así, es claro que el comité del partido soviético no era el experto para afirmar que la música de Prokofiev dejaba de ser buena. Su fiabilidad como expertos musicales resultaba dudosa. Ya que como todo grupo de expertos, -y como le puede suceder a las pruebas periciales y a las personas juzgadoras-, pueden existir fuertes sesgos por estereotipos a propósito de cualquier certidumbre, incluida la lealtad al país [11].

Los peligros anunciados sobre “la verdad por consenso” llevan a pensar que no es una buena idea tener pruebas periciales y decisiones en juicios sustentadas en el informe pericial de una sola persona experta. La prueba pericial no es una opinión, es un conjunto de informes periciales, con cuestionamientos de las partes del proceso en ejercicio de su derecho a contradecir las pruebas (principio de contradicción) [12], sólo así se logra la mayor calidad en la información que será la base de una decisión.

Por tanto, el ejemplo histórico nos permite pensar que vayamos con más cuidado por la vida y no dar por cierto todo. El sólo dicho de una persona considerada experta no es suficiente para pensar que algo es cierto. Lo que aplica en todo, en la música, en la literatura, en la comida, en la ciencia o en los deportes. Como todo en la vida se trata de controlar (verificar) racionalmente la información que otros nos proporcionan. Y del mismo modo las demás personas deberán evaluar nuestras afirmaciones, como en la vida, “la dinámica de un proceso judicial implica que se [nos] puede cuestionar severamente.”[13] No propongo incentivar odiarnos o atacarnos, pero sí ser reflexivos. Amor y paz, aquí no atacamos personas, evaluamos ideas, coincidimos con pensamientos, no rendimos culto a nadie.







[1] El decreto se encuentra en: http://www.historiadelasinfonia.es/monografias/las-sinfonias-de-khrennikov/decreto-comite-central-1948/

[2] Se sugiere la excelente biografía de Sergie Prokofiev es la escrita por Nadia Koval. Ni modo se debe comprar, pero pueden enterarse de qué va en: https://escritoresdelmundo.art.blog/2017/01/14/sergei-prokofiev-vida-de-un-compositor-ruso-entrevista-a-nadia-koval-por-alcides-rodriguez/

[3] Para enterarse más de la biografía y música de Prokofiev escuche a los compositores de seudónimo Las Tías de la Música, los encuentran en: https://www.youtube.com/watch?v=KTyoUQ5UukY

[4] Otra buena biografía es la escrita por Harlow Robinson.

[5] Se sugiere leer la novela Una pasión rusa de Reyes Monforte, premio de novela historia 2015, autora acusada de plagio.

[6] De eso va el libro Una española en el gulag de Valentina Chemberdjí, quien acusó de plagio a la ganadora del concurso de novela histórica 2015.

[7] Según la biografía escrita por Nadia Koval.

[8] Lo que bien nos explica la Profesora Carmen Vázquez en el Manual de Prueba pericial de la SCJN:

https://www.scjn.gob.mx/derechos-humanos/sites/default/files/Publicaciones/archivos/2022-04/MANUAL%20DE%20PRUEBA%20PERICIAL_DIGITAL.pdf

[9] Página 67 del Manual de prueba pericial de SCJN.

[10] Indispensable, para comenzar, el Manual de Prueba Pericial de SCJN.

[11] Otro tipo de sesgos: “Los sesgos cognitivos son errores sistemáticos en el razonamiento que tienen lugar cuando los seres humanos procesamos e interpretamos información y, por supuesto, las decisiones y conclusiones que hacemos se ven afectadas por ello. Vale la pena enfatizar que no se trata de un error lógico o inferencial, sino en el procesamiento de información relacionado con nuestras debilidades de memoria o de atención. Digo nuestras porque todos los seres humanos las tenemos y, precisamente por ello, todos somos susceptibles de sufrir sesgos cognitivos.” Carmen Vázquez en Manual de razonamiento probatorio de SCJN, p. 79.

[12] Se sugiere leer completo el texto de la Profesora Carmen Vázquez: Guía sobre el contenido de los informes periciales:

https://escuelajudicial.cjf.gob.mx/publicaciones/2023/Editoriales/Guia%20_Contenido_Informes_Periciales.pdf

[13] Carmen Vázquez, Guía sobre el contenido de los informes periciales, p. 9.

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