Entre cocinas, brechas e inequidades

 



Por Alba Nidia Morin Flores

Hoy, 8 de marzo, se conmemora el día internacional de la mujer. Como cada año a partir de 1975, fecha en la que la Organización de las Naciones Unidas estableció formalmente dicha conmemoración, se ha visibilizado la lucha de las mujeres por exigir espacios seguros y libres de violencia. Asimismo, universidades, centros de trabajo e instituciones públicas de todo el país se pintan de morado aludiendo a la lucha por la igualdad de las mujeres respecto a los hombres.

A pesar de las múltiples contiendas sociales emprendidas desde hace décadas, todavía queda un muy largo camino por recorrer, pues al menos en México, la brecha salarial de género sigue impactando significativamente en la calidad de vida de las mujeres en todo el país debido a que el hogar, la cocina y el cuidado de la familia se sigue asignando como un rol establecido “naturalmente” a la mujer. Trabajo por el que no se le remunera.

En este contexto, se sigue desterrando a las mujeres al ámbito estrictamente privado en donde el hogar es “naturalmente” el destino de toda mujer. Esto permite entender el por qué, de acuerdo con los datos de INEGI, las mujeres, en promedio, dedican más del triple de tiempo a las labores del hogar en comparación con los varones, es decir, una mujer destina el 74% del tiempo a las labores domésticas (trabajo por el cual no son remuneradas) mientras que los hombres solo el 23.6%.

Aunado a lo anterior., si abordamos cifras mundiales, de acuerdo con la OIT la relación entre la población y el empleo es inequitativa, pues en el mundo, de la población masculina activa, el 75% se encuentra empleada, mientras que solo el 49% de las mujeres se encuentran en la misma situación. Lo que indica que el porcentaje faltante de mujeres se encuentra en los hogares.

Dicha problemática desde el ámbito literario se visibiliza en diversos textos como en Lección de cocina (1971) de Rosario Castellanos (1925-1974). Este relato constituye un cuestionamiento a los estereotipos y roles de género que aun en la actualidad siguen reproduciéndose. La autora invita a reflexionar sobre el particular en donde destacan algunas frases como “abnegadas mujercitas que nacieron para el nido” cuestionando los roles de género.

En esta tesitura falta mucho camino por recorrer, la lucha debe continuar hasta que el derecho al trabajo, a la educación, al ejercicio de los puestos públicos más importantes sean una realidad para las mujeres de todas las sociedades, en especial, de aquellas como las nuestras en donde las desigualdades son aún más evidentes.

 


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