¿Qué Varguitas pasó? O cómo la historia da vuelta en círculos
![]() |
Discurso de Juan Vargas en película La ley de Herodes (1999, Luis Estrada) |
Por Santiago Chablé Velázquez
Cien años de soledad es una pieza literaria maravillosa que deja lecciones trascendentales, una de ellas, y parafraseando a Úrsula Iguarán: pareciera que el tiempo da vuelta en círculos. Esta expresión recuerda mucho a la frase: Quien no conoce su historia está condenado a repetirla.
Dicho lo anterior, hay que recordar a Juan Vargas, protagonista de aquella emblemática película La Ley de Herodes, largometraje de 1999 que retrató la génesis de los gobiernos priistas y de un México y clase gobernante que parecía muy lejana pero que realmente no está tan distante. A pesar de conocer esa historia, en México parecen repetirse los males de antaño. Tenemos entonces que el tiempo realmente da vuelta en círculos.
Resaltan, desde un enfoque de creación del derecho e impartición de justicia, dos escenas de la película relacionadas con la interpretación del librito mágico (un compendio de leyes) y la producción normativa.
Vayamos al primer momento: Juan Vargas empieza a estudiar las leyes para encontrar la forma de tener más ingresos para inversión municipal y como una herramienta para reprimir conductas que generan conflictos en San Pedro de los Saguaros y tener “paz social”.
Segundo momento: Creyendo que es el mejor gobernante, Juan Vargas le arranca hojas a lo que parece ser una constitución y le dicta a su secretario lo que a su consideración deben prescribir las leyes. El político acaba de crear las normas bajo las cuales continuará gobernando su municipio.
Las dos escenas descritas deben estudiarse en el contexto, no sólo de nuestro país, sino mundial, en el que las noticias cotidianas son la elección de gobernantes que están en contra de la división de poderes y buscan minar la independencia de instituciones que puedan representar un contrapeso; y, con ello, ejercer un poder casi absoluto para crear las leyes que, en su consideración, son la mejor opción para sus proyectos—en muchas ocasiones nacionalistas—que tienen como fin el bienestar social de sus bases electorales, pero no de toda la población.
Este panorama se dio hace más de medio siglo, posteriormente lo vimos en los regímenes comunistas europeos o las dictaduras latinoamericanas. No son escenarios nuevos, son acciones que se han reprobado por la humanidad desde diferentes aristas, pero, si se sabe todo eso, ¿qué Varguitas pasó para que la historia se repita en círculos? Porque a pesar de ser una historia conocida se repite.
La respuesta a esa pregunta es que las sociedades, decepcionadas de su entorno democrático, deciden apostar por los Juan Vargas del mundo, personas que ofrecen soluciones políticas “fáciles” a entornos complejos, personas que deciden participar en los procesos democráticos para moldear las reglas a su conveniencia personal o ideológica.
¿Quiere saberse cuál es el destino de esas sociedades que eligen a un Juan Vargas para una concejalía, presidencia municipal, diputación, gubernatura o presidencia? Hay que ver la Ley de Herodes, que, con matices, se va reproduciendo en la vida real cada cierto tiempo, lapsos en los que se ajustan las reglas de la interpretación normativa y la producción de leyes a los complejos contextos polarizados, provocando esa sensación de que el tiempo da vuelta en círculos y nos hace expresar: esta película (que resulta ser la vida real) se me hace conocida.
Comentarios
Publicar un comentario