Justicia y Futbol: una lectura desde la cultura
Por José Ramón Narváez H.
Nací y crecí en Pachuca, Hidalgo, donde se nos dice desde niños es la cuna del futbol, y parece que algo hay de cierto, en cualquier caso se trata de identidad, vas mirando a lo largo de tu vida que esas cuestiones pueden jugar un papel importante cuando intentas leer al mundo. El futbol se jugó ahí porque una sociedad aburguesada y refinada como la porfiriana de la Ciudad de México, no iba a tolerar un disque deporte que se jugaba "a patadas" como la prensa lo definió en su momento.
Pero el futbol surgió en un peculiar contexto en México, en un entorno laboral de explotación, la minería, que hasta el día hoy es un espacio olvidado en el que miles de personas han perdido la vida, mi abuelo fue minero y las historias -hoy folklorizadas- son tremendamente dolorosas, y de nuevo la identidad, la memoria; juego y olvido. El deporte como espectáculo para entretener y evadir(se), catarsis, exorcizar los demonios, sacar la bestia.
Y por más que se insista en nombrar a otros deportes como principales, es difícil destronar al futbol de su condición de deporte de masas, Roland Barthes lo explica mejor que yo en su texto: Mitologías, y refrendó en el guion de El deporte y los hombres, en el documental de Hubert Aquin, se trata de un espacio cosmogónico, donde fuerzas mistéricas se enfrentan para restaurar el orden, por eso se requiere de cierta teatralidad, de complicidad con el público; y por eso es que las pasiones que genera son tremendamente compartidas, como se menciona en una de las escenas de la película ganadora del Oscar El Secreto de sus ojos, la búsqueda de justicia por parte de un funcionario judicial sólo puede ser satisfecha cuando se descubre la única pasión delatora: el amor por su equipo de futbol, y por un momento la búsqueda de justicia como pasión coincide con la pasión por el futbol. También esa historia está llena de referencia a la memoria como aliada de la justicia.
Luego está el juego, que como en la administración de justicia, está también gestionado por instituciones que a veces cometen errores, consciente e inconscientemente; juegos comprados, favoritismo, sesgos cognitivos de las decisiones, desconfianza; pero también se apela al fair play a una ética que favorezca el juego y la libre determinación de sus jugadores sin tanta intervención del árbitro, hasta parece una cultura compositiva; y aunque el show sigue mediando, y algunas aproximaciones clasistas siguen buscando identificar a este deporte con un sector de la sociedad ignorante; las novelas, las películas de ficción y documentales siguen creciendo; claro se trata también de una industria enorme que a veces mira sólo el lucro, una industria poco democrática y misógina, pero de eso hablaremos en otra ocasión.
No puedo dejar de referirme a actos de violencia y discursos de odio nacidos en el seno de este deporte; y es que los estadios son un pequeño/gran laboratorio que representa a nuestras sociedades. La idea es que el deporte sea un espacio de paz, que sea un catalizador, pero hay quien pervierte estos escenarios y compromete la integridad de quien asiste a ellos, generando terribles injusticias, dando pretexto a quien busca soluciones autoritarias; y como en muchos otros casos, la respuesta no está en la violencia ni en una actitud punitivista, sino en la educación y la cultura; los espacios y mecanismos ahí están, somos nosotros los que les podemos dar un buen o mal uso. Y, ¿por qué no, convertir al futbol en una representación de nuestras aspiraciones sobre la justicia?
Aquí te dejo algunas sugerencias literarias sobre el futbol:
Dios es redondo – Juan Villoro.
Boquita – Martín Caparrós.
El regate – Sérgio Rodrigues.
La vida que pensamos – Eduardo Sacheri.
El futbol a sol y sombra – Eduardo Galeano.
Niños Futbolistas – Juan Pablo Meneses.
La guerra del fútbol y otros reportajes – Ryszard Kapuściński.
Me sumo a recomendar la película "Fue la mano de Dios" (È stata la mano di Dio,2021). El Director se identifica tanto con el fútbol que a partir de esa afición narra su vida.
ResponderEliminarA mí esta entrada me llega al alma. Recuerdo que te escuché hablar del tema en Club 609 y la emoción que transmites es contagiosa y un reflejo de tu sinceridad respecto al tema. A mí me maravillan muchas cosas sobre el fútbol. Desde cosas simples como crecer viendo a mis vecinos jugando con botellas de frutsi como si fueran balones hasta cosas más complejas, como el largo periodo de Battler como presidente de la FIFA. Cuando era niña y me preguntaban sobre personas poderosas siempre lo mencionaba a él, nunca mencioné a un presidente de la república. Yo estaba convencida de que el fútbol y el deporte podía más que un partido político. Creo muchísimo en el Deporte como una forma pacífica de convivencia y me da mucho gusto ver que la mayoría de las veces las grandes diferencias de una sociedad se quedan fuera de un estadio. El fútbol nos une.
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Vale.
ResponderEliminarTambién incluir Los colores de la montaña
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