Gorodischer, Getrudis y La Cámara oscura: una visión femenina de la justicia
Por
Alba Nidia Morin Flores
La
literatura en América Latina está de luto. El pasado 5 de febrero a los 93 años
murió en la ciudad de Rosario, Argentina, Angélica Gorodischer una de las
escritoras latinoamericanas más importantes de las últimas décadas. Si bien, gran
parte de su obra se ubica dentro del género narrativo de la ciencia ficción, la
pluma de la argentina fue precursora del feminismo literario al dedicar un gran
número de escritos al abordaje de dicho tópico.
Dentro
del cúmulo de personajes femeninos que retan y cuestionan la supuesta
“naturaleza” de la mujer concebida desde la mirada masculina sobresale la
figura de Gertrudis, protagonista del cuento La cámara oscura (2009), a quien se le reprocha el no ser bella,
pues es descrita por su nieto como “fea con ganas: chiquita, flaca, negra,
chueca y bizca” y cuyo encanto consistía en poner en orden la casa, cuidar a
los hijos, no descansar ni siquiera después de cada uno sus ocho partos, además
de “trabajar en el campo…manejar a los animales, atar los pastos secos,
embolsar y ayudar a cargar los carros…y todo eso sin hablar una palabra”.
Los
romances experimentados por su marido León dentro del matrimonio, en voz de su
nieto, se justificaban, pues ella “era tan fea que no podía enojarse” y su
abuelo “tan buen mozo, tan grandote, con esos bigotazos de rey y vestido como
un señor”, que ella no podía emitir lamentación alguna, pues León se había
casado con Gertrudis aunque fuera fea, razón por la cual no debía molestarlo.
Este
relato ameno da un giro con la aparición de un fotógrafo ambulante, quien había
llegado al pueblo y cuyos servicios contrató León para capturar fotos
familiares. Por primera vez Gertrudis, en la cena, en lugar de ir y venir con
las cacerolas como siempre lo hacía “se sentó en la mesa para escucharlo”.
La
presencia del fotógrafo y la atención que al hablar daba a la mujer hacen de la
parte final del relato una valiosa forma de reflexionar acerca de las
decisiones de Gertrudis, las cuales serán reprochadas por sus familiares porque
“parecía tan buena mujer, tan trabajadora, tan de su casa” que no podía haber
abandonado a su familia sin ningún motivo.
La
narración de Gorodischer además de ser amena, divertida y profunda, discute tópicos
fundamentales en actual transformación como el desmantelamiento del lugar
“natural” asignado a la mujer, su labor dentro de la familia o los estereotipos
femeninos. La obra es ampliamente recomendable no solo por permitir el
entrecruce entre la literatura y la justicia al polemizar los roles de género,
sino además hace posible pensar en la toma de decisión de la mujer,
circunstancia que aun en la actualidad se encuentra vedada para la gran
mayoría.
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