Dune: lecciones de cómo no gobernar un universo
Por J.L.
Benítez
A pocas semanas del estreno
en el continente americano de la nueva adaptación de Dune muchos tienen en la mente a esta
película como el fenómeno cinematográfico más importante desde el estreno del
Señor de los Anillos la comunidad del anillo, dicho título no se da por un
masivo éxito en taquilla, sino porque cimbró nuevos estándares en la forma de
contar historias en la época moderna y, sobre todo, en como adaptar novelas tan
complejas manteniendo su esencia.
Dicho lo anterior en el
siguiente ensayo quisiera introducir a los fans de la película al mundo
jurídico y político que nos plantea Dune, desde la óptica del primer libro de
Frank Herbert. La obra de este grande de la ciencia ficción, no es reconocida
por su poética narrativa, como en el caso de La Fundación de Isaac Asimov o por
sus giros de tuerca como Hyperion de Dan Simmons, sino por el hecho de
construir un mundo complejo, basto y fascinante. La magia de Dune se ve en
desiertos profundos que, a pesar de la quietud de las arenas rebosan de una
vida vibrante y adaptada a sobrevivir en las condiciones más extremas.
Pero Herbert no solo ideo un
complejo ecosistema sino también todo un mundo jurídico y político que son el
origen de la trama misma. Cuando uno escribe sobre el futuro, una tendencia
común es mirar al pasado y el universo de Dune no es la excepción, su
estructura jurídica y política recuerda a la antigua era feudal, una época que,
si bien la ‘soberbia ilustrada’ nos hace verla con desdén, la realidad es que
de ella nacieron varias de las figuras políticas que hoy día aun podemos
apreciar.
Para poner en contexto el
universo conocido es regido por un Imperio feudal, gobernado por el emperador
Padishah Shaddam Corrino IV, de la casa Corrino.
El emperador Corrino no
gobierna solo, a él se le suman tres estructuras que serán de suma importancia
en la trama; por un lado, La Cofradía Espacial cuyo órgano de gobierno
“oficial” la CHOAM (Combine Honnete Ober Advancer Mercantiles). Cabe resaltar
que la CHOAM, es una fachada ya que, quienes dictan la política de la Cofradía
y por tanto el monopolio de los viajes espaciales son los “navegantes”, seres
de los cuales no hablaremos pro el momento para no arruinar sorpresas futuras.
Otra de las instituciones
centrales del imperio es el Landsraad, o casa de representantes de las grandes
casas, algo similar a la “Casa de los Lords” del parlamento británico. Y una
tercera fuerza política es la hermandad de las Bene Gesserit, las cuales en el
papel fungen como diplomáticas y asesoras a los duques y barones del imperio,
aunque en secreto dictan la política y religión del mismo.
Como vemos la estructura de
gobierno de Dune no difiere mucho de lo que fue el Imperio británico, el Impero
español o el Sacro imperio Romano Germánico, es decir, en Dune podemos apreciar
el origen de un derecho que hoy nos resulta ajeno pero que fue vital para
establecer una cierta paz en los incipientes estados de la Europa medieval, así
como la etapa del capitalismo imperialista.
Volviendo a la trama, el
Duque Leto de la casa Atreides, una de las más poderosas militarmente hablando
comenzaba a volverse altamente respetado por los miembros de las demás casas en
el Landsraad sirviendo en ocasiones como intermediario entre los Lords y el
propio emperador, cosa que a este último poca gracia le hacía ya que temía que
pudiese aliarse con varias casas para buscar derrocarlo y más, debido a que
para ese tiempo, el duque Leto, primo del emperador, había tenido un heredero varón, mientras que
el solo había tenido hijas.
Sin embargo, esa no era la
única preocupación en la mente del emperador, ya que otro personaje, mucho más
violento y sediento de poder estaba creciendo a un ritmo preocupante, el Barón
Vladimir de la casa Harkonnen que, gracias a su dominio sobre el planeta
Arrakis (planeta donde ocurre la trama) y único plantea conocido donde se
encontraba la Melange o la “especia”, la sustancia más importante del universo,
ya que permitía a sus usuarios ampliar sus capacidades mentales a niveles
inimaginables y, con ello, facilitar los viajes interestelares. Ello volvió a
los Harkonnen en la casa más rica del universo conocido.
Entonces el emperador se puso
en una situación compleja ¿Cómo liquidar a los Atreides y a su vez evitar que
los Harkonnen siguiesen creciendo sin que ello pusiera en duda la legalidad de
su reinado? La solución es para los espectadores conocida. Primero, nombró a la
casa Atreides regentes de Arrakis, un obsequio que nadie negaría, ya que ello
implicaría controlar el flujo de la especia volviéndolos inmensamente ricos,
así también incrementaría las tensiones entre los Atreides y los Harkonnen.
La segunda parte del plan fue
aliarse con la Cofradía que, aunque tenían en la nómina de la CHOAM a
funcionarios Atreides recientemente nombrados, en secreto facilitarian el
movimiento de tropas de los Harkonnen, al planeta Arrakis, eso sí, por una
tarifa extremadamente alta que dejaría a la casa del Varón Vladimir Harkonnen
casi en banca rota, con ello, debilitaría el poder económico de este último.
Sin embargo, el emperador sabía de la fuerza militar de los Atreides, por lo
que puso de forma secreta a disposición del Barón cinco batallones de los
guerreros más temibles del imperio los Saudakar, la guarda personal del
emperador.
Así ante los ojos de los
demás señores y señoras de las casas nobles, la caída de los Atreides sería por
una venganza personal por parte de su rival, una casa que estaría endeudada y
empobrecida por los costos de la guerra. Así mismo, el emperador sabría que
abusaría de su poder contra el planeta Arrakis por lo que, justificaría la
presencia de soldados imperiales con la idea de, en un momento “liberar” al
planeta de la tiranía del Barón.
Esta trama nos refleja el
delicado balance institucional el cual, el emperador buscaba preservar, similar
a lo ocurrido con el Rey Juan sin Tierra y la firma de la primera “Carta
Magna”, en ambos casos la idea es que el monarca debía de respetar la soberanía
de los nobles lo cual implicaba la paz con ellos, eso era de vital importancia
para conservar la estabilidad y el pacto del monarca para con sus súbditos
acaudalados. Así mismo Herbert nos intuye la idea de las restricciones y
derechos de los nobles ante dicho parlamento como son las audiencias públicas e
incluso las comparecencias del monarca ante el pleno.
Este tipo de estructuras
existen hoy día en la práctica de las repúblicas parlamentarias, e incluso en
las repúblicas presidencialistas, donde existe un órgano legislativo o de
representación capaz de servir de contrapeso a la hegemonía del gobernante.
Dicha condición nos habla de
las dinámicas jurídicas del universo de Dune, las cuales son similares a las
que ocurrían a lo largo de la historia premoderna. Aunque en el caso de Dune
dicho pacto fue violado, la posibilidad de represalias ante el Landsraad es lo
que obliga al emperador a idear una trama tan compleja como la que pudimos ver
en esta primera parte, aunque ello después tendría consecuencias graves para
nuestro pobre Padishah IV pero eso es materia para otro ensayo.
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