Aproximación a la memelogía jurídico-literaria



Por Manuel de J. Jiménez

Vivimos sumergidos, sobre todo aquellos que solemos estar en redes sociales, en un universo de memes. Hay memes afortunados, mediocres y pocos se convierten en verdaderos clásicos. Estos últimos, cuando se viralizan, al igual como sucedió en otros tiempos con manuscritos, mitos y tradiciones orales, suelen ramificarse y brotan variantes aquí y allá. Incluso surgen personajes como ocurrió con el famosísimo Cheems, quien tiene una entrada de Wikipedia donde se dice sobre su etimología: “El nombre del meme deriva de la palabra ‘cheemsburger’, la cual es una pronunciación incorrecta de la palabra en inglés ‘cheeseburger’, que quiere decir en español ‘hamburguesa de queso’ ” La memelogía es una disciplina en construcción desde que Susan Blackmore definió a los memes como “instrucciones para llevar a cabo un comportamiento, almacenadas en el cerebro (u otros objetos) y trasmitidas por imitación”.

       Hay memes de todo tipo, temática, humor, referencias, etc. Me he dado cuenta que hay tres grandes rubros: 1) Aquellos que surgen de alguna escena de película o serie, 2) Aquellos que hacen famoso a una persona, animal o cosa antes desconocida (esto le sucedió a mi amigo poeta Daniel Malpica) y 3) Sobre famosos: celebridades, obras, corporaciones internacionales. En este sentido, he encontrado memes que son jurídico-literarios, es decir, que siguen vía memelógica los fines temáticos y reflexivos del movimiento derecho y literatura. De manera autónoma, hay que decirlo, abundan memes de humor literario sobre obras-escritores y de humor legal, a veces en torno a estereotipos de la profesión y las tareas profesionales. Los memes jurídico-literarios son una joya, pues cruzan la interdisciplina y transdisciplina sin esfuerzo. De tal suerte que lo que implicaba un desgaste metodológico desde el ensayo o el paper académico, es irrelevante para el meme, pues este es resultado de la mixtura de saberes que deviene en humorismo fresco.

         Vayamos más allá. ¿El meme puede entenderse como un nuevo género literario? No consideremos aquí las discusiones bizantinas sobre lo que es un género literario y el fenómeno más o menos reciente que borra las líneas divisorias entre un género y otro desde la creación y la crítica. Pensemos en las tradiciones que unen imagen y texto. En el siglo XVII fue famosa la literatura emblemática (cultivada por juristas como Andrea Alciato y Saavedra Fajardo) que tenía un inscriptio y subscriptio a partir de una figura. En poesía, la tradición se ensancha cuando revisamos, por ejemplo, el caligrama y la poesía concreta. Por otro lado, emerge la rica historia de la caricatura, tira cómica o chiste gráfico. ¿Acaso no es el meme algo que participa de estas mismas tradiciones? Me parece que sí e incluso va más allá debido a su dinamismo y versatilidad. En lo relativo a lo jurídico-literario, el meme puede ayudar a que los lectores y cibernautas abandonen la solemnidad que conllevan ambos saberes y transiten con humor el paso interdisciplinar. 



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