Enseñar derecho probatorio con las narrativas pop
Por Érika Yazmín Zárate Villa
1. Ni Chanel ni prêt-à-porter en las
teorías probatorias
Se sabe que todo lo confeccionado
a mano, pieza por pieza, es de alto costo. Hoy lo llamamos “lo artesanal”.
Tener esos productos son signo de exclusividad. Pocos pueden cubrir el costo.
La situación parece que no sólo es para las mercancías. Más o menos sucede con
el mundo de las ideas. Muchos conocimientos se reservaban a las mentes
privilegiadas o a las personas que podían abstraerse del mundo y entender, por
ejemplo, las complicadas teorías de la filosofía o los aspectos puntuales de lo
que es ciencia y de sus áreas específicas.
Sin embargo, el mundo cambia,
poco a poco. La democracia no es únicamente la de las urnas. El conocimiento no
debe ser para unos cuantos. La filosofía se debe aplicar a distintos campos,
para mejorarlos. Y se debe fomentar el pensamiento científico, desde que la
infancia inicia sus estudios.
Hoy uno de los ámbitos de impacto
de la filosofía y la ciencia, que a mí me interesan, son las cuestiones
probatorias de un juicio. Su atractivo no sólo es por mi gusto. Son muy pocos
procesos en los que lo central es algo diferente a los hechos que se deben
probar. La transformación del tema procesal probatorio, a partir de la
filosofía y la ciencia, debe ser la común y no lo excepcional.
La filosofía y la ciencia en el
campo probatorio aplicadas para reflexionar, no como recetas infalibles, llevan
cuestionar lo que por siglos nos parecía extremadamente natural. En la medida
que hacernos preguntas sobre las reglas procesales de las pruebas se un
ejercicio cotidiano leer sobre los temas del razonamiento probatorio y estudiar
en las escuelas que se centran en este no será más un tema para unos cuántos.
Aunque el uso de la ciencia y la
filosofía en las cuestiones probatorias no es simplemente un parangón del prêt
à porter. No es únicamente democratizar. Realmente es un método para la
acción caminando mientras se piensa. La teoría debe ser un vehículo para el
conocimiento y no una solución absoluta. La teoría debe ser la posibilidad de
tratar un problema, la cual puede estar equivocada, como todo, los errores no
le son ajenos, porque ello la teoría y la ciencia no son un oráculo.
Sin duda la ciencia y la
filosofía a la que me refiero no es la de serie CSI: crime scene
investigation. En la que todo parece fácil y evidente. En la que nos
pretenden hacer pensar que la parte probatoria de un caso es lo más sencillo y
que existe una ciencia forense infalible para todo. Recordemos que hasta el FBI
se ha equivocado tremendamente.
Por esas razones me autoinvité a
este blog, mensualmente a tratar temas probatorios a partir de libros,
películas, para desmitificar lo que sólo es ciencia basura, pero sin caer en
creencias populares. El justo medio de todo. O visto de otro modo, a partir de
lo que todos más o menos conocemos referirnos a las cuestiones probatorias y de
paso conocer un poco más de la cultura pop, sin dejar de mencionar libros
especializados en las pruebas desde una visión no sólo procesal.
Digamos que voy a explorar el
imaginario colectivo sobre las teorías de la prueba más allá de las modas,
espero lograrlo.
Y ahora cooomenzamos….
2. Yo quería ser Hitchcock
En
1957 Billy Wilder adaptó el libro de Agatha Christie para hacer una película
conocida en México como Testigo de cargo. Ese director ya tenía fama por sus
películas de comedia romántica, como Sabrina o La tentación vive arriba. En 1994
muchos de mi generación lo conocimos porque un director español al recibir el
premio Óscar le dedicó el galardón a su ídolo, el cara de bonachón Wilder.
En
esos años noventa, cuando me aficioné a mirar el cine de Wilder me detenía más
en las historias sencillas y llenas de reflexiones de vida. Ni antes ni ahora
analizo todo con ojos de abogada. Trato de gozar la vida sin obsesionarme con
ser jurista cada minuto de mi existencia. Sin embargo, enseñar derecho me llevó
en el camino inverso, analizar todo lo que es derecho como una simple persona,
a veces suponiendo que no sé nada de derecho para desprenderme de mucho de lo
que según es obvio al dedicarse a lo jurídico. Así trato de pensar otro derecho
más centrado en las personas, en el sentido común y en la sencillez que permita
llegar a mejores soluciones, siempre buscando enseñar mejor.
Hace
pocos días agregué otro elemento a mi ecuación de enseñanza: recordar todo lo
que en mi niñez, adolescencia y juventud me llenó de aprendizaje cultural, para
ahora verlo con ojos juristas. Espero que sea una nueva herramienta para
enseñar mejor el derecho, de un modo más claro y accesible.
Esos
son los motivos para escribir de una película para referirme al derecho
procesal. En Testigo de cargo, además de ver excelentes actuaciones de personas
que la industria del cine ya consideraba decadentes encontraremos reflejado el
más tradicional derecho procesal. Y mi mención a la tradición no es por el uso
de las pelucas en el juzgado inglés, eso es lo de menos —o no—.
Una
tradición añeja en lo procesal es pensar que con mirar a la persona se sabrá si
miente como testigo. Con mayor exactitud se piensa que al observar sus gestos,
sus movimientos corporales y escuchar su tono de voz se descubrirá si miente.
Lo cierto es que no existe un método para saber si es verdad que el muñeco de
madera tiene tanga o no.
Por
años se pensó que el polígrafo ayudaba a descubrir las mentiras o los
culpables. Sin embargo, las reacciones corporales pueden tener más causas que el
engaño. Todas las personas reaccionamos diferentes. Algunos se estresan en
determinadas situaciones, tan simples como estar frente a desconocidos.
En
la película de Wilder no se considera la inexistencia del “método pinocho” y no
se piensa en la psicología del testimonio. En la historia se piensa que la
experiencia de un abogado defensor reúne toda la omnisciencia necesaria para
saber si el acusado por homicidio miente o no. Pero lamentablemente en la
realidad no es así ni siquiera un juez con su inmediación puede ser capaz de
saber si el testigo miente y dicho sea de paso ni las madres tienen ese don.
Esas
conclusiones no las obtuve por mis años de experiencia. Dicho más claramente
ese lapso me llevó a pensar ¿existirán eso poderes? Y concluí que no leyendo y
estudiando no de derecho. Sorprendentemente descubrí que existe algo que es la
psicología del testimonio, diferente a la psicología clínica y la forense.
A
diferencia de los abogados de Testigo de cargo hoy no todo el saber jurídico se
encuentra en los libros del derecho. En este instante pueden empezar a conocer
sobre la psicología del testimonio tal útil para los juristas como saber derecho
constitucional. Visiten el sitio: http://memoriadetestigos.blogspot.com/p/antonio-l-manzanero.html
Testigo
de cargo nos recuerda reglas procesales un poco cuestionables —para profundizar
sugiero la lectura que encuentran en https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6327339—.
En la trama la coartada del acusado es el testimonio de su esposa, pues ella
aseguró que en el horario en el que supuestamente sucedió el homicidio ellos
estaban juntos en un sitio diferente. Parece muy sencillo, pero el abogado dice
que nadie le creerá porque “jala más la sangre que la verdad”. Entonces, el
valor del testimonio se centra en la calidad de la persona más que en la
coherencia de sus afirmaciones con otras pruebas. Aun ahora esto se puede
pensar en otras materias, por eso a los testigos se les tacha para que no
declaren. Pero el derecho, a veces, me han contado, es muy formal. En la
historia de un momento a otro sí es posible que esa esposa declare. La razón que
ella estaba casada antes, por tanto ¿ahora sí dirá la verdad?
La
película nos muestra que un juicio puede ser una red complicada de reglas, por
lo que son necesarios abogados que conozcan cómo andar esos laberintos, que
tengan más habilidades frente a otros para ganar algo parecido a un partido de
tenis. Quizás esas circunstancias dejan de lado un poco que el proceso es un
método encaminado a proteger los derechos de las personas y que todo proceso
debe ser debido para la jurisdicción contribuya a la democracias—sobre el tema https://zaratevilla.wordpress.com/2020/04/12/gustavo-calvinho-el-proceso-con-derechos-humanos-metodo-de-debate-y-garantia-frente-al-poder-editorial-universidad-del-rosario-bogota-colombia/
—.
Estos
apuntes procesales no le restan valor a la obra de Wilder, él solamente
pretendía hacer una película de suspenso, aunque terminó creando un clásico del
cine y los temas jurídicos, que seguirá con esa altura. Y a mi discúlpenme,
porque sólo soy abogada, nadie es perfecto.
a alguien más le falla el enlace de "dialnet" o solo a mi?
ResponderEliminarYo tampoco lo pude ver.
EliminarHola Érika, soy Valeria, ingeniera ambiental, ando en este blog por curiosa, bueno no, yo creo que para aumentar mi creatividad, es bueno retar mi cerebro y lo hago aprendiendo de otras carreras. Creo que aprendo mucho de los abogados sobre lo que está mal o bien en ing.ambiental. Me dan feedback.
ResponderEliminarComentaste arriba "Son muy pocos procesos en los que lo central es algo diferente a los hechos que se deben probar","Un juicio puede ser una red complicada de reglas".
Entonces, ¿cómo debe ser un juicio? ¿con pocas reglas o muchas reglas? ¿O cómo en la película "Sully", que se trabajan muchas hipótesis para llegar a la verdad?
Por si no conoces la película Sully", te cuento, el protagonista es Tom Hanks, se trata de un caso de la vida real, el interpreta a un piloto que aterrizó de emergencia en el río Hudson, una parvada chocó con el avión y lo averío, tuvo que realizar un atterizaje forzado, ningún tripulante murió, sin embargo se fue a juicio porque la línea argumentó que puso en riesgo la vida de los pasajeros. Para resolver lo que pasó, se realizaron simulaciones sobre todos las decisiones que pudo haber tomado, y al final, se contrastaron todas las hipótesis con el audio de la caja negra y se añadieron parámetros realistas. Al final, se comprobó que efectivamente había tomado la mejor decisión en una situación de riesgo y ganó el juicio.
Yo pienso que en Ingenería siempre se estudian todos los escenarios, decimos que estudiamos casos en "condiciones ideales" y escenarios en "condiciones reales", utilizamos programas de simulación y elegimos lo mejor. ¿Te gustaría a ti un juicio así donde se analizaran muchas hipótesis aunque requiriera más tiempo?