Ser árabe: justicia e identidad en la literatura de Najwan Darwish
por Mateo Mansilla-Moya
El
arte es una forma de representación que, históricamente, ha servido como herramienta
crítica para abordar, desde el espacio de enunciación de quien realiza la
pieza, temas que se categorizan “universales”, en tanto importan a todas las
personas y trascienden tiempo y espacio. La literatura de ficción y la poesía
son manifestaciones artísticas, y los libros que las recogen suelen guardar en
sus páginas las preocupaciones de las personas –a la luz de los temas
universales– en determinados contextos.
En ocasiones, estas preocupaciones
suelen contener narrativas que pueden servir a las diversas disciplinas del
conocimiento en su acercamiento a los fenómenos sociales (y políticos, y
económicos).
En este sentido, el Derecho, en su
búsqueda por resolver los conflictos sociales, puede acercarse a piezas
literarias de ficción y de poesía, para descubrir narrativas que pueden
trascender en su perspectiva sobre los fenómenos sociales (y políticos, y
económicos) y, por ende, en su tratamiento.
A diferencia del derecho, que se
mantiene en el mundo de las abstracciones, la literatura nos acerca a
experiencias con las que de alguna forma nos podemos identificar. Esto es
sumamente relevante cuando queremos acercarnos a conflictos complejos en los
que no basta la mera aplicación de normas, sino que se requiere además, actuar
con sensibilidad
Una de las obras literarias que
aborda uno de estos conflictos, es Durmiendo en Gaza, y cuya reseña presentamos
aquí como una posibilidad de lectura de un conflicto del que no basta, para ser
resuelto, un análisis jurídico.
Durmiendo
en Gaza es el testimonio personal de un ser que se reconoce parte
de una colectividad mayor a él; las preocupaciones en la voz del poeta palestino
Najwan Darwish, quien se desplaza en el estadio entre lo lírico y lo retórico,
bien podrían ser la de cualquiera otra persona en el mundo árabe. Así como
opinó Emily Dische-Becker en Poetry International Rotterdam[1],
la poesía de Darwish, si bien es a veces política, encubre un mensaje
universal.
Darwish,
hijo de padre y madre refugiados, nació en Jerusalén, y trabaja como periodista
y editor en jefe de la sección cultural del periódico Al Araby Al Jadeed;
es también uno de los poetas más reconocidos en el mundo árabe contemporáneo.
En
Durmiendo en Gaza, el poeta abre con Carnet de identidad, un
poema que delimita el marco interpretativo en el que se ha de encuadrar la
lectura del resto del libro:
A pesar de que –como
bromean mis amigos– los kurdos sean famosos por su severidad, yo estaba más
blando que una brisa veraniega mientras abrazaba a mis hermanos en los cuatro
confines de la tierra.
Yo fui el armenio que no
creyó en las lágrimas…
…
En cualquier caso, yo fui
un sirio de Belén que hizo escuchar la voz de su hermano armenio y fui un Turco
de Koya que por la puerta de Damasco entra en Jerusalén.
… Y cuando mi corazón tocó
suelo argelino lo supe. No dudé un segundo: soy un amazigh.
En cualquier lugar que yo
estuve pensaron que yo era un iraquí. No se equivocaron.
Me consideré a mí mismo un
egipcio viviendo y muriendo una vez y otra en la rivera del Nilo junto a mis
antepasados africanos.
Antes de todo eso fui
arameo. No es ninguna sorpresa que mis tíos fueran bizantinos y yo un niño
hiyazí cuidado por Omar y por Sofronio al tiempo en que Jerusalén abrió sus
puertas.
… Desprecio a los
sionistas, sin embargo, cómo no decir que fui un judío expulsado de Andalucía y
que aún pienso en el sentido de la luz del ocaso.
En mi casa…
… hay un espejo: tan
pronto paso frente a él, me reconozco en la primavera de jardines en Isfahan,
en Bujará, en Shiraz.
Si así no son las cosas, uno
no es Árabe.[2]
Al
reconocer Darwish que su experiencia no puede reducirse a la individualidad de
su persona en un territorio y tiempo determinados, sino que los desborda, reconoce
en su voz –aunque propia– las voces de sus antepasados y de sus contemporáneos a
lo largo del mundo árabe. Identificarse con muchas otras experiencias –todas
compartidas– en Carnet de identidad, es una instrucción de la forma en
la que tiene que ser leído su libro: como una experiencia comunitaria.
En
sus poemas, el autor documenta la violencia que ejercen quienes mantienen
ocupado con asentamientos ilegales en el
lugar que históricamente ha sido objeto de disputa, y que intervienen
militarmente los territorios de Gaza y Cisjordania (Durmiendo en Gaza; In
Shatila, The Hills of Berzeit, El autobús de la pesadilla); en éstos,
también puede leerse el doloroso testimonio de quienes se van para no regresar
más (In Shatila, Los refugiados) y de quienes evitan irse para no ser
refugiados, pero que aun así tienen que hacerlo para no morir (a pesar de
conocer su destino fatal):
No tengo un país al cual
volver y
ningún país que pudiese
desterrarme:
un árbol cuyas raíces
son agua rápida:
muere si se detiene,
muere si no lo hiciera.[3]
En
un conflicto en el que las ideas ortodoxas matan personas (Del Libro Sagrado
salieron aviones bombarderos / y destruyeron en la playa a una familia[4]) y que parece eterno,
Najwan se rebela: no quiere formar parte de la violencia (no fui martirizado
durante la primera Intifada, ni durante la segunda, ni siquiera durante la
tercera. Aquí entre nos, no voy a convertirme en mártir en ninguna Intifada por
venir[5]), ni tampoco quiere formar
parte de ese sufrimiento que “es el del Señor”, pero que él (ellos) resiente(n):
Dijo el Señor inmisericorde: este es mi propio sufrimiento. / Me hice con el
orgullo que le quedaba a los ahorcados y respondí: / en mi opinión, este es el
nuestro[6].
Aunque
en el poemario hay pequeñas chispas de esperanza (Díselo), Darwish Najwan se
avoca a buscar la verdad:
Una vez intenté sentarme
en uno de los asientos
desocupados de la esperanza
pero la palabra
“reservado”
se extendía sobre ellos
como una hiena.
(No me senté, nadie se
sentó)
Los asientos de la esperanza
están siempre reservados.[7]
Mientras
el lector se adentra en los poemas de Durmiendo en Gaza, puede
experimentar, por algunos instantes, lo que es ser árabe y lo que se siente
dormir en Gaza: cuando caen las bombas, / cuando el cielo se abre como carne
viva.[8]
FUENTES
DE CONSULTA:
DISCHE-BECKER,
Emily, Najwan Darwish, Poetry International Web, consultado en marzo del
2020 en: https://web.archive.org/web/20171214001329/http://www.poetryinternationalweb.net/pi/site/poet/item/21912
DARWISH, Najwan, Durmiendo en Gaza,
Traducción de Diana Sofía Calderón y Alí Calderón, México: Valparaíso México,
2017.
[1] DISCHE-BECKER, Emily, Najwan Darwish,
Poetry International Web, consultado en marzo del 2020 en: https://web.archive.org/web/20171214001329/http://www.poetryinternationalweb.net/pi/site/poet/item/21912
[2] DARWISH, Najwan, Carnet de identidad,
en Durmiendo en Gaza, Traducción de Diana Sofía Calderón y Alí Calderón,
Valparaíso México, México, 2017, P.p. 9 – 10.
[3] DARWISH, Najwan, Nunca nos
detendremos, Íbid, P. 14.
[4] DARWISH, Najwan, Sulamita, Íbid,
P. 54.
[5] DARWISH,
Najwan, Maryam, Íbid, P. 36.
[6] DARWISH, Najwan, El autobús de la
pesadilla, Íbid, P. 33.
[7] DARWISH, Najwan, Reservado, Op.
Cit., P. 41.
[8] DARWISH, Najwan, Durmiendo en Gaza,
Op. Cit., P. 12.
Es hermosísimo lo que compartes. Me evoca a Fernando Pessoa, mi escritor favorito.
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