Relatoría del FIARDE (16 y 17 de agosto)


Por Angélica Flores Montiel

Al escuchar las ponencias respectivas de la primera mesa del Cuarto Congreso Internacional “Filosofía, arte y derecho”, queda un mensaje claro: que el pensamiento clásico, marxista, hegeliano, respecto a la idea, la libertad, la ética, la belleza, la verdad y la justicia no son sólo postulados de la razón sino que tienen una materialidad que pueden buscarse en la existencia misma, por ello nos sirven las lecciones de los clásicos en el derecho, arte y filosofía, ya que son más vigentes que nunca ante este periodo de decadencia que se está viviendo a nivel mundial y es perfectamente aplicable la sabiduría práctica de las éticas antiguas.

El mundo no requiere del reformismo cosmético, pues pareciera que en su gran mayoría los seres humanos de hoy carecemos de la ética adecuada para emprender transformaciones profundas, es como estar intoxicados en el plano mental, no obstante, es aquí donde ha de brotar y crecer la nueva salud política y social del mundo. No existe en este momento un agente histórico bien constituido capaz de impulsar de manera efectiva un proyecto de reconstitución y regeneración del mundo: como fue el caso de la burguesía; pero que es seguro que cambios seguirán existiendo y es precisamente nuestro trabajo dirigirlos.

Otro tema abordado el primer día del congreso ha sido sobre la epistemología jurídica. Si bien, se debe recordar que la apertura de la epistemología ha sido desde los años 2000, esto significa que aún hay mucho por hacer, aún hay mucho por plantear y discutir, pues a través de la epistemología se hace posible el pensamiento; y la idea del libro Epistemología Jurídica que se ha sido presentado por sus colaboradores en su redacción, es precisamente hacer una disciplina teórica sólida, una teoría crítica del derecho, que siga abriendo caminos del razonamiento.

Tras un día de escuchar aquellas pinceladas de ideas, razonamientos, unas más marcadas que otras, se continua en un segundo día de ponencias de este magno Congreso; dándole paso con un cuestionamiento… ¿y qué hay de los hechos de violencia, tortura, feminicidios, desaparición forzada, entre muchos otros acontecimientos que han ido empapado a México? Ha sido más que una alerta y llamado a reflexionar y actuar sobre el gobierno en el cual estamos viviendo, y bien, buscando un modelo de justicia transicional que se adapte a las diferentes condiciones, contextos y necesidades que permita los objetivos que contiene el propio concepto de justicia transicional, en este sentido, se está pensando en la posibilidad de que tenga elementos como la verdad, la justicia, la reparación de los daños, con vías de acceso a la paz y a la reconciliación, pues es imprescindible para los modernos órdenes políticos.

Que alcancemos la memoria colectiva, la no repetición de la violación de los derechos, la confianza de la sociedad en los tribunales, cambios políticos, sociales y políticos, será difícil, sin duda, y más porque aún no podemos contestar si en México se cuenta con las condiciones mínimas para un modelo de justicia transicional.

En este orden de ideas y continuando escuchando a más ponentes, nos ubicamos en el camino recorrido de la presentación del libro Maria del Carmen (Nahui Olin) ha sido la inspiración e impacto de una mujer en épocas del siglo XX en México, que vivió en un ambiente encadenado a la dominación a la mujer, y que incluso actualmente se pueda ver reflejado, en un grado menor afortunadamente. Ella, como otras mujeres, ha sido la encarnación de una mujer revolucionaria, de renuncias de amores, matrimonios, con el perpetuo movimiento tan fuerte para sus días del alma, no sólo para su vida privada o pública, se puede apreciar que es clave para que veamos esa inspiración de la mujer de sí misma a través del arte, la pintura y la poesía. Esto se puede enlazar con todo lo que hemos estado escuchando en todas las ponencias y que resumo en: los pensamientos sin escapatorias, estos que llevan a la acción de hombres y mujeres para reconstruir un orden jurídico de paz, de seguridad, de certeza.

Por último, y concluyendo el segundo día del Congreso, se puede sopesar acerca del impacto de esta relación entre el arte, la filosofía y el derecho; ya que en cuanto a un tema como la estética de la des-obediencia, podemos hablar de diferentes obras para su entendimiento, por medio de películas, del teatro, de la poesía; como se comentaron en esa mesa, la película de la Patagonia, la obra trágica de Sófocles, Antígona; la obra de Kelsen, la Teoría pura del derecho; el teatro clásico, antiguo y moderno, y en este sentido observar la desobediencia vista de diferentes enfoques, pero que se pueden aterrizar al campo del derecho, cuya función y utilidad puede ir más allá de los estudiosos del derecho, sino para la sociedad en general, y sumergirlos en reflexiones realmente profundas que influyan en su actuar. 

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