Mentiras, "historia" y corrupción en Tiempos recios

 

Por Alba Nidia Morin Flores

 

…por varias décadas, proliferaron las guerrillas y el terrorismo y los gobiernos dictatoriales de militares que asesinaban, torturaban y saqueaban sus países, haciendo retroceder la opción democrática medio siglo más…la intervención norteamericana en Guatemala retrasó decenas de años la democratización del continente y costó miles de muertos…Jóvenes de por lo menos tres generaciones mataron y se hicieron matar por otro sueño imposible, más radical y trágico todavía que el de Jacobo Árbenz. (1)

Con estas palabras, el controvertido escritor peruano Mario Vargas Llosa (1936) cierra una de sus más recientes novelas titulada Tiempos recios (2019), publicada por la editorial Alfaguara. En esta obra, el ganador del Premio Nobel de Literatura 2010 se inspira nuevamente en el tema de las dictaduras en América Latina, como lo había hecho previamente en Conversación en La Catedral (1969) y La fiesta del Chivo (2000), donde relata la represión política bajo el gobierno de Manuel A. Odría y las atrocidades cometidas bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo respectivamente.

En Tiempos recios, el autor elige narrar el trasfondo de corrupción, mentiras y conspiraciones detrás del golpe militar de 1954 contra del gobierno legítimo de Jacobo Árbenz en Guatemala. La obra situada históricamente en el periodo de la Guerra Fría da cuenta de la manipulación política llevada a cabo por los Estados Unidos y el presidente Eisenhower, quien acusando al gobierno guatemalteco de prácticas comunistas inicia la conspiración que terminará con el golpe de Estado y la autoproclamación de Carlos Castillo Armas como presidente.

En la narración, Vargas Llosa deja entrever cómo ciertas reformas llevadas a cabo por el gobierno de Árbenz -especialmente la agraria de 1952- y la protección de los intereses de la compañía bananera United Fruit, la cual a principios de los años cincuenta extendía sus redes en la mayor parte de los países centroamericanos y “producía más dólares que la inmensa mayoría de las empresas en Estados Unidos, e incluso, del resto del mundo.” (2) fueron la verdadera razón por la que los Estados Unidos decidió intervenir mediante algunas operaciones encubiertas de la CIA.

La ficción contada en la novela es una ventana que nos permite mirar el pasado, el presente y el porvenir de la historia latinoamericana, pero esta debe ser confrontada con los hechos provenientes de la historiografía, pues no debemos olvidar, como bien señala Atilio Boron, que Vargas Llosa es un apologista del liberalismo y el principal enemigo de las luchas de las clases sociales cuya escritura ha usado para luchar “contra cualquier gobierno que en Nuestra América haya tenido la osadía de rechazar los dictados de Washington y para estigmatizar, o al menos desprestigiar, a las fuerzas políticas, corrientes de ideas o intelectuales que tengan la osadía de cuestionar el capitalismo.” (3) En esa tesitura la novela debe ser leída como parte de la ficción, no así de la historia.

A pesar de ello, la obra da cuenta del inicio de uno de los primeros episodios intervencionistas en la región,  por tanto su  importancia radica en poner nuevamente en el foco de atención el golpe militar en Guatemala, lo cual permite repensar en el inicio de la larga cadena de dictaduras y gobiernos apoyados por los Estados Unidos en nombre del “orden”, cuyos efectos siguen presentes en la actualidad continental.

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(1) Vargas Llosa, Mario. Tiempos recios, México, Alfaguara, 2019, p. 351.

(2) Ibidem, p. 17.

(3) Boron, Atilio A. El Hechicero de la Tribu. Mario Vargas Llosa y el Liberalismo en América Latina, México, Akal, 2019, p. 36.


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