Apuntes para una genealogía estética del derecho (fragmento) Tiresias y Edipo. Dos logos sobre la justicia

 



Por Humberto Rosas Vargas


Hay modos otros, vitales y disruptivos en su radicalidad, para pensar lo normativo dado y lo políticamente instituido. Expresiones epistémicas que superan el sofisma uni-direccional y mono-discursivo de la razón instrumental: ellos se vinculan con la catacresis, la metaforología y la imaginación creadora; con la poética, la retórica y la ironía. Son los saberes sometidos producidos en el sin lugar de la modernidad, los cuales han sido capturados, en su genealogía, por la impronta de literatos y filósofos quienes han ofrecido múltiples y diversas imágenes epocales de mundo: el loco que busca con su lámpara, infructuoso, al hombre en la plaza pública; el Zaratustra pletórico de καιρός, paradigma del παρρησιαστής adelantado a su era, anunciando la inocencia y las tres transformaciones del hombre.

Y en la Grecia antigua, el entrecruzamiento erístico de discursividades y praxis contrapuestas. Dos logos: uno poético, el del θεῖος ἀνήρ, el servus dei —expresión subjetiva de la estética de la existencia, encarnación de quien vive absolutamente persuadido—, frente al discurso racional de Edipo, el τύραννος, hombre astuto que trascurre inmerso en la incertidumbre peligrosa de la custodia del poder —el cual lo consume y lo exhibe como extranjero enfermo, portador de la peste que carcome a Tebas.

La imagen movimiento del Edipo Re —1967— de Pier Paolo Pasolini es un ejercicio de ἀνάμνησις que recupera, en todo su esplendor, el mensaje didascálico de Sófocles: la vestidura racional de la justicia es incapaz de gobernar las pasiones. Dice el Tiresias de Pasolini, fiel a Oι̉δίπoυς τύραννoς 316-318:

 

Qué terrible es saber cuando el saber es inútil y ocioso en un hombre como yo. Yo sabía, pero he preferido olvidar”.

 

Cegado por la soberbia, el hijo de la fortuna, responde en 385-400:

 

“[…] Creonte ¡el fiel!, ¡el amigo de siempre!, desea expulsarme de [la ciudad H.R.V.] en secreta intriga, infiltrando a un impostor de este calibre, intrigante enredador, fementido pordiosero, uno que sólo en el lucro fija su mirada, pero en su profesión es ciego […] descifrar el enigma […] yo, Edipo, el que según tú no sé nada, nada más llegar le puse freno acertando con mi inteligencia y sin aprenderlo de las aves, yo precisamente a quien tú intentas expulsar, esperando situarte al lado de tronos Creonteos”.  

 

En paráfrasis estridente de García Bacca, se trata de una invitación literaria para ejercer la vocación crítica del pensar. Y pensar radicalmente el derecho, con categorías estéticas, en este tiempo de penurias, desde la poesía y la experiencia extática, implica, como primer acto disruptivo, el descentramiento de la razón isonómica. 

Comentarios

  1. Maravilloso, siempre es un placer leerlo Maestro Humberto Rosas, Oro y Miel en Usted...

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  2. Excelente, disfrute de la lectura.

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  3. Sin duda el planteamiento del Maestro Humberto tan solido, nos da las notas del ejercicio espiritual de la palabra, el cual está revestido de los Dioses y de sus potencias: Diké, Pistis y Peithó, es decir, justicia, fidelidad y persuasión, no como meros ejercicios estilisticos, sino de verdaderos ejercicios de verdad y de regresión a la potencia de la fuente. En Edipo hay palabras que remiten a la verdad, saberes consagrados por la acción de un Dios en boca de su adivino, o sea como lo dice el Maestro Humberto, un Teos logos interpretado por un oráculo y un logos humano representado por el testimonio de, valga la redundancia, los testigos. Esta reinserción del logos de los dioses en la palabra de los hombres es lo que pone en entredicho el poder del soberano, en su versión de hombre manipulado por sus pasiones. Cabría preguntarse, si esa disyunción entre el logos de los dioses a través de sus potencias: justicia, fidelidad de la palabra y persuasión a través de las buenas prácticas de la lengua, son las que han alejado al poder de una reconducción a la fuente primaria de su auténtica legalidad y legitimidad como harmonía en el mundo social.

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  4. Maestro Humberto, le estoy muy agradecida, primero por la invitación y por supuesto, por el placer de leerle y seguir aprendiendo de usted en este viaje enriquecido por sus palabras.
    Definitivamente es usted un gran Maestro! Mil gracias

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  5. Cómo siempre un gran placer leerle Maestro Humberto Rosas ...
    Exelente lectura
    Muchas gracias por el conocimiento compartido

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