Identidad y justicia en Nuestra América

 


Por Alba Nidia Morin Flores

Un 19 de mayo de 1895 moría en Cuba José Martí, una de las figuras político-literarias más importantes de América Latina. El libertador cubano fue un luchador incansable, recordado principalmente por su participación en la guerra de independencia de aquel país. Además de ello, fue un destacado poeta y ensayista cuya obra sobresale por defender la identidad latinoamericana y fomentar la esperanza de unión entre las naciones de nuestro continente.

En el caso del extraordinario ensayo literario Nuestra América, publicado por primera vez en la Revista Ilustrada de Nueva York el 10 de enero 1891 y en El partido liberal en México en el mismo año, Martí, con un lenguaje poético, escribe un texto con diversas disertaciones cuya fuerza radica no solo en la posibilidad de repensar el pasado, el presente y vislumbrar el futuro latinoamericano, sino advertir la lucha antiimperialista y la naturaleza destructiva del colonialismo.

A través de diversas frases refiere al tigre “que no se le oye venir, sino que viene con zarpas de terciopelo” y “espera, detrás de cada árbol, acurrucado en cada esquina” con las cuales alude al peligro que implicaban –y siguen implicando- los Estados Unidos para las naciones latinoamericanas por el afán imperialista y anexionista que históricamente han demostrado.

Por otra parte, el texto remite imágenes que permiten la reflexión actual sobre el rescate y la construcción de la identidad del continente, en una parte de la notable obra sostiene:

Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de las tiranías. La Universidad europea debe ceder a la Universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de remplazar a políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.

De esta manera, Nuestra América aboga por el descubrimiento de nuestra identidad o nuestras identidades como naciones golpeadas por el saqueo, el exterminio y la dominación que lastimosamente seguimos experimentando, además de defender la eliminación de la visión construida a partir de “los calzones de Inglaterra, el chaleco parisiense, el chaquetón de Norteamérica y la montera de España”. Advertir al “mestizo autóctono” al “indio mudo” al “negro oteado”, al “campesino creador” y elaborar un pensamiento a partir de las experiencias que nos son propias.

La lectura del ensayo de Martí es indispensable para los pueblos latinoamericanos, pues ella rescata nuestros orígenes que por más de cinco siglos han sido acallados, sometidos y olvidados por la imposición de una cultura que nos es ajena.

 

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(1) Martí, José. “Nuestra América”, Aportes, p. 135. Disponible en http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/osal/osal27/14Marti.pdf

 


Comentarios

  1. García Márquez ya hablaba de un tema similar en un texto donde narra la visión de latinoamericana desde Europa, vista y catalogada como un desperdicio de la misma. Sin embargo, considero que Latinoamericana es un orgullo al que el destino le dió una lucha con pocos argumentos para refutar a los Europeos que llegaron decididos a obtener un ropero para asegurar un futuro apagado de alma y alumbrado de luces artificiales de museo, recintos lleno de lo ajeno pero vacíos de lo propio y la esencia misma.

    Ser de Latinoamérica es posiblemente una aventura y lucha constante.

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