La libertad tiene otro nombre: la antología poética faltante

 

Foto: Malpaís ediciones


                                                                                                                                             Por Manuel de J. Jiménez


La poesía, durante las peores épocas de la humanidad, ha sido la resistencia para pensar y luchar por un mundo mejor. Quien escribe poemas, consciente o inconscientemente, lleva a cabo una actividad política. En vez de usar ese tiempo para idear un negocio rentable o trabajar horas extras para obtener un dinerito extra, el poeta dedica su tiempo a escribir poemas en un mundo donde la poesía es una materia extraña para el capitalismo. Hoy asistimos a una época difícil e incierta, sin embargo, la poesía no se detiene y aparecen libros que nos brindan una bocanada de esperanza y valor. Uno de ellos es La libertad tiene otro nombre: antología de la poesía política y social en México (Ediciones Normalismo Extraordinario et al., 2020), con la compilación, notas y prólogo del especialista y poeta Iván Cruz Osorio.

            Con este libro se empieza a pagar una deuda editorial con los libros antológicos de poesía política en nuestro país. Sin duda, existen algunos esfuerzos previos que son significativos para los lectores, como 100 poemas mexicanos en papel revolución (2008) o La patria en verso. Un paseo por la poesía cívica de México (2011), que fueron de carácter conmemorativo. Aquí hay que anotar que la última se distancia del trabajo de Cruz Osorio por el uso de la categoría “poesía cívica”, solmene y decimonónica. En la antología de Iván, se usan los conceptos de panfleto, poesía panfletaria, poesía social y poesía política. Entre estas dos se dice en el prólogo: “la poesía política tiene casi las mismas características que la poesía social, salvo que la poesía política se ciñe a la posición política del autor”. De este modo, coincido con el antólogo en la amplitud y divergencia de la noción de «poesía política». Desde mi punto de vista, en esta entran otras como poesía social, testimonial, revolucionaria, comprometida, iuspoética, etc.

            Hablaba sobre los antecedentes. Además de los mencionados, podemos pensar que en México se habían dado algunas antologías coyunturales a partir de ciertos acontecimientos políticos significativos, por ejemplo, Ayotzinapa, el 68, la Revolución y la Independencia. Entre los cuantiosos libros, podemos citar Poesía de insurgente, preparada por Ramón Martínez Ocaranza para la magnífica Biblioteca del Estudiante Universitario y 53 poemas del 68 mexicano, compilada por Miguel Aroche Parra desde la clandestinidad militante en 1972. La antología de Cruz Osorio tiene un valor innegable no sólo porque muestra el trabajo poético de estos dos poetas poco conocidos, entre muchos otros, sino porque no había aparecido hasta hoy una antología general sobre la poesía política y sus forjadores.

            Además de ello, ante el criterio estético, se subraya uno ético: “el presente trabajo busca presentar la lucha por un país más justo, autocrítico, con mayores libertades e igualdad que las y los poetas dejaron plasmado en estos poemas y en su labor como guerrilleros, militares y/o activistas sociales”. Por esta razón, hay muchos nombres que pueden ser nuevos para ciertos lectores acostumbrados a las listas canónicas, pues se trata de llevar la linterna a ras de suelo y alumbrar la oscuridad dolorosa. De acuerdo con su antólogo “es una antología de autores que dejaron la piel en las alambradas”. De tal suerte que “No hay espacio aquí para poetas que determinaron escribir un poema solidario, pero se negaron a comprometer su tiempo y su integridad por alguna causa”. De este modo, se omiten con justificación nombres renombrados como Homero Aridjis con su mediático activismo ambiental y sólo aparecen dos Contemporáneos. Probablemente yo hubiese contemplado a Gilberto Owen –quien llevó a cabo acciones políticas en Perú que le costaron su traslado diplomático− con un par de poemas, pero eso más bien son afinidades del seleccionador.

Sobra decir que La libertad tiene otro nombre: antología de la poesía política y social en México es un trabajo cuidado, de investigación fructífera y auténtico compromiso con las causas sociales. A través de las fichas de los autores, el lector puede palpar entrelíneas el pulso político y, en muchos sentidos, la historia de la izquierda del siglo XX mexicano. Sobre la selección de los textos, se puede decir que la antología contiene poemas políticos clásicos de nuestra tradición, pero también el lector se encuentra con algunos hallazgos. El antólogo se preocupa por reafirmar las voces de las poetas y, de esa manera, visibiliza la palabra poética feminista de Laura Méndez de Cuenca, Alaíde Foppa, Rosario Castellanos, entre otras. Además, abre la puerta a una segunda entrega “a partir de los años 80 del siglo XX y de principio del XXI” y a un “ensayo histórico” que revele “el trajinar de la poesía política”. Entre tanto, disfrutemos esta antología como el conjunto de voces que nos afirman que, aunque tarde, la justicia dará a luz una nueva matria entre nosotres.


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