El derecho a la verdad: la hipoteca social expuesta en Black Earth Rising
Por María Concepción Juárez Castro
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio” es una frase atribuida a Cicerón que continúa vigente. El derecho a la verdad sigue siendo una de las grandes deudas sociales que pretende revelar el pasado, cambiar la percepción del presente y mostrar el camino a seguir en el futuro. La dificultad de la verdad es conciliar y verificar aquello que realmente sucedió, sin que pierda sentido o se relativice. Aunque el colectivo demande una historia única, resulta imposible conseguirlo, al menos así lo ha revelado el famoso ‘efecto Rashomon’
Precisamente, el
derecho a la verdad se muestra como un largo proceso para recuperar los rastros
que lesionaron a una sociedad, para introducirse en las causas más remotas y
escondidas de los conflictos y de la violencia que perpetúan la comisión de
delitos o de violaciones graves a los derechos de las personas; es drenar una
herida y evitar que se infecte. Aunque ese derecho se ha construido desde lo
consuetudinario, ha logrado robustecerse en lo convencional, lo jurisprudencial
y lo doctrinal, a nivel internacional, regional y nacional. Empero, existen
limitantes que entorpecen conocer la cruda realidad de los pueblos y de las
personas, “en la práctica, los Estados no siempre están tan interesados en
decir la verdad sobre las violaciones graves de los derechos humanos, sino que
buscan formas de limitar esas revelaciones”.[3]
La misma Hanna Arendt
advirtió en su obra “Eichmann en Jerusalén. Un estudio acerca de la banalidad
del mal” que todo gobierno asumía la responsabilidad de los actos de sus
antecesores, fueran buenos o malos, y las naciones admitían aquellos
acontecimientos que precedieron.[4]
Aunque actualmente existe una mayor conciencia sobre la importancia del derecho
a la verdad, sigue siendo un desafío. La pluralidad de realidades que convergen
en el derecho y en la política son ejercicios dialécticos y circulares que
integran y concilian perspectivas, que reconocen y refuerzan la convicción de
llegar a una visión objetiva y aceptable de lo que hemos sido y de lo que
somos.
El derecho a la verdad,
como aspiración de la humanidad, es una de las mayores paradojas de lo
jurídico: la apreciación de los demás demuestra que ninguna verdad es absoluta.
De cualquier modo, esa dificultad es una provocación ineludible para conocer nuestro
pasado, para cuestionarnos, para deconstruirnos, para reinventarnos y para reentendernos
como sociedad.
[1] México
es parte de Estatuto de Roma y ha colaborado de diversas maneras en la labor
del tribunal. Recientemente, la embajadora María del Socorro Flores Liera se
convirtió en la primera persona de nacionalidad mexicana en asumir el cargo
como jueza de la Corte Penal Internacional para el período 2021-2030, y en la primera
mujer mexicana en algún tribunal internacional. Secretaría de Relaciones
Exteriores, Comunicado No. 126. Embajadora Socorro Flores Liera realizó el
juramento estatutario como magistrada de la Corte Penal Internacional, 10
de marzo de 2021 [en línea],
<https://www.gob.mx/sre/prensa/embajadora-socorro-flores-liera-realizo-el-juramento-estatutario-como-magistrada-de-la-corte-penal-internacional?idiom=es>,
[consulta: 7 de abril, 2021].
[2] Al
respecto, conviene mencionar la famosa obra “La visión de los vencidos” de
Miguel León Portilla que agregó elementos a la construcción de la identidad nacional.
En ella, se acumulan crónicas que amplían el entendimiento de la lucha, los
símbolos que estuvieron presentes, el pensamiento que los indígenas tuvieron
sobre su derrota, así como el sentido que le dieron a la afronta y a su
fracaso.
[3]
Naqvi, Yasmin, “El derecho a la verdad en el derecho internacional: ¿realidad o
ficción?, en International Review of the Red Cross, núm. 862, junio
2006, p. 25 [en línea], <https://www.icrc.org/es/doc/assets/files/other/irrc_862_naqvi.pdf>,
[consulta: 7 de abril, 2021].
[4]
Arendt, Hannah, Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del
mal, trad. de Carlos Ribalta, Lumen, Barcelona, 2003, p. 177.
En efecto, el derecho a la verdad es una aspiración humana. De ahí el papel tan importante que juegan los medios de comunicación, y su gran responsabilidad en difundir información imparcial y objetiva.
ResponderEliminarLa narración en torno a los derechos humanos y este tipo de acontecimientos en primer plano, pueden parecer solo un genero deliberativo pero todo pasa del discurso. Sin las atrozidades de una Segunda Guerra Mundial la ONU no se hubiera ni pensado, las garantías individuales (hoy derechos humanos) no serían reconocidos; sin embargo en cada nación, gobierno y sociedad procedente se queda la obligación y responsabilidad de un presente y futuro.
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