Yo el supremo: hacia una lectura más justa de la historia
Por Alba Nidia Morin
Flores
La
riqueza narrativa de la obra de Augusto Roa Bastos ha sido ampliamente elogiada
por la crítica literaria y ha obtenido un amplio reconocimiento internacional
gracias al cual fue galardonado con el Premio de Literatura en Lengua
Castellana Miguel de Cervantes en 1989.
De
entre su amplia producción novelística destaca Yo el supremo, probablemente su obra más emblemática y la de mayor complejidad
estructural, catalogada como una de las obras literarias mejor escritas en
castellano del siglo XX. La narración gira en torno a la dictadura de José
Gaspar Rodríguez de Francia a partir de diversas investigaciones históricas,
datos míticos y literarios que el autor presenta en una especie de mosaico
sobre la vida del dictador.
A
través del uso de la polifonía, la intertextualidad y la sátira, el paraguayo crea
una novela compleja, cuya lectura cuestiona la construcción histórica y los
discursos hegemónicos de uno de los personajes más polémicos de la historia de
América Latina: el Doctor Francia.
Roa
Bastos contrapone las diversas versiones que la historia ha creado sobre el
dictador, desde aquellas hegemónicas generadas por los visitantes extranjeros publicadas
particularmente en Ensayo histórico sobre
la Revolución del Paraguay (1883) de Juan Rengger y Marcelino Longchamp, hasta
aquellas producidas al interior de Paraguay principalmente en El Supremo Dictador (1964) de Julio
César Cháves. Así, la figura del dictador, su desempeño político y su política
de aislamiento fluctúan del “régimen del terror” al de “libertador de la patria”.
De esta manera, a partir del enfrentamiento histórico-discursivo que estructura la novela y la disparidad de los hechos narrados en las diversas versiones, Yo el Supremo constituye una fuerte crítica a la veracidad de las construcciones históricas dominantes, lo cual posibilita una lectura más justa de la historia al recoger y darle voz a las voces menos escuchadas.
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