El crimen, la literatura y la justicia



Por Alba Nidia Morin Flores

El crimen es tan antiguo como el hombre mismo, desde las antiguas civilizaciones hasta nuestros días las conductas criminales han sido un fenómeno constante en todas las sociedades.  Dichas conductas no solo han sido estudiadas por diversas disciplinas, sino que han sido objeto de creaciones artísticas, pues el arte permite descifrar, desde ópticas diversas, la realidad humana.

La literatura a través de los siglos ha advertido con agudeza el fenómeno criminal y de acuerdo con Luis Rodríguez Manzanera, “ha plasmado las más extraordinarias descripciones de la personalidad criminal” (1) sumergiéndose en las luchas internas del hombre y en sus conflictos pasionales. Basta recordar obras como Edipo Rey, Medea, Otelo, Hamlet, Crimen y Castigo, Rojo y Negro, El corazón delator, El perfume y tantas otras obras donde se observa multiplicidad de personajes ligados al crimen. De esta forma, las obras literarias se han convertido en una fuente de conocimiento al constituir maneras de vislumbrar, cuestionar y entender la realidad criminal.

Para algunos escritores el crimen aparece como un destino del cual no se puede escapar, recuérdese Edipo Rey de Sófocles o El crimen de Lord Arthur Saville de Oscar Wilde, donde la fatalidad alcanza al individuo. Para otros, el crimen es un producto de trastornos mentales como en El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Sin embargo, de entre la multiplicidad de visiones, destaca para nuestro objeto, aquella que considera al crimen como el resultado del sufrimiento ante una injusticia.

Dentro de este último grupo se identifican obras como La Orestiada donde Orestes, ante la muerte de su padre (Agamenón), asesina a Clitemnestra, su madre: “Pero mientras sea dueño de mí, todavía yo afirmaré ante vosotros, amigos míos, yo proclamaré que si maté a mi madre no fue sin justicia. Ella se manchó con la sangre de mi padre, ella se hizo blanco del aborrecimiento de los dioses.” (2)  

De la misma forma, en Crimen y Castigo se puede advertir el crimen de Raskolnikof contra la usurera como forma de reacción ante la miseria, la pobreza y el abandono sufrido por él y su familia. O recuérdese cómo Grenouille, personaje principal de El perfume manifiesta la conducta criminal como respuesta ante el rechazo de todos aquellos que debían amarlo principalmente de su madre o las nodrizas a quienes les generaba repulsión.  Por ello se obsesiona con la creación de un perfume “…tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él, Grenouille, con todo su corazón.”(3) Aunque para lograrlo tuviera que matar a una docena de mujeres.

Así, la literatura posibilita amplias reflexiones que pueden abrir caminos del estudio del crimen y la justicia, pues el mundo del arte nos hace descubrir negaciones o confirmaciones sugeridas por la observación directa de la vida. (4)

___________

(1)Rodríguez Manzanera, Luis. Criminología, México, Porrúa, 2004, p. 150.

(2)Esquilo. Tragedias, Buenos Aires, Losada, 1984, p. 213.

(3) Süskind, Patrick. El perfume. Historia de un asesino. México, Planeta, 1991, p. 147.

(4) Nicéforo, Alfredo. Criminología, México, Cajica, 1954, p. 774.


Comentarios

  1. Pensando en Raskólnikov (Crimen y Castigo) creo que el hombre al estar a merced de un hambre milenaria de justicia, siempre insatisfecha y nunca realizada, estando a merced de la injusticia comete el crimen con sus propias manos para tener la certeza de que realmente hay un culpable y es él. Volverse criminal y buscar castigo, delito y pena adjudicados con éxito y acierto. Alguien debe ser repudiado en esta sociedad, que sea entonces el criminal que se sacrifica voluntariamente por los demás. Algo hay de debilidad y de sinceridad en eso.

    Anasofía Moreno González

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