Amparo Dávila: entre lo real y lo fantástico

 


Por Diana O. Mejía Hernández

En 1928 nació en Pinos, Zacatecas, una personalidad cuya literatura estuvo colmada de historias con mujeres protagonistas que rozaban los linderos entre lo imaginario y lo real. Precisamente, el pasado 21 de febrero fue el aniversario luctuoso de Amparo Dávila, la escritora mexicana considerada como una de las precursoras de la literatura fantástica en Hispanoamérica, concretamente, del subgénero de terror, a quien se le ha equiparado con F. Kafka y E. Allan Poe debido a su estilo narrativo siniestro; ganadora del premio Xavier Villaurrutia en 1966 y a quien se le otorgó la Medalla Bellas Artes en 2015 en reconocimiento a su trayectoria.

Fue un domingo desalentador. La escritora zacatecana habría cumplido 93 años, pero ahora solo habita en sus obras. Recuerdo haber echado un vistazo a uno de sus cuentos más emblemáticos: “El huésped”, que apareció publicado por primera vez en su libro Tiempo destrozado en 1959. Su narrativa siempre me ha parecido fascinante,[1] pues en sus historias a menudo se advierte un tono lúgubre que indaga en la mente de los personajes con un toque de horror, por lo que no resultará difícil para el lector vincularlo con temas como la locura y el misterio. Fue entonces cuando mi lectura se tornó inquietante. Se respiraba una atmósfera sombría, naturalmente, solo que esta vez lo sombrío no estaba determinado por los personajes grotescos ni el entorno sobrenatural, sino por una realidad inusitada en el lenguaje tan preciso con el que se iniciaba el cuento: «Nunca olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo al regreso de un viaje. Llevábamos entonces cerca de tres años de matrimonio, teníamos dos niños y yo no era feliz».

Al advertir que su narración hace referencia a una mujer que vive aislada con su marido e hijos, así como con la señora que le ayuda a las labores domésticas y cuya vida es desafortunada, me percaté entonces de que la muchacha permanece en un entorno angustiante, con la apatía de su marido y, quizá, la violencia psicológica y emocional que el hombre ejerce sobre ella. Algo que llamó mi atención fue la presencia insólita del huésped, invitado premeditadamente por el marido, quien desacredita todo el tiempo las reclamaciones de su esposa. Con ello, parece ser que Dávila quiere representar algo más que una ficción. Mas adelante la protagonista afirma lo siguiente: «Mi vida desdichada se convirtió en un infierno. La misma noche de su llegada supliqué a mi marido que no me condenara a la tortura de su compañía. No podía resistirlo; me inspiraba desconfianza y horror. “Es completamente inofensivo” —dijo mi marido mirándome con marcada indiferencia». A lo largo del cuento se observa también que la mujer es constantemente ignorada y minimizada por su marido. El miedo se está apoderando de ella y de sus hijos, así como de Guadalupe, la señora que vive con ellos, pues el invitado amenaza constantemente por medio de intimidaciones y agresiones físicas a la familia. Sin embargo, al acudir a su esposo éste le responde: «Cada día estás más histérica, es realmente doloroso y deprimente contemplarte así». ¡Qué manera de desestimar y ridiculizar sus emociones!

Pues bien, este cuento, que se adscribe al género fantástico de la literatura de horror de Amparo Dávila, me ha resultado útil para ilustrar que la realidad muchas veces supera lo fantástico. Más allá de tratarse de una historia imaginaria, “El huésped” retrata la condición de desigualdad a la que muchas veces se enfrentan las mujeres en el entorno familiar, así como los inconvenientes que han de eludir por temor a un agravio mayor por parte de su pareja. El cuento de la autora de Árboles petrificados no deja de ser también una historia de violencia de género que inspira terror y que mantiene una clara presencia de elementos perturbadores que suscitan intranquilidad en el lector.

Al finalizar el cuento, la escritora nos regala un poco de consuelo, quienes a primera vista son contempladas como dos almas débiles y temerosas, resultan más bien ser mujeres fuertes, poderosas e intrépidas quienes, sin ayuda de nadie, deciden juntar sus fuerzas y vencer a la extraña criatura que las ha perturbado durante toda la historia. El final me devolvió el aliento por un momento y me demostró que las mujeres también somos capaces de vencer las sombras que nos atormentan.



[1] No obstante, su creación literaria comprende también la poesía. Se recomienda revisar: Salmos bajo la luna (1950) y Perfil de soledades (1954).

Comentarios

  1. Me atraparon por completo las palabras y la descripción de esta narrativa. Conozco el nombre de la autora pues ambas nacimos en Zacatecas, desafortunadamente las obras de Amparo Dávila no suelen mencionarse en las escuelas locales del estado, incluso en clases de literatura no es mencionado su nombre, es triste, que yo misma nunca haya leído una obra de la autora local para mí. Pero después de la sensación que tuve al leer este blog definitivamente me despertó un gran interés, me gusta la afirmación final, y remarco que es muy importante conocer a autoras mujeres y valorar su obra, que mucho les ha costado, y mucho falta por incluirlas.

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  2. Me parece que esta lectura titulada "El Huésped", tiene relación con una fecha importante que acaba de pasar; el 8 de marzo, pues de la manera en que está escrito el final de ésta, dos mujeres se unen para huir de todo el miedo y la amenaza constante en que vivían para protegerse y, a su vez, a sus hijos. Es un final feliz pero, tristemente, en la realidad que viven muchas mujeres (no sólo mexicanas) el desenlace es totalmente distinto. Recuerdo que cuando leí por primera vez a Amparo Dávila, encontraba un poco perturbadores algunos detalles en las lecturas, por ejemplo, el cuento titulado "La quinta de las celosías", describe a Jana como una chica modesta e incapaz de ofender a nadie, de complexión delgada y temperamento frívolo. Pero conforme va avanzando la historia, el protagonista y el lector, pueden darse cuenta que está hundida en una profunda tristeza, puesto que sus padres habían muerto. Al final la historia da un giro inesperado, ya que el protagonista encuentra la tumba de sus padres, pero éstos, estaban en estado de descomposición y luego, viene el cierre: "Sssshhh, no tanto ruido, que puedes despertarlos".

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