El sentido de justicia como sentido común en Sancho Panza
Por José Ramón Narváez
En
el capítulo XLV titulado “De cómo el gran Sancho Panza tomó la posesión de su
ínsula, y del modo que comenzó a gobernar”[1],
vemos al fiel escudero de don Quijote administrar justicia en 3 casos
particulares:
1. Las
caperuzas
2. La
vara y las diez monedas
3. La
bolsa del ganadero
Sancho
Panza es el emblema del sentido común en la literatura. Veamos uno de estos
casos:
…entraron
en el juzgado dos hombres, el uno vestido de labrador y el otro de sastre,
porque traía unas tijeras en la mano, y el sastre dijo:
-Señor
gobernador, yo y este hombre labrador venimos ante vuesa merced en razón que
este buen hombre llegó a mi tienda ayer (que yo, con perdón de los presentes,
soy sastre examinado, que Dios sea bendito), y poniéndome un pedazo de paño en
las manos, me preguntó: «Señor, ¿habría en esto paño harto para hacerme una
caperuza?» Yo, tanteando el paño, le respondí que sí; él debióse de imaginar, a
lo que yo imagino, e imaginé bien, que sin duda yo le quería hurtar alguna
parte del paño, fundándose en su malicia y en la mala opinión de los sastres, y
replicóme que mirase si habría para dos; adivinéle el pensamiento y díjele que
sí; y él, caballero en su dañada y primera intención, fue añadiendo caperuzas,
y yo añadiendo síes, hasta que llegamos a cinco caperuzas; y ahora en este
punto acaba de venir por ellas; yo se las doy, y no me quiere pagar la hechura;
antes me pide que le pague o (de)vuelva su paño.
-¿Es
todo esto así, hermano? -preguntó Sancho.
-Sí,
señor -respondió el hombre-; pero hágale vuesa merced que muestre las cinco
caperuzas que me ha hecho.
-De
buena gana -respondió el sastre.
Y
sacando encontinente la mano debajo del herreruelo, mostró en ella cinco
caperuzas puestas en las cinco cabezas de los dedos de la mano, y dijo:
-He
aquí las cinco caperuzas que este buen hombre me pide, y en Dios y en mi
conciencia que no me ha quedado nada del paño, y yo daré la obra a vista de
veedores del oficio.
Todos
los presentes se rieron de la multitud de las caperuzas y del nuevo pleito.
Sancho se puso a considerar un poco, y dijo:
-Paréceme
que en este pleito no ha de haber largas dilaciones, sino juzgar luego a juicio
de buen varón; y así, yo doy por sentencia que el sastre pierda las hechuras, y
el labrador el paño, y las caperuzas se lleven a los presos de la cárcel, y no
haya más.
Cervantes
presenta un asunto en el que los malos entendidos llevan a un conflicto a dos
personas, curiosamente ambos pierden los bienes controvertidos pero reciben una
buena lección, uno por desconfiado ha creído obtener más de lo que le alcanzaba
su tela, el otro le ha tomado el pelo a su contraparte porque intuyéndose
fácilmente lo que pretendía ha echado a perder un paño y no ha satisfecho a su
cliente, Sancho resuelve “nada para nadie” ambas partes parten del supuesto de
cierto engaño y mala fe, pareciera incluso que quieren burlarse del juez nemo auditur turpitudinem alegans dice
el adagio jurídico medieval, que se traduce como a nadie se le escuchará alegar
su propia torpeza, pierden por pluris
petitio pedir desmedidamente.
Admiración
causaban los juicios de Sancho Panza y aunque él se consideraba tonto, estaba
consciente de una ayuda “sobrenatural” que le aclaraba los casos y le proponía
soluciones, el sentido común, el criterio jurídico, en el Quijote aparecen como
una característica no de una persona letrada e instruida en la materia sino de
un buen hombre con una buena disposición para juzgar, se trata de figura del
juez natural que nos recuerda la suspicacia de Protágoras, en muchas
comunidades hay personas que destaca por su prudencia, por su capacidad para
desarrollar el sentido común y adquirir un saber práctico; la vida
contemporánea prescinde de estos valores metaformales pero la literatura que
funciona como un catalizador de los imaginarios sociales nos muestra cuán
trascendente e importante puede ser este convencimiento y confianza de la comunidad
hacia sus jueces.
[1]
Utilizaremos la versión: Cervantes, Miguel, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 1999; edición hecha a
partir de la publicada en Madrid por Ediciones de La Lectura, 1911-1913.
Muchas gracias, muy buena lectura definitivamente. saludos desde procurador Barcelona
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