Julio Cortázar, Fantomas y la Justicia como Memoria

 



Por José Ramón Narváez Hernández

Julio Cortazar revivió en su imaginación el Tribunal Russell II en el participó, y cuyos testimonios le impactaron, para ello, usó la (para)literatura.

Fantomas contra los vampiros multinacionales, se trata de una novela corta basada en el personaje de Fantomas. Publicada en México en 1975, donde el creador argentino empleó la historieta como base de su relato y la revista como formato editorial para llegar a un público mayor.

Dejó claro Cortázar que su objetivo era hacer llegar a un público masivo –incluso obrero- la denuncia de la implicación del gobierno y de las empresas multinacionales estadounidenses en el establecimiento y mantenimiento de las dictaduras que asolaron a América Latina en la década de los 70; a pesar de los 20.000 ejemplares publicados, el proyecto fracasó por la costosa manufactura.

La primera idea de Cortázar con este texto era publicitar las sentencias del Tribunal Russell II del cual formaba parte junto a otros notables políticos, profesores universitarios, historiadores y escritores; como el caso de Gabriel García Márquez. Si bien estas sentencias, no tenían en principio un valor vinculativo, para él significaban un gran avance en la discusión de temas trascendentales de la justicia internacional 

De todos conocida la anécdota de aquel día en el que Cortázar recibió el número 201 de la serie, publicado en febrero de 1975, que recogía la historieta titulada "La inteligencia en llamas"; de las manos de Luis Guillermo Piazza, jefe literario de la editorial mexicana Novaro, un ejemplar del cómic Fantomas, la amenaza elegante, de donde le viene la idea de utilizar el personaje y el formato para la divulgación de su pensamiento:

Siempre me indignó que el bloque de la comunicación en América Latina, perfectamente montado por las agencias noticiosas del imperialismo norteamericano y las complicaciones internas, hicieron que gran parte de nuestros pueblos ignoraran cosas como los trabajos y las sentencias del Tribunal Russell. Por una serie de circunstancia s divertidas, llegó a mis manos una revista mexicana de tiras cómicas donde había una aventura de Fantomas en la cual yo mismo figuraba como uno de los personajes. Decidí valerme de las imágenes, cambiándoles el sentido y agregando textos que mostraran cómo los genocidios culturales no son obra de algún loco suelto que incendia bibliotecas, como en esa historieta, sino que se trata de una maniobra perfectamente montada contra nuestras culturas y nuestras luchas por una soberanía material e intelectual[1].

El número que recibe Cortázar, escrito por Gonzalo Martré y dibujado por Víctor Cruz, trata sobre el misterioso saqueo y quema de diversas bibliotecas en todo el mundo, y con la amenaza que reciben editores y escritores como Octavio Paz, Alberto Moravia, Susan Sontag y el propio Cortázar para que desistan de su intención de publicar más libros. La historieta termina con el enfrentamiento de Fantomas con el cerebro de la operación, un demente llamado Steiner. Cortázar reutiliza parte del cómic mexicano y reescribe de inmediato la historia. El resultado se publicó en formato de revista en junio del mismo año por el periódico mexicano Excélsior, en esta otra historia el robo y la destrucción de libros tienen que ver con los crímenes denunciados por el Tribunal Russell.

El Tribunal Russell II, también conocido con el nombre de Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra o Tribunal Russell-Sartre, fue un organismo público establecido por el filósofo y matemático británico Bertrand Russell y secundado por el filósofo francés Jean-Paul Sartre. El tribunal pretendía que la justicia penal internacional no fuera sesgada y dejara fuera a algunos de los actores de los conflictos internacionales, cuando la intervención norteamericana movió a toda la opinión pública mundial en la guerra de Vietnam, este tribunal propuso:

Estudiar todas las pruebas que se le presenten sin importar la fuente o partido del que provengan. Las pruebas se pueden dar de forma oral o escrita. Toda prueba relevante para nuestros propósitos será escuchada o leída… Nuestro propósito es demostrar, sin miedo ni parcialidad, la absoluta verdad sobre esta guerra. Esperamos sinceramente que todos nuestros esfuerzos contribuyan a la justicia mundial, a restablecer la paz y a la liberación de los pueblos oprimidos[2].

Cortázar era un activista, estuvo fuertemente ocupado en el golpe de Estado en Chile: “me incorporé con García Márquez al Tribunal Russell y allí, el caso chileno, las torturas, las ejecuciones, las violaciones de los derechos humanos, fue uno de los temas de esa reunión del tribunal. Otra, en Bruselas, se ocupó de las sociedades multinacionales”[3].


Un intelectual de la talla de Cortázar entiende la trascendencia de un proceso judicial, es relavantísimo para una generación como la nuestra que comienza a mirar al derecho desde otra perspectiva teórica, se trata no sólo de un derecho punitivo y sancionador, sino también restaurador, ahora hablamos de justicia transicional, restaurativa y terapéutica. Cortázar y Fantomas avizoran un derecho a la verdad y la memoria.

 

No hay ninguna neutralidad ideológica en Cortázar, hay un alto compromiso social y una idea fija de volver a la filosofía algo más terrenal, de trata de un afán divulgativo en el que detrás de asoma la idea de la sociedad civil y la sociedad del conocimiento; el derecho y la justicia deberían convertirse en un instrumento en las manos de esa sociedad que exige a sus gobiernos coherencia y compromiso. La historia de Fantomas y los vampiros transnacionales es la historia de un cambio de paradigma en las narrativas, lo técnico y complejo de algunos lenguajes como el jurídico, está puesto a propósito para su control y gestión; por ello considera Cortázar urgente un cambio de gramática, pero también de formatos, sólo así lograremos avanzar en una discusión horizontal, de otro modo la teoría del derecho continuará a ser autorreferencial y poco atenta de una realidad que se desquebraja.

 

La novela de Cortázar fue adaptada para el teatro mexicano, en la obra Fantomas contra el miedo y el olvido que se montó en el Museo del Chopo de la Ciudad de México:


…en noviembre de 2014 una cuentista mexicana que habita en Viena decide volver a su país de origen, meses después de la desaparición en Iguala de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Sin embargo, se da cuenta de que en México ya ni los superhéroes están seguros.

 

Poco después lee una historieta que trata sobre el regreso de Fantomas –personaje que combate a los villanos– y comienza a interesarse por edificar una nación de paz mediante la construcción de memoria y resistencia contra los poderes del miedo y el olvido.[4]

 

La obra se realizó con la dirección del dramaturgo austriaco Gin Müller y con la participación de los actores Miriam Balderas, Edwarda Gurrola y Kaveh Parmas, es la segunda producción de Fantomas Monster, iniciativa multidisciplinaria compuesta por escenificaciones de teatro multimedia, documental, cómics publicados, clips de animación, páginas web, exposición y simposios inspirados en la novela del argentino.

La puesta en escena recrea también una sala de testimonios donde 3 personas van cotejando los nombres de los desaparecidos, un ejercicio de catarsis que se refuerza en una escena final en la que una actriz refrenda el derecho a la memoria, a través del seguir exigiendo que se busque a los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, hecho histórico que se ha vuelto emblemático en la búsqueda de los miles de desaparecidos en México en los últimos 12 años.

 



[1] BERMEJO, Ernesto González, Conversaciones con Cortázar, Edhasa, 1978.

[2] RUSSELL, Tribunal; ELKAIM, Arlette; RUSSELL, Catherine. Sesiones de Estocolmo y Roskilde. Siglo XXI, 1967.

[3] BERMEJO, Conversaciones… op. cit.

[4] “Novela de Julio Cortázar inspira la obra Fantomas contra el miedo y el olvido”, La Jornada, miércoles 20 de septiembre de 2017, p. 4


Comentarios

  1. Me parece interesante, más que nada se refleja la manera en la cual diversos autores han ido modificando sus pensamientos acerca de la legislación debido a todos los acontecimientos y escenarios en que se han visto envueltos de acuerdo a su época hasta llegar a los textos actuales formando una pluralidad de ideas con respecto a lo jurídico.
    Karla Orozco

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