Derecho y literatura: la unión virtuosa de dos mundos
Por Aleida
Hernández Cervantes
El
mundo jurídico está inserto en un contexto amplio: el campo social. Las leyes,
la interpretación de la normatividad, la enseñanza del derecho en las
universidades y la producción del conocimiento jurídico se generan en un
contexto social del que no se puede desligar. Todo el campo jurídico está
impregnado de la cultura, el derecho es un producto cultural, es un producto de
un momento histórico determinado. En ese sentido, para entender ampliamente al
derecho como producto de una historia y un contexto determinado, es necesario
entender esa historia y ese contexto en el que se desenvuelven también sus
operadores jurídicos. Nada más natural que entenderlo a través de las artes y
las humanidades: del cine, la literatura, la filosofía, la música, la pintura,
el teatro, entre otros. Por ejemplo, si queremos entender cuál fue el contexto
social y las aspiraciones que cristalizaron en la Constitución de 1917, no sólo
habrá que leer la propia Constitución en su texto legal, sino en su contexto:
leer México Bárbaro de Jonh Kenneth, ver alguna película de Emilio Fernández
sobre la época revolucionaria, visitar y entender la obra pictórica de los
muralistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, le daría a un abogado o
abogada un panorama muy amplio de lo que significa no solo textual sino
contextualmente la Constitución de 1917, constitución que, además, fue la
primera en el mundo que consagró los derechos sociales en una texto
constitucional. Eso permite que un jurisconsult@ entienda no un texto jurídico,
sino la época y la sociedad que lo produce.
En
lo personal, no apostaría por un conocimiento
más universal, sino por un conocimiento más contextual. Trataré de
explicarme. La búsqueda por un conocimiento más universal, en muchos sentidos,
nos ha sido impuesta por Occidente, particularmente es una aspiración europea,
que se impulsó desde la Ilustración, indicando que el punto de vista de Europa, era el punto de vista universal. La forma de ver el mundo, esos ideales
universalizantes, nos fueron impuestos a lo largo de muchos siglos, al punto de
que llegamos a aspirar a lo mismo que Europa y el Norte Global.
El
reto es cómo lograr entender nuestro propio mundo, nuestras regiones, sin
olvidarnos de lo que existe más allá de nosotros. Por eso me refiero a buscar
un conocimiento más contextual: en la medida que entendamos nuestra propia
historia, cómo se han configurado nuestras sociedades latinoamericanas,
entenderemos cuáles son nuestros problemas y sus causas. De ahí empezaremos a
construir de una forma más adecuada la solución de esos problemas. Y en ello,
el campo del derecho con la diversidad de sus operadores jurídicos, tendrá
mucho qué decir. Entendiendo la historia, la economía, estudiando ampliamente
las ciencias sociales y abrevando de las artes y humanidades. Hace mucho
tiempo, como bien señalas, los abogados éramos autoridades culturales, porque
teníamos amplios conocimientos sobre historia, economía, ciencia política,
escribíamos poesía incluso. Pero entramos en una carrera hacia la
tecno-especialización que nos llevó a un profundo abismo y autismo. Fuimos desterrando
el conocimiento de lo humano, en el sentido más amplio de la expresión; creímos
que nos bastaría con saber qué decía textualmente la ley, cuando lo que hace
falta es entender, también, el contexto que la produce. Cada vez necesitamos
más humanistas y la preparación para ello, no pasa por la
super-especialización-técnica, o por lo menos, no sólo.
Desde los años setenta se ha venido desarrollando la
corriente Derecho y Literatura, tanto en países de América Latina, como Europa
y EUA. Conectar el Derecho con la Literatura (D&L) desde diversos enfoques
es una aventura académica estimulante para el pensamiento jurídico actual.
¿Cuáles son las alianzas que se establecen entre Derecho y Literatura? Las más
conocidas y desarrolladas son tres, aunque existen más:
1) El derecho de
la literatura. Legislación e interpretación judicial en torno al mundo que
rodea las letras (Derecho de la Literatura). Estudia la manera en que la ley y
la jurisprudencia abordan los fenómenos de la escritura literaria
2) Derecho como
literatura. Nos proporciona otras formas más creativas de entender el
discurso jurídico sin perder su coherencia (Derecho como Literatura), aborda el
discurso jurídico con los métodos de análisis literario; el Derecho como una
historia que se va construyendo por varias manos, por varios sujetos operadores
del derecho, como diría Ronald Dworkin.
3) El derecho en
la literatura. La posibilidad de adentrarnos a un mundo de letras no
rígido, que a los juristas nos permite entender problemas que le interesan a la
disciplina del derecho, como la justicia, el poder, los derechos humanos, el
orden social, los operadores humanos del derecho, desde un terreno más
movedizo, más flexible y por lo tanto más humano. Decía Tzvetan Todorov, que la
literatura es un laboratorio experimental de lo humano. La literatura permite
una apertura humanista hacia la diversidad de situaciones humanas que los
juristas son llevados a tratar, como diría el juez norteamericano Stephen G.
Breyer.
Es
necesario estimular el interés por conocer la historia y el derecho de una
manera relacional y social. Uno de los grandes retos, es aprender a ser buenos
técnicos del derecho con un gran bagaje cultural, es decir, que no olvidemos
que trabajamos con la vida de las personas, que nuestra materia de estudio y
trabajo es el mundo de lo humano y por ello, como dijo el gran clásico nada humano nos debe ser ajeno. La
filósofa norteamericana Martha Nussbaum en bello libro Justicia Poética, se
dirige a los juristas para insistirles en que el camino que han adoptado hacia
la formación eminentemente tecnocrática los ha convertido en autómatas del
derecho, con poca empatía para tratar los
asuntos de los demás (que son los asuntos materia de su trabajo). La autora
propone la lectura de novelas realistas para generar una empatía con el otro,
con los otros, para que eso les permita tomar mejores decisiones respecto a la
vida de los otros. Nos dice, un juez que no comprende a profundidad la vida en
las periferias, ni empatiza en algún sentido con la vida de los otros, no logra
comprender las causas que llevan a cometer los delitos, por ejemplo. Eso
repercute en decisiones automatizadas, distantes y frías en torno a los otros.
La literatura pues, sobre todo, la novela, nos dice Nussbaum, puede ser
empleada para generar en los operadores jurídicos, una sensibilidad y
conocimiento de lo humano, de una forma más profunda y empática.
Desde
mi punto de vista, la literatura y las artes nos abren muchos mundos y por ello la posibilidad de no vivir pensando
sólo a partir de un esquema rígido, de entender un poco más quiénes somos, por
qué actuamos como lo hacemos, qué causas y explicaciones profundas se esconden
detrás de la superficie de las estructuras institucionales, entre ellas el
Derecho.
Recientemente en una clase toque la idea de que para conocer al derecho más allá de las estructuras institucionales como lo menciona la autora, debemos empezar por conocernos a nosotros mismos como personas y país.
ResponderEliminarLo anterior, es que durante los estudios universitarios nos enseñan solo a recitar lo que ya esta establecido, no vemos por qué y cómo fue que se estableció y, si todavía sigue vigente. Es cierto, el derecho se desprende del contexto que lo rodea al momento de su creación; sin embargo, la mayoría de las veces somos ajenos a los hechos que generaron esas decisiones legales y actualemnte siento que no van a la par los contextos ni necesidades con las leyes. Estamos en tiempos de cambios y debemos aprender a darlos. La pandemia ya demostró que todo esta conectado y es un momento para empezar a analizar desde diferentes frentes qué es el derecho.
Después de todos nadie es ajeno al otro.
Excelente reflexión de la Dra.
Saludos.
@kcastilloac